El hombre que invent¨® la danza moderna
Un paseo por la obra sin obra de Sergu¨¦i Di¨¢ghilev, el genial creador de los revolucionarios Ballets Rusos
Polifac¨¦tico, culto y ¨¢vido de todo tipo de descubrimientos; cosmopolita, visionario y epic¨²reo, convirti¨® en realidad conceptos que a¨²n no hab¨ªan sido acu?ados como arte total y multidisciplinario. Sergu¨¦i Di¨¢ghilev (Selistchev N¨®vgorod, 1872-Venecia, 1929), el creador de los famosos Ballets Rusos, revolucion¨® el mundo de la danza y contribuy¨® a forjar la nueva definici¨®n de obra de arte, que poco m¨¢s tarde propugnar¨ªan las primeras vanguardias.
Su breve pero intensa vida, indisolublemente unida a la de su compa?¨ªa, protagoniza la exposici¨®n Los Ballets Rusos de Di¨¢ghilev 1909-1929. Cuando el arte baila con la m¨²sica, que se inaugur¨® anoche en CaixaForum de Barcelona, donde recala con algunas variantes y material in¨¦dito tras el gran ¨¦xito alcanzado en su estreno en el Victoria & Albert Museum de Londres.
"Soy como vos. No hago nada, pero soy indispensable", le dijo a Alfonso XIII
V¨¢stago de una familia adinerada, Di¨¢ghilev ten¨ªa asegurado un lugar directivo en los Teatros Imperiales Rusos. Sin embargo, su af¨¢n innovador le impuls¨® a formar una compa?¨ªa con el objetivo de dar a conocer en Europa la vitalidad art¨ªstica de la Rusia moderna, adem¨¢s de reivindicar la importancia y autonom¨ªa creativa del ballet. A lo largo de dos d¨¦cadas, Di¨¢ghilev pis¨® los mejores teatros del mundo levantando pasiones encontradas y cosechando grandes ¨¦xitos, pero cuando muri¨® en 1929, a los 57 a?os, estaba completamente arruinado, hasta el punto de que Coco Chanel tuvo que pagar su entierro.
"Era un hombre con capacidad de liderazgo. Descubri¨® a grandes compositores, empezando por Stravinski, y supo aprovechar tambi¨¦n las controversias y pol¨¦micas que cada nueva obra suya generaba", explica la comisaria de la muestra, Jane Pritchard, conservadora del Victoria & Albert, que posee un gran fondo de obras relacionadas con el tema. La muestra, abierta hasta el 15 de enero, se ver¨¢ en CaixaForum Madrid a partir de febrero.
Di¨¢ghilev fue el primero en otorgar a los hombres un papel central en el ballet. Sab¨ªa c¨®mo introducir en la representaci¨®n elementos familiares para establecer una empat¨ªa con el p¨²blico y prepararle para los cambios radicales, que se plasmaban en sus colaboraciones con artistas como Matisse, Picasso, Larionov, Goncharova o Cocteau, y m¨²sicos como Ravel, Falla y Prokofiev.
No todas eran alabanzas. Cuando Mir¨® y Max Ernst crearon el decorado y el vestuario para su Romeo y Julieta, Andr¨¨ Bret¨®n escribi¨® un panfleto indignado acus¨¢ndoles de "degradar la idea del surrealismo". Los trajes que dise?¨® De Chirico para Le Bal, que convert¨ªan los int¨¦rpretes en detalles arquitect¨®nicos de una danza macabra, tambi¨¦n levantaron muchas cr¨ªticas. Sin embargo, nada fue tan conceptual y formalmente radical como la Consagraci¨®n de la primavera de 1913. Algunas de sus funciones se pudieron llevar a cabo solo con la protecci¨®n de la polic¨ªa en la sala, pero los ritmos asim¨¦tricos de la partitura de Stravinski y los movimientos ins¨®litos de Vaslav Nijinski, que lleg¨® a simular una masturbaci¨®n en escena, supusieron un punto de no retorno.
