El provocador banquete de DQS
No es que yo tenga especial simpat¨ªa por la nobleza, pero debo aplaudir el men¨² que la Duquesa de Alba (rebautizada DQS por gracia del merchandising sevillano) ha elegido para el banquete de su tercera boda. Ella, a la que como todos sabemos afectan poco las estrecheces de la crisis, bien podr¨ªa haberse dado un ba?o de emulsiones, aromas, jugos y todas esas cursiler¨ªas con que los restaurantes pretenciosos lamen los o¨ªdos de los esnobs para luego atizarles con una cuenta de m¨¢s de cien euros por persona.
Pero no. DQS ha apostado por la sobriedad. Como entrantes, los 25 invitados al banquete del palacio de Due?as tomar¨¢n dos sopas fr¨ªas t¨ªpicas espa?olas: gazpacho y ajoblanco. Despu¨¦s, su arroz favorito, con bogavante picante. En el plato fuerte, un gui?o a la vieja escuela con el solomillo Wellington, y de postre, sorbetes variados, arroz con leche y tocino de cielo.
?Un men¨² poco conectado con la vanguardia espa?ola? sin duda
?Conservador? Puede. ?Poco conectado con la vanguardia de la cocina espa?ola? Sin duda. ?Apetecible? Definitivamente s¨ª, y m¨¢s teniendo en cuenta las buenas artes culinarias que se practican en esa casa, seg¨²n apuntan los duques¨®logos. Yo dir¨ªa que, bien guisada, la selecci¨®n de platos podr¨ªa convencer a Robespierre, a Cayo Lara y hasta a alg¨²n adrianista harto de mol¨¦culas. N¨®tese que quiz¨¢ haya algo de revolucionario en la apuesta de DQS: en tiempos en los que lo correcto en cocina es la originalidad a cualquier precio, tanto clasicismo suena a provocaci¨®n.
Si comparamos el men¨² con el que se sirvi¨® en la primera boda de la noble, percibiremos adem¨¢s una loable evoluci¨®n hacia las l¨ªneas puras. En aquel convite tambi¨¦n se tom¨® gazpacho, pero lo que sigui¨® fue un festival de cocina rococ¨®: lubina a la Richelieu, langosta fr¨ªa a la parisi¨¦n, silla de ternera Orloff con guisantes a la francesa, pularda a la Lamberty, pavo gel¨¦... Eran otros tiempos, claro, pero incluso con perspectiva hist¨®rica cuesta perdonar lo del jam¨®n de York con huevo hilado.
Solo hay una cosa que echo en falta en el ¨¢gape del pr¨®ximo s¨¢bado respecto al de 1947, y es la caridad cristiana. Seg¨²n cuenta la revista Semana, "por deseo expreso de la novia" se sirvieron 1.000 comidas para los necesitados de Sevilla, y el duque don¨® medio mill¨®n de pesetas para repartir entre las bocas hambrientas de la ciudad. S¨¦ que los tiempos no est¨¢n para tanto gasto social, pero se me ocurre que un detallito sin gran coste, tipo "ponga un pobre en su mesa" al estilo Pl¨¢cido, no habr¨ªa estado mal.
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