Tori Amos, una pecadora al piano
Pocas horas despu¨¦s de este encuentro promocional en Londres con Tori Amos, se hallaba muerta a Amy Winehouse en su casa. Es una pena no haber podido recabar la impresi¨®n de la pianista y cantante sobre la p¨¦rdida de una de las mujeres llamadas a renovar generacionalmente la industria. Pero, casi premonitoriamente, minutos antes del encuentro, el m¨¢nager de toda la vida de Tori Amos (Newton, Carolina del Norte, 1963), el simp¨¢tico y gordinfl¨®n John Witherspoon, reflexionaba en voz alta: "Prefiero no dar nombres, pero, cr¨¦eme, la mayor¨ªa de chavales que se creen lo m¨¢ximo habiendo sacado apenas un disco son infinitamente m¨¢s duros de sobrellevar que artistas como Tori Amos. Llevo con ella m¨¢s de dos d¨¦cadas, desde sus inicios, y te juro que jam¨¢s me ha dado un problema. Nunca he tenido que sacarla resacosa y medio dormida de una habitaci¨®n de hotel, ni soportar las ¨ªnfulas que en el rock han acabado con muchas carreras antes de que realmente despegaran". Lo dice mientras muestra en su ordenador una selecci¨®n de fotos promocionales que se ha tomado la cantante estadounidense junto a su hija Natashya, de 11 a?os, al sur de Irlanda, uno de los escenarios reales e imaginarios de su duod¨¦cimo disco de estudio, Night of hunters.
"La mayor¨ªa de los chavales que se creen lo m¨¢s habiendo sacado un disco son infinitamente m¨¢s duros de sobrellevar que ella"
"El erotismo en la mujer se ha entendido como algo blasfemo y distorsionador. ?No! Todas tenemos derecho a sentirnos sexis"
"No siento como un error el haber expuesto en una canci¨®n que fui violada, pero con los a?os te agotas de responder sobre ello. La ¨²nica respuesta es seguir viviendo"
Cuesta creer que la madre protectora que juega a los disfraces medievales con esa ni?a maquillada de zorrito (y que se estrena como cantante acompa?¨¢ndola en este ¨¢lbum) sea la misma que en 1991 rompi¨® con el canon de solista femenina en el pop. El esp¨ªritu combativo a¨²n reluce tras esa melena de fuego y sus ojos de cristal, pero las tormentas que le llevaron a exponer en carne viva sus traumas personales parecen haberse calmado. Tras su renovada aura de suma sacerdotisa se revela una mujer que disfruta compartiendo impresiones m¨¢s que largando el discurso promocional de turno.
El de este disco intenta resumirlo como sigue: "Se acab¨® mi contrato con mi anterior discogr¨¢fica. Yo pensaba aprovechar para centrarme en mis conciertos y en la adaptaci¨®n musical que estoy preparando de The light princess para el Royal National Theatre [que, se supone, ver¨¢ la luz en 2012]. Pero apareci¨® Deutsche Grammophon con una oferta que no pude rechazar: grabar un ciclo de canciones del siglo XXI inspirado en cl¨¢sicos de hasta 400 a?os de antig¨¹edad".
Se volvi¨® loca. Se puso a estudiar la obra de esos t¨®temes, empezando por el Winterreise, de Schubert. Y siguiendo por Bach, Chopin, Debussy, Satie o Granados. A todos ellos les ha tomado prestadas piezas para construir una leyenda propia, cuajada de mitos irlandeses y alegor¨ªas ancestrales. "?Sab¨ªas que Granados muri¨® ahogado? Yo no lo supe hasta que ten¨ªa casi terminada una canci¨®n basada en una de sus danzas espa?olas. Es curioso, porque en ella relato el viaje de mis protagonistas, un hombre y una mujer, que viajan del Viejo Mundo al Nuevo Mundo en barco". Con esos amantes como hilo conductor y un envoltorio musical no siempre f¨¢cil, Amos reflexiona sobre "la velocidad excesiva que nos arrastra hoy d¨ªa, las fuerzas oscuras que quieren controlar la Tierra o la dualidad intercambiable de cazadores y presas. Todos encarnamos un rol u otro seg¨²n la ocasi¨®n".
