De donuts y cristianos
- "Es m¨¢s f¨¢cil que un camello pase por el ojo de un donut que un futbolista entre en el reino de Dios".
-San Mateo
(versi¨®n adaptada a los tiempos que corren).
Ambos niegan las versiones oficiales de los hechos. David de Gea, el portero titular del Manchester United, dice que no rob¨® un donut, con un valor 57.000 veces por debajo de lo que gana a la semana. Carlos T¨¦vez, delantero del Manchester City, con un sueldo de 1.732 euros a la hora, sin excluir cuando est¨¢ durmiendo, dice que no es verdad que desobedeciera la orden de su entrenador de salir al campo a jugar los 20 ¨²ltimos minutos del partido de la Champions del mi¨¦rcoles.
Lo del joven portero espa?ol domin¨® la portada del diario The Sun el viernes, aunque puede ser que haya sido todo un malentendido, que -seg¨²n otra versi¨®n- De Gea se trag¨® el donut y sali¨® de la tienda sin pagar, pero solo porque se hab¨ªa dejado el dinero en el coche y ten¨ªa toda la intenci¨®n de volver. De cualquier modo, ya que la vida no siempre es justa y los fans son la especie m¨¢s despiadada del planeta, que se vaya preparando el chico: lo del donut le perseguir¨¢ el resto de su carrera.
Lo extraordinario es que los futbolistas sean tan humildes. Con lo que aguantan...
El supuesto episodio pastelero servir¨¢ tambi¨¦n para alimentar la percepci¨®n, ampliamente compartida, de que los futbolistas profesionales son tontos, arrogantes y malcriados. En el caso de T¨¦vez, no hay adjetivos suficientes en el diccionario para calificar su comportamiento. Como era de esperar, se utiliz¨® al argentino como pretexto para denunciar al mundo del f¨²tbol en general. "T¨¦vez no es el problema, T¨¦vez es el s¨ªntoma", clamaba el Times de Londres; "el f¨²tbol est¨¢ podrido".
Es tentador ir por ese camino: T¨¦vez es un tarado. Por lo tanto, todos los futbolistas son unos tarados. Pero quiz¨¢ lo sorprendente sea que muchos m¨¢s de los j¨®venes millonarios que juegan en las grandes Ligas no se comporten como T¨¦vez y no hagan tonter¨ªas como en la que dicen que cay¨® De Gea. Porque la realidad es que la gran mayor¨ªa se comporta con admirable profesionalismo y discreci¨®n. Aunque pasen de los 19 a los 20 a?os a ganar de cero a dos, tres, cuatro, diez millones de euros, no se convierten de la noche a la ma?ana como ser¨ªa natural en unos gamberros.
Lo extraordinario es que sean tan humildes y tan buenas personas. Especialmente, con lo que muchos aguantan. Tomemos el caso de Cristiano Ronaldo, que tiene que soportar a miles de imb¨¦ciles core¨¢ndole durante 90 minutos: "?Ese portugu¨¦s qu¨¦ hijoputa es!". ?l lo resiste, no se dirige a sus agresores; no salta a las gradas a repartir patadas de kung-fu.
S¨ª, es verdad. Hubo el caso de la famosa peineta que le hizo Cristiano a unos seguidores del Racing. Se arm¨® un esc¨¢ndalo. En los medios propusieron que se le multara. ?Qu¨¦ hipocres¨ªa! ?Cu¨¢ntos lectores de este diario no habr¨ªan respondido de manera mucho peor en circunstancias similares? No. La peineta de Cristiano fue un gesto que demostr¨®, ante todo, un admirable autocontrol ante una provocaci¨®n m¨¢xima.
El crack del Madrid tiene sus detallitos chulescos, eso tambi¨¦n es verdad. Pero lo raro ser¨ªa que no los tuviera. Y m¨¢s raro, y m¨¢s admirable, es a¨²n que casi todos los futbolistas, sin excluir a Cristiano, pero s¨ª excluyendo a T¨¦vez, son unos buenos chicos que no han sido visiblemente desquiciados por el dinero, la presi¨®n, la fama y las estupideces que muchas veces decimos sobre ellos en los medios de comunicaci¨®n.
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