Bandera
Cada vez se ven menos colores de la bandera nacional en las correas del reloj, en las pulseras, cinturones y solapas de la gente de extrema derecha. La bandera espa?ola va perdiendo paulatinamente su car¨¢cter de arma arrojadiza, de chuler¨ªa, desplante o provocaci¨®n. Hasta ahora, la bandera espa?ola, con toro o sin toro, con gallina o sin gallina, era exhibida por la derecha radical como s¨ªmbolo de un supuesto amor a la patria, que no exclu¨ªa una carga de odio personal, pero de un tiempo a esta parte en nuestro pa¨ªs ha sucedido un hecho singular. En la medida en que nuestros deportistas de ¨¦lite han comenzado a subir al primer caj¨®n de los podios y han obligado a que suene el himno nacional en cualquier parte del mundo mientras se iza la bandera espa?ola en el m¨¢stil, ese trapo ha comenzado a aglutinar un sentimiento colectivo entre los j¨®venes no exento de orgullo, aunque sea primario, m¨¢s all¨¢ de las ideolog¨ªas. Parece que los fachas no se sienten c¨®modos a la hora de compartir ese s¨ªmbolo con gente de izquierdas, y m¨¢s ahora en que el equipo de la selecci¨®n de f¨²tbol se llama la Roja, un color que les huele como el rabo del diablo. El milagro del deporte espa?ol era un fen¨®meno impensable hace solo unos a?os, cuando a nuestros deportistas a¨²n se les ve¨ªa el chusco bajo el brazo al salir a la cancha. Pero las prote¨ªnas que tomaron aquellos ni?os de los a?os ochenta del siglo pasado han estallado en una generaci¨®n de campeones. En Espa?a ha sido comer y empezar a ganar copas y medallas. Los deportistas espa?oles, en tenis, ciclismo, f¨²tbol, motos, coches, hockey y baloncesto han hecho m¨¢s por la unidad de Espa?a, incluso frente a los nacionalismos, que todo el flato que produce el c¨¢ntico de antiguas batallas, casi todas ganadas contra el propio pueblo. El deporte limpio purifica las pasiones m¨¢s bastardas. El caj¨®n del podio es la m¨¢xima altura moral que pueden alcanzar hoy los h¨¦roes. Por fortuna el himno nacional no tiene letra, cosa de agradecer, puesto que esos versos patri¨®ticos siempre son huecos y belicosos. Se cantan con una mano en el coraz¨®n y la mirada hacia lo alto llamando a la lucha para aplastar al enemigo, algo completamente rid¨ªculo si a continuaci¨®n, como sucede muchas veces, ese enemigo te pega una paliza en la cancha.
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