Ignorancia sobre ruedas

Jorge Lorenzo o Dani Pedrosa son desde luego grandes pilotos, pero cada vez que abren la boca para hablar sobre Fukushima y la radiaci¨®n meten la pata. Y la meten hasta el fondo, con extrema osad¨ªa y absoluta falta de pudor. El Mundial de motociclismo se celebra hoy en Motegi, Jap¨®n, a unos 120 kil¨®metros de la nuclear siniestrada. Han pasado seis meses del accidente y en esa zona no hay ni rastro de radiactividad, ni la menor duda cient¨ªfica sobre las condiciones de seguridad para correr ah¨ª. Sin embargo, Lorenzo cuenta orgulloso que se ducha con agua mineral Evian llevada directamente desde Italia y Pedrosa que piensa dejar en Jap¨®n su ropa para no volv¨¦rsela a poner. Temen tanto a la radiaci¨®n que no tienen en cuenta, a la hora de presumir de sus disparatadas f¨®rmulas, que los principales equipos del Mundial, que adem¨¢s les pagan -Yamaha y Honda-, son japoneses. E ignoran, adem¨¢s, el da?o que hacen con sus declaraciones a un pa¨ªs que ha sufrido horrores con el tsunami del pasado 11 de marzo y la posterior crisis nuclear.

La energ¨ªa nuclear puede ser discutible, como puede serlo la gesti¨®n del desastre de Fukushima, que a¨²n no est¨¢ controlado del todo. Pero nada de todo esto justifica el alarmismo infundado (casi superstici¨®n) de estos chicos, que han decidido ignorar cualquier consejo cient¨ªfico.

El Foro Nuclear llev¨® a unos cuantos pilotos a la nuclear de Cofrentes, en Valencia, hace unas semanas para intentar explicarles qu¨¦ era la energ¨ªa nuclear. Con poco ¨¦xito. "El otro d¨ªa tuvo que desechar una coca-cola porque era japonesa", han contado a este diario miembros del equipo de Lorenzo, un campe¨®n del mundo demasiado timorato.

Con sus comentarios, estos prodigiosos -y millonarios- deportistas de ¨¦lite manifiestan una ignorancia que sonroja. ?Qu¨¦ pensar¨ªamos si los pilotos de f¨®rmula 1 temieran correr en Jerez por el miedo a los vertidos de la r¨ªa de Huelva? ?O que Cristiano Ronaldo se opusiera a jugar en Madrid por la boina de contaminaci¨®n? El miedo es libre y Lorenzo y compa?¨ªa est¨¢n en su derecho de tenerlo, y de no ir a Jap¨®n si creen que ellos saben m¨¢s que los cient¨ªficos. Pero deber¨ªan cuidar sus palabras y, si finalmente han ido, hacer lo que saben hacer: pilotar. Y peor para ellos si se pierden el exquisito sushi japon¨¦s.