Medidas de corte islamista ahogan el Estambul bohemio
Se han prohibido terrazas y actuaciones callejeras - Las autoridades explican que est¨¢n ordenando el barrio
"?Est¨¢ abierto?", pregunta una cabellera rubia a trav¨¦s de la puerta de la calle. "Adelante, si¨¦ntense donde quieran" responde el camarero. Todas las mesas est¨¢n vac¨ªas. Los j¨®venes entran extra?ados al interior oscuro y silencioso. Hab¨ªan llegado al Badehane, uno de los templos de la m¨²sica balc¨¢nica m¨¢s conocidos del distrito de Beyoglu, siguiendo los art¨ªculos de The New York Times. Lo que el diario hab¨ªa calificado como la "casa del jazz gitano" en el Soho de Estambul, no es ahora m¨¢s que un bar triste y sin alma. A lo largo de la calle la escena se repite: mesas vac¨ªas y camareros ociosos. ?Qu¨¦ ha pasado para que el barrio m¨¢s efervescente de una ciudad de 15 millones de habitantes se encuentre desierto un domingo por la tarde?
Todo empez¨® a mediados del verano. La polic¨ªa municipal, sin previo aviso, empez¨® a retirar las terrazas de los numerosos caf¨¦s y pubs de la zona. Al principio se cre¨ªa que era una medida disuasoria para evitar que la gente bebiera en la calle durante el Ramad¨¢n, pero las mesas siguen en los dep¨®sitos municipales mientras el barrio se apaga poco a poco.
Muchos piensan que las medidas son de corte religioso, islamista. La famosa agenda oculta del actual partido en el poder en Turqu¨ªa, el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP). El a?o pasado, el Ayuntamiento prohibi¨® que las terrazas tuvieran asientos dobles, para evitar que hombres y mujeres se sentaran juntos. "Y en agosto nos prohibieron actuar en la calle. A los m¨²sicos les requisan los instrumentos y a nosotros nos amenazaron con multas", dice Deniz Ureyil, que actuaba regularmente en las calles de Beyoglu con su grupo de mimos.
"Abr¨ª el bar hace casi 20 a?os, cuando esta era una zona peligrosa y abandonada por las autoridades. Al gobierno local le ha costado mucho tiempo convertirla en una zona respetable y tur¨ªstica, por eso no entiendo por qu¨¦ quieren estrangularnos", se queja Baden Uygun, due?a del Badehane, que cada mes pagaba religiosamente a la municipalidad 1.400 liras turcas -unos 700 euros- por las 14 mesas de la terraza del bar.
Ilhahim Akpinar, due?o de un restaurante de pescado, cuenta que ha tenido que despedir a tres empleados para poder pagar el alquiler del local. "Me han quitado las cuatro mesas que ten¨ªa fuera que era el ¨²nico sitio donde mis clientes pod¨ªan beber y disfrutar de un cigarro. Primero el gobierno nos prohibi¨® el humo en los bares, ahora nos proh¨ªbe las terrazas. No lo entiendo, para m¨ª esto es un asunto pol¨ªtico. Quieren convertirnos en Ir¨¢n", explica.
Sin embargo, la explicaci¨®n oficial es otra. El barrio carece de un plano de ordenaci¨®n y las terrazas hab¨ªan crecido tanto que hac¨ªan insoportable el tr¨¢nsito de veh¨ªculos, algo peligroso en caso de una emergencia. Seg¨²n la municipalidad, a lo largo de 2010 recibi¨® 1066 quejas de vecinos por la saturaci¨®n de las calles y el ruido. Pero hay quien asegura que fue el coche del primer ministro, Tayyip Erdogan, el que se qued¨® atascado en una de las calles al inicio del Ramad¨¢n.
Algunos opinan que el Gobierno turco busca yugular un barrio que durante 20 a?os ha sido refugio de izquierdistas, artistas, asociaciones de gays y lesbianas, caf¨¦s literarios. Toda esa Turqu¨ªa que se siente parte de Europa y que no ve con simpat¨ªas a su actual Gobierno.
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