El que acecha en el umbral
Cuando han saqueado mi casa (tres veces a lo largo de 28 a?os, y que este dato no les anime a perpetuarlo, odiosos cacos, las car¨ªsimas alarmas de Prosegur velan por mi seguridad y tambi¨¦n los eficientes y rapid¨ªsimos guardianes de la ley, esa celosa polic¨ªa que tarda veinte segundos en acudir en tu ayuda si te amenaza el peligro), mi refugio a veces compartido larga o provisionalmente, escenario que crees ajeno a la mirada y el juicio del pr¨®jimo, testigo pasivo de tus man¨ªas, tus gozos, tus sufrimientos, tu locura, tu resignaci¨®n o tus sue?os, siempre he lamentado infinitamente m¨¢s a que me robaran mis renovables pertenencias que alborotaran mis recuerdos, que profanaran im¨¢genes, fotograf¨ªas, cartas y momentos que mi memoria guardaba con celo, la sensaci¨®n de que esos hijos de puta te han violado conociendo y arrasando tus cosas m¨¢s ¨ªntimas.
MIENTRAS DUERMES
Direcci¨®n: Jaume Balaguer¨®. Int¨¦rpretes: Luis Tosar, Marta Etura, Alberto San Juan.
G¨¦nero: terror. Espa?a.
Duraci¨®n: 102 minutos.
Balaguer¨® cuenta la inquietante historia con poder¨ªo visual, sin golpes de efecto
Jaume Balaguer¨®, un director del que percibes desde sus comienzos que sabe lo que hacer con una c¨¢mara, que posee un lenguaje propio aunque los guiones sean insalvables (el primer REC es la ins¨®lita prueba de un autor solvente, de alguien que utiliza el falso documental, el tono al que han malacostumbrado a los espectadores televisivos de sucesos para contarles una historia que da miedo ) se ha encontrado con Mientras duermes un guion a la altura de sus obsesiones, con toda la complejidad, los recovecos, la apariencia amable y el fondo tenebroso de un hombre cuya profesi¨®n le permite controlar, amenazar, manipular, acumular datos, destruir progresiva o finalmente la existencia de los vecinos de una casa en la que ¨¦l sabe todo de sus vidas, de sus carencias y de sus anhelos, de su soledad y de sus ilusiones, de su plenitud y de su desamparo.
Este individuo , cuya profesi¨®n podr¨ªa calificar displicentemente de portero (no he consultado el progresista libro de estilo de los peri¨®dicos, pero seguro que la inaplazable correcci¨®n pol¨ªtica les denomina conserjes, guardianes de fincas o cualificados asistentes sociales), el hombre o la mujer que posee por l¨®gica el control sobre las llaves, las salidas y las ausencias del personal que le paga, lo que aparentan y lo que son, sus secretos y su transparencia, sus modales y sus neuras, su esplendor y su miseria, puede ser como el monstruo de Frankenstein, alguien que es malo porque es desgraciado, revenido con la tonta o coherente felicidad del pr¨®jimo, capaz de las barbaries m¨¢s sofisticadas con tal de machacar la seguridad del inseguro, de desmontar la pat¨¦tica e ilusoria compa?¨ªa de los instalados, del que se siente verdaderamente solo, la alegr¨ªa de la tonta buena, guapa, confortada y luminosa vecina que siempre lo ha tenido f¨¢cil. Es el temible rencor contra todo y contra todos del amargado biol¨®gico, del sic¨®pata con medios sicol¨®gicos para perpetrar su venganza existencial. Hay montones de hombres que matan a sus antiguas o actuales mujeres y despu¨¦s se suicidan. L¨¢stima que no opten en su desesperaci¨®n, en el abandono o el rechazo que sufren, por la segunda decisi¨®n.
Balaguer¨® cuenta esta inquietante historia con poder¨ªo visual, sin golpes de efecto, con un tono y una atm¨®sfera que me remiten al mejor Polanski. Y el cejas atormentado y maligno Luis Tosar (qu¨¦ complicado inventarte algo nuevo despues de haber encontrado el papel de tu vida en Celda 211, de que en la memoria de cualquier espectador ocupe un lugar m¨ªtico ese estiloso y digno cabr¨®n) est¨¢ perfecto, sutil, provoca terror. Y que la suerte nos libre de alguien que nos quiere hacer da?o cuando nos va bien, porque la ¨²nica terapia para su infortunio y su frustraci¨®n es destruir a los que andan m¨¢s o menos de acuerdo con la problem¨¢tica vida.
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