Riesgo autocomplaciente

?Puede una pel¨ªcula ser arriesgada y autocomplaciente al mismo tiempo? ?Los experimentos cinematogr¨¢ficos, a fuerza de repetici¨®n, se pueden convertir en una oda a la obviedad? ?Puede una pel¨ªcula resultar hermosa y cansina a partes iguales? Estas y otras preguntas se acumulan en el espectador acostumbrado a los productos festivaleros, al cine en versi¨®n original, al antiguamente llamado de arte y ensayo, al ver Las acacias, pel¨ªcula argentina dirigida por el debutante Pablo Giorgelli, de 44 a?os, que quiz¨¢ hubiese sido osada hace una d¨¦cada y media, pero que por culpa de (o gracias a) la reiteraci¨®n de esquemas, ahora no es m¨¢s que otra de las docenas de pel¨ªculas que, cada a?o en todo el mundo, invitan a la audiencia a sumergirse en el minucioso recorrido f¨ªsico y moral de unos personajes a la deriva que, gracias al encuentro con el otro, con una persona en las ant¨ªpodas, encuentran el camino hacia la esperanza a trav¨¦s de di¨¢logos y acci¨®n m¨ªnimos (Somewhere, de Sofia Coppola, es la pen¨²ltima).

Un hura?o camionero, mirada de pasado y dolor, debe transportar en su cami¨®n a una madre y a su beb¨¦, miradas de futuro y esperanza, desde Asunci¨®n, en Paraguay, hasta Buenos Aires. Mil quinientos kil¨®metros a golpe de pisadas de embrague que invitan a la reflexi¨®n. Pero, ?qu¨¦ hacer ante una pel¨ªcula en la que se sabe exactamente lo que va a ocurrir desde el primer minuto hasta el ¨²ltimo? Quedarse con lo bueno: con el escrupuloso mantenimiento del punto de vista (ni una sola vez se ve el cami¨®n desde fuera), con el m¨¦rito de filmar una historia casi exclusivamente a bordo de una cabina, con las preciosas reacciones del beb¨¦... De todos modos, para llevar la contraria al cr¨ªtico, el riesgo autocomplaciente a¨²n parece tener cr¨¦dito en ciertos sectores: Las acacias gan¨® la C¨¢mara de Oro a la mejor ¨®pera prima del Festival de Cannes este a?o 2011.