Ciencia y sentimientos
Querido Pierre, a quien nunca volver¨¦ a ver aqu¨ª, quiero hablarte en el silencio de este laboratorio, donde no pensaba que tendr¨ªa que vivir sin ti". Fue Marie Sklodowska-Curie quien escribi¨® estas l¨ªneas, en unas notas privadas datadas el 30 de abril de 1906, que como casi todo lo que una vez fue pensado para la propia intimidad terminaron viendo la luz p¨²blica. Pierre era su marido, que hab¨ªa fallecido pocos d¨ªas antes, el 19 de abril, arrollado por un veh¨ªculo tirado por caballos cuando cruzaba una calle de Par¨ªs.
Las notas en cuesti¨®n se incluyen, junto a otros documentos, en un libro que ahora ve la luz en castellano. Contiene, adem¨¢s de un estudio introductorio del profesor Xavier Roqu¨¦, encargado de la edici¨®n, una biograf¨ªa de Pierre escrita por Marie, unas Notas autobiogr¨¢ficas de la propia Marie y una selecci¨®n de su diario personal, m¨¢s un estudio, debido a su hija Ir¨¨ne, sobre los cuadernos de laboratorio en los que sus padres anotaron los pasos que les condujeron en 1898 al descubrimiento del polonio y el radio. Se trata, cierto es, de un conjunto de textos en los que domina lo subjetivo; no obstante, nos permiten obtener visiones poco habituales de uno de los grandes iconos de la ciencia: Marie Curie, la, como rezan muchos de los estereotipos que han surgido en torno a ella, hero¨ªna de la radiactividad, una mujer en un mundo de hombres. Marie Curie -y estos ya son hechos-, la mujer humanitaria y progresista que organiz¨® servicios m¨¦dicos radiol¨®gicos durante la Primera Guerra Mundial y que sirvi¨® con esperanzas en la Comisi¨®n Internacional de Cooperaci¨®n Intelectual de la Sociedad de las Naciones. Marie Curie, la primera persona en obtener dos premios Nobel (el de F¨ªsica, compartido con Becquerel y Pierre Curie, en 1903, y el de Qu¨ªmica en 1911).
"Querido Pierre, a quien nunca volver¨¦ a ver aqu¨ª, quiero hablarte en el silencio de este laboratorio, donde no pensaba que tendr¨ªa que vivir sin ti ..."
Que personas de tan altas habilidades cient¨ªficas no son inmunes a las emociones, a, por ejemplo, el dolor y la desesperaci¨®n que produce la p¨¦rdida de un ser querido, no deber¨ªa constituir una sorpresa, por mucho que todav¨ªa haya quienes piensan en los cient¨ªficos como individuos en los que el razonamiento l¨®gico impone siempre sus leyes. Y que nadie piense que la cita -"querido Pierre..."- con que comenzaba estas l¨ªneas se explica bas¨¢ndose en que quien la escribi¨® era mujer: podr¨ªa recordar, por ejemplo, el pozo negro de tristeza en el que se sumi¨® Charles Darwin cuando perdi¨® a su hija Annie.
Me gusta tambi¨¦n c¨®mo Marie Curie describ¨ªa el momento en que conoci¨® a Pierre. Fue en 1894, cuando acababa de terminar sus estudios de F¨ªsica y Matem¨¢ticas en la Sorbona, mientras que Pierre Curie, ocho a?os mayor que ella, ya era profesor en la Escuela Municipal de F¨ªsica y Qu¨ªmica Industriales de la ciudad de Par¨ªs y pod¨ªa presumir de algunas contribuciones destacadas a la f¨ªsica (como el descubrimiento, junto a su hermano Jacques, de la piezoelectricidad). ?Qu¨¦ pens¨® Marie? ?Domin¨® en ella la admiraci¨®n por el cerebro y los conocimientos de Pierre, o el inter¨¦s por el mundo de relaciones cient¨ªficas que ¨¦l le pod¨ªa abrir? No. "Al entrar en la habitaci¨®n", escribi¨®, "vi, de pie, enmarcado por la ventana acristalada que daba al balc¨®n, un hombre joven y alto, de pelo casta?o y ojos claros. Repar¨¦ en la grave y gentil expresi¨®n de su cara, as¨ª como en cierto abandono en su actitud, propia de un enso?ador ensimismado en sus reflexiones". Una vez m¨¢s, la biolog¨ªa impon¨ªa sus leyes al cerebro, a la evaluaci¨®n desapasionada y racional.
Es gratificante para los que no poseemos sus habilidades, encontrarnos en grandes cient¨ªficos con muestras de "primitiva emocionalidad". Constituye una forma de acercarnos a la ciencia a trav¨¦s de sus protagonistas; de hac¨¦rnosla menos extra?a, m¨¢s familiar. Si ellos son como nosotros, acaso tambi¨¦n podremos ser nosotros como ellos.
Escritos biogr¨¢ficos. Marie Curie. Selecci¨®n y pr¨®logo de Xavier Roqu¨¦. Traducci¨®n de Palmira Feixas. El Espejo y la L¨¢mpara / Edicions de la UAB. Barcelona, 2011. 243 p¨¢ginas. 18 euros. Jos¨¦ Manuel S¨¢nchez Ron es autor de Marie Curie y su tiempo (Cr¨ªtica 2000, 2009. 216 p¨¢ginas. 9,95 euros).
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