El nuevo
Me junto con un amigo que hace tiempo que no veo. Pedimos unas ca?as. Le veo raro, pero no me atrevo a preguntar. Mejor no preguntar. La mierda flota, ya saldr¨¢ si tiene que salir. Por fin, sale. Mi amigo, que es actor y trabaja en una serie de televisi¨®n, me confiesa que hace unos d¨ªas que nota que le miran raro por los pasillos. Dice que lo auxiliares de direcci¨®n le esquivan la mirada y ya se sabe que el que esquiva la mirada, alg¨²n secreto guarda. "Yo creo que me van a matar pronto", dice, "y no saben c¨®mo dec¨ªrmelo". Me hace gracia la situaci¨®n, esa es la verdad, pero disimulo y me esfuerzo por ser muy expresiva en mis condolencias.
Mi amigo es un actor buen¨ªsimo, aunque no es muy conocido. Este es su primer personaje fijo en una serie. Llevaba a?os haciendo personajes epis¨®dicos, de los que aparecen en uno o dos cap¨ªtulos nada m¨¢s, y era gloria bendita verlo trabajar. Hay que estar muy preparado para hacer bien esos personajes, es una de las cosas m¨¢s dif¨ªciles que hay y, curiosamente, es una de las menos valoradas. Completamente incomprensible. Hay series que, sin personajes epis¨®dicos, simplemente no existir¨ªan. Las de m¨¦dicos y las de polic¨ªas, sin ir m¨¢s lejos, tienen todo el peso en los epis¨®dicos.
Sin ¨¢nimo de desmerecer el trabajo de nadie, los personajes fijos —m¨¦dicos y polic¨ªas— no suelen tener demasiadas complicaciones actorales: llegan, preguntan, auscultan, detienen, operan y se van tranquilamente. Pero los personajes epis¨®dicos, ay madre, se cargan a las espaldas unos dramones de aqu¨ª te espero. Menuda responsabilidad: pacientes moribundos, familiares desconsolados, asesinos psic¨®patas, mujeres violadas... Todo un manual del personaje intrincado expr¨¦s.
Se merecen mis m¨¢s profundos respetos. Interpretan a personajes tremendos durante s¨®lo un par de d¨ªas, en lugares completamente nuevos para ellos y rodeados de gente a la que no conocen de nada. En cuanto llegan a trabajar, les hacen un recorrido r¨¢pido por la zona y les hacen las presentaciones oficiales a mil por hora. Mari Carmen de maquillaje, Paula de peluquer¨ªa, Manuel y Carla de vestuario y... ?zas! Casi sin que le d¨¦ tiempo a asumirlo, est¨¢ en el set de grabaci¨®n y tiene que meterse en la piel de un hombre que acaba de descubrir a su hija degollada en el sal¨®n de casa. Acci¨®n. As¨ª, a pelo. Entre toma y toma, los dem¨¢s bromean y charlan de cosas que ¨¦l no entiende, l¨®gicamente, porque ellos se conocen desde hace meses. Pero ¨¦l es el nuevo. El nuevo en un sitio en el que hay nuevos todos los d¨ªas. Hay que ser de una pasta especial y tener mucha profesi¨®n en la mochila para hacer un buen trabajo en esas circunstancias. Y mi amigo lo es. Aunque me lo maten cien veces.
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