Un nuevo reto art¨ªstico que le oblig¨® a ella tambi¨¦n, una vez m¨¢s, a enfrentarse a su otro yo; a aquella ni?a virtuosa que ingres¨® con 5 a?os en el conservatorio de Baltimore (la persona m¨¢s joven hasta la fecha) y que fue expulsada a los 11 por indomable. Sus primeros discos han dado expl¨ªcita cuenta de su complicada infancia en una familia metodista. Mientras su padre pastor y sus colegas te¨®logos discut¨ªan en el piso de abajo sobre la luz divina, ella descubr¨ªa su propia "luz divina" masturb¨¢ndose en su habitaci¨®n. Su madre, de descendencia cherokee, trabajaba en una tienda de discos y alent¨® su formaci¨®n musical. Aunque, cuando desaparec¨ªan sus progenitores de casa, aparcaba las partituras de Sonrisas y l¨¢grimas y Oklahoma! y le daba a Little Richard y los Rolling Stones. "Yo lo que quer¨ªa era fugarme con John Lennon y entregarle mi virginidad a Robert Plant", se r¨ªe. "En cambio, lo que hac¨ªa era soportar los r¨ªgidos discursos de mi abuela sobre los horrores que esperaban en el infierno a las mujeres que se entregaban sexualmente". Curiosamente, es su padre quien a¨²n hoy gestiona los derechos editoriales de sus canciones, "aunque muchas veces me diga: 'Por Dios, hija, ?c¨®mo cantas esto?".
La defensa de la sexualidad femenina es uno de sus caballos de batalla. Con el Evangelio ap¨®crifo de Mar¨ªa Magdalena como lectura de cabecera, defiende la "espiritualidad er¨®tica". "Cuando viajo por el mundo, veo que la mayor¨ªa de las mujeres a¨²n mantienen una relaci¨®n complicada con su propio sexo. El cristianismo y sus voces autorizadas han ejercido, y seguir¨¢n ejerciendo, de figuras castrantes para nosotras. El erotismo se ha entendido como algo blasfemo y distorsionador: se ha derivado la cultura del deseo a formas muy extra?as, desde asumir tu papel de v¨ªctima hasta entenderlo como vampirismo emocional. ?No! Todas tenemos derecho a sentirnos sexis y rom¨¢nticas".
No alude a ello de una manera directa, pero de fondo est¨¢ la violaci¨®n que ella misma sufri¨® con 22 a?os por parte de un tipo que acudi¨® a uno de sus conciertos y que cercen¨® su propia vida sexual posterior. Lo cant¨® en uno de los turbulentos temas de Little earthquakes, el debut como solista que la trajo a un primer plano del rock alternativo. "No siento como un error haberlo expuesto en una canci¨®n, pero a lo largo de los a?os te agotas de responder a preguntas relacionadas con ello. Mi ¨²nica respuesta ha sido seguir viviendo", dice, sin querer ahondar m¨¢s en el tema. Hablar sobre las consecuencias traum¨¢ticas en sus relaciones de pareja de aquella experiencia le vali¨® que su novio de entonces, el productor Eric Rose, acabara por abandonarla. Hoy, casada desde hace 13 a?os con otro productor, su compromiso con RAINN, la asociaci¨®n que fund¨® para las v¨ªctimas de abusos sexuales, es m¨¢s elocuente que cualquier comentario.
en sus m¨²ltiples reconversiones, Tori Amos ha ejercido tambi¨¦n como icono at¨ªpico. El mundo de la moda la ha tentado en diversas ocasiones, sin suscitar un inter¨¦s particular m¨¢s all¨¢ de alguna colaboraci¨®n. En 2005 la vimos a un piano de cola interpretando versos dedicados a Salom¨®n mientras las modelos de Viktor & Rolf desfilaban, literalmente, con la almohada pegada. Ella se r¨ªe solo de recordarlo. "Lo hice por consejo de mi estilista, Karen Binns, y me divirti¨® much¨ªsimo, pero jam¨¢s me he considerado particularmente fashionista. De hecho, recuerdo una serie de conciertos que hice en clubes, en 1998, en los que sal¨ªa a actuar como si estuviera en el sal¨®n de mi casa, en vaqueros y camiseta. Karen me ech¨® la bronca: '?Nena, he venido a ver tu show y yo voy mejor vestida que t¨²! En el futuro, cuando veas las fotos de estos conciertos te vas a mortificar'. ?Y sabes qu¨¦? Ten¨ªa raz¨®n".