Su extraordinaria capacidad de involucrar en sus proyectos a las mentes m¨¢s brillantes de su ¨¦poca en todos los ¨¢mbitos creativos se resume en una an¨¦cdota protagonizada por el rey Alfonso XIII, su gran admirador. Este le pregunt¨® qu¨¦ era exactamente lo que hac¨ªa, ya que ni compon¨ªa, ni tocaba, ni bailaba, a lo que Di¨¢ghilev respondi¨®: "Soy como vos, majestad. No hago nada, pero soy indispensable".
El montaje expositivo, que incluye fotograf¨ªas, dibujos, bocetos y maquetas, utiliza los espectaculares trajes como elemento primordial de la innovaci¨®n e hilo conductor de un recorrido, impregnado de la figura de Nijinski, el genial bailar¨ªn y core¨®grafo, que fue amante de Di¨¢ghilev y protagoniz¨® sus producciones m¨¢s destacadas. La par¨¢bola de Nijinski y las revelaciones que aparecieron a?os despu¨¦s de la muerte del empresario en un diario del artista ilustran el lado m¨¢s oscuro y escabroso de un personaje liberado, que nunca hizo secreto de su homosexualidad. "Sus preferencias sexuales no interfirieron con su trabajo", asegura la comisaria, aunque se sabe que sol¨ªa mantener relaciones ¨ªntimas con muchos de sus colaboradores: cuando supo que Nijinski se hab¨ªa casado en Argentina durante una gira, le despidi¨® fulminantemente.
En la muestra de Barcelona se exhibe por primera vez un fragmento in¨¦dito de 60 segundos, grabado de forma clandestina durante una actuaci¨®n de los Ballets en la XV F¨ºte des Narcisses, en Montreaux (Suiza). La filmaci¨®n, reci¨¦n descubierta, podr¨ªa ser una de las pocas existentes, ya que, aunque algunos de sus bailarines actuaron en pel¨ªculas de la ¨¦poca, Di¨¢ghilev incluy¨® siempre en sus contratos una cla¨²sula que imped¨ªa expresamente la grabaci¨®n de sus representaciones. El motivo de tal negativa, sorprendente en alguien con un marcado sentido de los negocios, era porque cre¨ªa que la magia de sus producciones se perder¨ªa sin sonido ni color. "Sus vestuarios y decorados, muy variados y llenos de colores, mezclaban las tendencias de vanguardia con la herencia del arte folcl¨®rico ruso. Cuidaba personalmente todos los detalles", indica Pritchard, recordando que cort¨® con una tijera el traje de Alicia Markova en El canto del ruise?or de Balanchine, y cuando la bailarina se quej¨® por sentirse desnuda le aconsej¨® llevar guantes.
El apartado dedicado a la relaci¨®n de los Ballets Rusos con Espa?a est¨¢ dominado por los trajes cubistas que Picasso realiz¨® en 1917 para Parade, con m¨²sica de Erik Satie, quien por primera vez introdujo en una partitura para ballet sonidos tan ins¨®litos como el disparo de una pistola, el comp¨¢s de una m¨¢quina de escribir o la sirena de un barco. "En aquellos a?os la compa?¨ªa segu¨ªa una especie de rutina: utilizaba Montecarlo como base invernal para planificar las producciones, Par¨ªs para los estrenos y Londres para alcanzar una estabilidad financiera. Durante la I Guerra Mundial se refugi¨® en Espa?a y cuando se firm¨® la paz continu¨® viniendo, a menudo para empezar la nueva gira", explica la comisaria. Un montaje audiovisual ilustra la pasi¨®n de Di¨¢ghilev por Espa?a y sus colaboraciones con artistas espa?oles, que aumentaron a partir de que Josep Mar¨ªa Sert, cuya esposa era de origen ruso, dise?¨® un decorado.
Babelia
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