Misi¨®n 20-N
"Acabo de llegar, todav¨ªa estoy animado". As¨ª de sarc¨¢stico respond¨ªa un hist¨®rico dirigente socialista madrile?o ayer, al atravesar el portal¨®n de la conferencia pol¨ªtica del PSOE. Al final de la ma?ana, en un corrillo semiprivado que se convirti¨® en un masivo briefing, un estilizado Jos¨¦ Blanco, que ha perdido seis kilos en un mes gracias a su particular dieta Dukan, se mostraba no solo animado, casi contento. Desde luego no era la imagen deca¨ªda, sin garra ni ilusi¨®n que transmiten muchos dirigentes socialistas estas semanas, incluidos algunos ministros del Gobierno hasta en reuniones oficiales.
?C¨®mo es posible que est¨¦s as¨ª, con la debacle que os va a caer? Se le planteaba a Blanco. "Ser¨¢ una misi¨®n dif¨ªcil pero no imposible". "No van a arrasar". "Si en el PP dan por descontado que esto va a ser un paseo no se enteran de nada". ?Vive Blanco en una ilusi¨®n? Puede ser, pero no ser¨ªa la primera vez que su olfato y sus encuestas destrozan al final los negros vaticinios de los que auguran el batacazo antes de comenzar el partido.
"Queda mucho tiempo". "Un mes y medio es mucho tiempo". Coinciden varios barones socialistas con suficientes batallas a sus espaldas. Para las elecciones del 20-N queda efectivamente un mes y dieciocho d¨ªas. Blanco no escud¨® su optimismo ¨²nicamente en lo que le sucedi¨® a Felipe Gonz¨¢lez en las generales de 1996, cuando recort¨® una distancia similar y se qued¨® solo a 300.000 votos de una nueva victoria frente a Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar. Blanco tambi¨¦n sabe muy bien lo que le sucedi¨® a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero en 2004, cuando aquella lista encabezada por Mariano Rajoy pero sepultada por la sombra y la gesti¨®n final de Aznar, part¨ªa tambi¨¦n con una clara desventaja y lleg¨® al inicio de la campa?a ya un punto por encima antes incluso del tenebroso atentado del 11-M. Luego ocurri¨® la matanza. Pero lo que sostienen en el PSOE es que el vuelco ya hab¨ªa empezado antes y, sobre todo, que el hundimiento del t¨¢ndem Rajoy-Aznar fue culpa de c¨®mo se comportaron esos d¨ªas, no de la masacre.
Ese argumento le vale al PSOE para destacar que todo, desgracias, crisis y hasta la disoluci¨®n de ETA, se puede gestionar bien o mal. Un acontecimiento de esa relevancia puede ser una oportunidad o el desastre.
Pero la gran misi¨®n del PSOE el 20-N es por ahora dar al menos la batalla. El candidato lo sabe y su lugarteniente en el partido, Blanco, tambi¨¦n. La virtud de la conferencia pol¨ªtica de este fin de semana es esa. Por un lado, agitar a los alica¨ªdos cuadros y a la desenga?ada militancia, para acelerar un poco a un partido bastante desmovilizado ante la generalizada sensaci¨®n de hundimiento. Por ah¨ª se entiende la airada intervenci¨®n del viernes de Felipe Gonz¨¢lez y le seguir¨¢ la senda hoy el propio Rubalcaba.
Por otro lado, y este aspecto tambi¨¦n es relevante, la convenci¨®n dise?ada para el mayor lucimiento del estilo Rubalcaba pretend¨ªa situar asuntos clave y de fondo en el centro de la agenda pol¨ªtica. Tomar la delantera. Hablar de impuestos, de sanidad, de educaci¨®n, de democracia, de paridad. Y forzar al PP a entrar y mojarse en asuntos que ahora mismo no le convienen, porque tendr¨ªa que adelantar posiciones electoralmente complicadas.
Va a ser una campa?a distinta. Por el perfil de los dos principales candidatos y por el momento cr¨ªtico del pa¨ªs, que a¨²n no se sabe ad¨®nde puede llegar. Por eso en el equipo de Rubalcaba quieren pensar que todav¨ªa tienen una opci¨®n si los cabreados exvotantes socialistas se contentan con el castigo infligido en mayo y reaccionan a la omnipresencia del poder popular. Quieren creer que los electores, esta vez, no quieren artificios. Que quieren saber de verdad qu¨¦ propone cada uno y c¨®mo lo financiar¨¢.
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