La herencia de Kioto
La conferencia de Durban debe recuperar el impulso de la lucha contra el cambio clim¨¢tico
Todo indica que se ha perdido impulso en la lucha contra el cambio clim¨¢tico, en particular en lo que se refiere a la disminuci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero. Los datos son inequ¨ªvocos: desde 1990, fecha de referencia en los acuerdos de Kioto, hasta la fecha, las emisiones han aumentado un 45%. Solo la Uni¨®n Europea est¨¢ cumpliendo con su compromiso de reducci¨®n de un 8% en 2012 y parece bien encaminada hacia su objetivo de un 20% en 2020. Pero la UE es hoy un actor menor en actividad industrial. En el resto del mundo las emisiones se han disparado. Estados Unidos, que deber¨ªa haber firmado el Protocolo de Kioto en su condici¨®n de mayor pa¨ªs emisor de gases de efecto invernadero en el momento de la firma, no lo hizo por estimar que podr¨ªa perjudicar a su econom¨ªa, y ha seguido aumentando sus emisiones. China se ha convertido en el mayor contaminador del mundo debido a su desarrollo econ¨®mico, basado en la utilizaci¨®n del carb¨®n como fuente principal de energ¨ªa.
La crisis econ¨®mica ha contribuido a la moderaci¨®n de las emisiones en los pa¨ªses desarrollados, pero tambi¨¦n ha perjudicado la convicci¨®n en el desarrollo consecuente de las energ¨ªas renovables, debido a su mayor coste a corto plazo. As¨ª, en el a?o 2010 se ha registrado un claro aumento de emisiones debido a la incipiente recuperaci¨®n y al debilitamiento de la lucha contra el cambio clim¨¢tico, olvidada en el fragor de la lucha contra la crisis. El accidente de Fukushima ha propiciado la puesta en cuesti¨®n del parque nuclear, con la consecuencia de que se est¨¢ utilizando el carb¨®n y el gas natural con m¨¢s intensidad y, por tanto, las emisiones aumentar¨¢n.
Ante este panorama, las esperanzas de una acci¨®n concertada para retomar el impulso de Kioto son muy escasas. La cumbre de Copenhague se sald¨® con un fracaso disfrazado de declaraci¨®n a favor de estabilizar el contenido de di¨®xido de carbono en la atm¨®sfera en un nivel que limitara el aumento de la temperatura global a dos grados. Pero sin compromisos concretos y vinculantes de los principales pa¨ªses, esta declaraci¨®n es papel mojado como muestra el hecho de que las emisiones han seguido aumentando de forma notable cuando el objetivo de limitaci¨®n en temperatura exigir¨ªa que las emisiones disminuyeran ya de forma significativa, y lo siguieran haciendo durante varias d¨¦cadas. No es de extra?ar que nadie espere gran cosa de la cumbre de Durban en noviembre.
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