San Para M¨ª

Hace meses, un amigo me hablaba muy bien de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba. Ve¨ªa en ¨¦l a un candidato firme. S¨ª, le dije, sin duda es un pol¨ªtico correoso y su iron¨ªa espabila a muchos votantes. Pero la percepci¨®n de la ciudadan¨ªa es de hast¨ªo, de hartaz¨®n. Alguien tiene la culpa de lo que nos pasa y el Gabinete central, tan lejano, parece un buen aspirante para cargar con los yerros.

?Y el Gobierno auton¨®mico? Aqu¨ª, la impresi¨®n com¨²n es la de que el mal viene de Moncloa. Con habilidad, el Partido Popular ha desacreditado al PSOE: muchos votantes se han dejado convencer. Es como si el PP no hubiera estado al frente del Consell, como si la deuda de las instituciones auton¨®micas o locales hubiera que achac¨¢rsela a los socialistas madrile?os, tan cicateros; como si el PSPV solo fuera una sucursal de antipatriotas.

Admitamos el rencor que el PSOE pueda despertar, admitamos los numerosos errores que han cometido los socialistas valencianos, admitamos pulpo como animal de compa?¨ªa. ?Acaso los populares est¨¢n libres de pecado? Sorprende la piedad con que la ciudadan¨ªa juzga a los pol¨ªticos manirrotos o encausados del Partido Popular; sorprende la condescendencia con que tantos perdonan la pol¨ªtica ostentosa, derrochadora y valenciana del PP. Probablemente, muchos electores no culpan a los populares porque tambi¨¦n participaron del mismo entusiasmo fatuo: que si la Copa del Am¨¦rica, que si la f¨®rmula 1, que si grandes edificios que atraer¨ªan turistas. Todos esos eventos que ahora son lastre aumentaban la vanidad y la expectativa.

Que el PP de Alberto Fabra emprenda recortes podr¨¢ verse como un remedio. Por fin un hombre cuerdo, exclamar¨¢n muchos. Pero si el nuevo presidente es un tipo moderado y razonable, ?entonces a qui¨¦n ten¨ªamos al frente del Consell? Francisco Camps no era un individuo delirante instalado en el extrav¨ªo. Camps era el gu¨ªa del PP, el ep¨ªtome de los populares y afines, el espejo de su jactancia. La consecuencia es desconcertante: cuando hab¨ªa que ser fanfarrones, con Eduardo Zaplana y con Francisco Camps, el PP de la Comunidad Valenciana ganaba con desahogo; cuando hay que ser sensatos, el PP sigue ganando. Pero durante estos ¨²ltimos a?os los populares no han gobernado juiciosamente. Sus dirigentes, tan envanecidos, han emprendido pol¨ªticas antiliberales o algo peor: pol¨ªticas de despilfarro y de intervenci¨®n, de control incluso desp¨®tico. Con palabrer¨ªa y engreimiento, algunos se han colocado y nos han descolocado.

Empresarios y proveedores, esc¨²chenme. Cuando vayan a votar, preg¨²ntense qui¨¦n les debe lo suyo. No miren hacia fuera ni esperen milagros. Los p¨ªcaros y los pecadores est¨¢n aqu¨ª. Los descubrir¨¢n porque siempre gobiernan culpando y rezando: San Para M¨ª, pan para m¨ª, que los santos no comen.

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