Lo cierto es que hubo un tiempo en el que Tori Amos s¨ª actuaba para gente en el sal¨®n de su casa, cuando se mud¨® a Los ?ngeles, en 1984, en busca de una vida que la sacara del restringido circuito de clubes del Estado de Washington, donde viv¨ªa. Sus primeros buenos amigos en la ciudad de los sue?os rotos fueron el bater¨ªa Matt Sorum (que acabar¨ªa tocando en Guns N' Roses); el actual juez de American idol, Randy Jackson, y Narada Michael Walden (productor de Freeway of love, de Aretha Franklin, o I wanna dance with somebody, de Whitney Houston). "Nos pas¨¢bamos el d¨ªa tocando unos con otros, a ver qu¨¦ iba saliendo". Era la ¨¦poca del hair rock (un estilo derivado del glam y el metal en el que se afilian grupos como M?tley Cr¨¹e, W.A.S.P. o Twisted Sister), que la propia cantante, entre risas, reconoce como uno de sus peores momentos est¨¦ticos. "Compraba la ropa en Retail Slut [emblem¨¢tica tienda punk de Melrose Avenue] y siempre llevaba un bote de laca en mi coche. Al menos cuatro veces al d¨ªa, ten¨ªas que usarla para asegurarte de mantener un volumen de pelo descomunal".
El fracaso de su propia banda de tecnopop, Y Kant Tori Read, no impidi¨® que Atlantic Records apostara por su lanzamiento en solitario a principios de los noventa. Por entonces, Tori ya era amiga de la mitad de los m¨²sicos de Los ?ngeles (acabar¨ªa teniendo un romance con Trent Reznor). A un colega suyo fan¨¢tico de los c¨®mics se le ocurri¨® enviar una casete con la maqueta de sus primeras canciones en solitario a Neil Gaiman, por entonces enfrascado en su m¨ªtica serie Sandman. "?Se la mand¨® sin decirme nada! Cuando le conoc¨ª personalmente, me mor¨ªa de verg¨¹enza. Y me dijo: 'Oye, creo que deber¨ªas dedicarte a la m¨²sica, en serio, podr¨ªas hacer carrera con ello'. Ahora es mi hermano del alma. Es el padrino de mi hija [de hecho, le escribi¨® un cuento al nacer, que ha publicado, Blueberry girl]".
El propio Gaiman y aquel amigo "traidor" se convirtieron en promotores de un proyecto inaudito hasta entonces, la confecci¨®n de un c¨®mic, Tattoo, publicado en 2008, donde participaron 80 autores diferentes, basado en el cancionero de Amos, con ella convertida en superhero¨ªna de la era posfeminista. "A¨²n hoy no s¨¦ c¨®mo tomarme aquel proyecto. Soy consciente de que yo he explorado m¨²ltiples caras de mi personalidad a lo largo de estas casi tres d¨¦cadas de carrera, pero no sabr¨ªa dar una imagen concluyente de m¨ª misma. Puede que, despu¨¦s de todo, no seamos m¨¢s que lo que ven los dem¨¢s en nosotros. S¨ª, esa es, posiblemente, mi m¨¢xima intenci¨®n con mis canciones: animarnos a buscar en nosotros mismos para propiciar que los dem¨¢s realmente nos encuentren", dice en un tono pausado, como quien acaba de tener una revelaci¨®n, justo antes de concluir la entrevista. Y se levanta, parsimoniosa, y se dirige a un tocador donde la espera su peluquero. Despu¨¦s de todo, hasta las sacerdotisas necesitan acicalarse a cada rato.
'Night of hunters' est¨¢ editado por Universal.
La generaci¨®n indomable
Tras la sobredosis 'tecnopop' de los ochenta, los cazatalentos se volcaron en la dif¨ªcil tarea de embotellar otra f¨®rmula, la de las cantautoras solistas. SARAH McLACHLAN acabar¨ªa por aglutinar a muchas en la gira 'solo para chicas' Lilith Fair. Tras recuperarse de una depresi¨®n, SHERYL CROW se hizo millonaria cantando 'All I wanna do'. Madonna apost¨® por el exotismo de ME'SHELL NDEGEOCELLO para su sello Maverick, donde tambi¨¦n milit¨® ALANIS MORISSETTE, que ech¨® cierre al 'grunge' con 'Jagged little pill', el ¨¢lbum de una debutante m¨¢s vendido de la historia: 33 millones de copias.
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