El poder y los d¨ªas
Han transcurrido ya m¨¢s de cien d¨ªas desde que Bildu se hiciera con el gobierno de las principales instituciones guipuzcoanas, la Diputaci¨®n y el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n. Y el balance es bien magro. En minor¨ªa en ambos gobiernos, aferrada a su soledad, que es la de sus obsesiones, e incapaz de pactar con ninguna otra fuerza pol¨ªtica para poder articular unos objetivos plausibles, Bildu parece esperar que los d¨ªas, el tiempo, le allanen el camino para que se produzca la simbiosis entre Poder y Pueblo que constituye el objetivo de su proyecto pol¨ªtico. Esquiva a la democracia representativa y defensora de un sistema de toma de decisiones de "abajo a arriba" en el que se prime la participaci¨®n popular, Bildu no se considera una fuerza pol¨ªtica m¨¢s, sino "la fuerza pol¨ªtica" en la que hallar¨ªa expresi¨®n eso que denomina el Pueblo. De ah¨ª que, encontr¨¢ndose en minor¨ªa, se permita desde?ar las decisiones que los dem¨¢s partidos, que constituyen la mayor¨ªa, aprueban en Pleno y trate de suplantarlas por las demandas que vaya a recoger en las asambleas populares que ha convocado en los "barrios y pueblos" de la ciudad. A las reuniones con los vecinos celebradas hasta ahora por el alcalde de la ciudad en cuatro barrios en los que residen decenas de miles de donostiarras asistieron un total de 272 vecinos, y el balance de lo ocurrido en ellas se mueve a veces entre lo obvio y lo risible, cuando no roza un chauvinismo de dudosa democracia.
Los d¨ªas no s¨®lo pasan - no son s¨®lo tiempo a ganar-, tambi¨¦n se construyen, y si era en esa capacidad regeneradora del tiempo, de conciliaci¨®n con la realidad, en la que se confiaba cuando se permiti¨® que Bildu accediera al poder territorial, lo menos que podemos decir es que, de momento, esas esperanzas est¨¢n resultando vanas. Quiz¨¢ el tiempo transcurrido a¨²n sea corto e insuficiente para transitar desde un sistema cerrado, y dirigido, a un sistema abierto, pero existe en lo que hasta ahora se ha denominado izquierda abertzale un problema de ra¨ªz que le va a dificultar ese necesario tr¨¢nsito, ese paso, que no lo dar¨¢ por voluntad sino por necesidad. Veamos, por ejemplo, su respuesta al discurso del lehendakari, en especial a su ya famoso dec¨¢logo. Tras considerarlo "un paso en la buena direcci¨®n", la respuesta es que queda muy por debajo de lo que el pueblo pide. ?Qu¨¦ pueblo? Hay una incompatibilidad radical entre esa invocaci¨®n un¨ªvoca al pueblo y las palabras del lehendakari en el punto primero de su dec¨¢logo: "Euskadi es una sociedad plural en sus planteamientos pol¨ªticos y diversa en las identidades de su ciudadan¨ªa...". Pero ni los d¨ªas en el poder, ni los d¨ªas hacia el poder parecen convencer a Bildu de esta premisa democr¨¢tica. Es m¨¢s, todo lo que se bildulariza retrocede a un estadio m¨ªstico. Es el tiempo de la exaltaci¨®n, si bien hay otro tiempo que transcurre implacable y acaba por poner las cosas en su sitio. Lo penoso es el precio que hay que pagar mientras tanto.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.