La deuda p¨²blica, falso culpable
En la actualidad, la econom¨ªa mundial se enfrenta a un considerable peligro: una recesi¨®n en los pa¨ªses desarrollados. Los mercados financieros, actuando como un juez implacable, han dictado sentencia: "La culpa es de la deuda p¨²blica". Consideran que la crisis no ser¨¢ como la de 2008, sino sustancialmente diferente. Aquella fue generada por un exceso de endeudamiento del sector privado; esta por un excesivo gasto de un elevado n¨²mero de Estados.
Los mercados estiman que una pol¨ªtica fiscal excesivamente expansiva ha llevado a algunas naciones a unos niveles de endeudamiento dif¨ªcilmente sostenibles a medio y largo plazo. Esta expectativa ha aumentado el riesgo de impago futuro de su deuda p¨²blica, ha encarecido notablemente su financiaci¨®n y les ha obligado a realizar importantes ajustes que han reducido su nivel de crecimiento econ¨®mico.
La crisis financiera de 2008 no se acab¨® en 2010, sino que ha continuado hasta la fecha
Tengo la impresi¨®n de que los mercados no piensan renunciar a la econom¨ªa de las burbujas
Mi opini¨®n difiere de la de los mercados. Si llega, no ser¨¢ una recesi¨®n diferente de la de 2008, sino su prolongaci¨®n. Me parece una falacia, completamente intencionada y con un claro objetivo pol¨ªtico e ideol¨®gico, indicar que en los tres ¨²ltimos a?os ha desaparecido la crisis de las hipotecas subprime y ha surgido la de la deuda soberana. En realidad, equivale a decir que los problemas actuales ya no provienen del sector privado, sino del p¨²blico.
Desde mi perspectiva, la crisis financiera de 2008 no se acab¨® en 2010, sino que ha continuado hasta la fecha. Aunque la fiebre desapareci¨®, la infecci¨®n no lo hizo y, por tanto, en los ¨²ltimos meses aquella ha vuelto a surgir. Su persistencia se debe principalmente a la insuficiente demanda generada por los pa¨ªses emergentes, la renuncia de Alemania a convertirse en locomotora de la econom¨ªa europea, las limitadas posibilidades de una breve pol¨ªtica fiscal expansiva y los devastadores efectos sobre el empleo de la explosi¨®n de la primera burbuja inmobiliaria global.
En los ¨²ltimos tres a?os, los pa¨ªses emergentes han expandido notablemente el gasto y sus importaciones. No obstante, no han conseguido convertirse en un potente motor de la econom¨ªa mundial, ya que el aumento de las exportaciones de las naciones desarrolladas ha sido insuficiente para compensar el mal comportamiento de su consumo e inversi¨®n privada.
Debido a motivos hist¨®ricos e ideol¨®gicos m¨¢s que econ¨®micos, Alemania renunci¨® en 2010 a tirar de la econom¨ªa europea. Viv¨ªa por debajo de sus posibilidades, ten¨ªa un moderado d¨¦ficit p¨²blico y no hab¨ªa padecido directamente las repercusiones del estallido de una burbuja inmobiliaria. Por tanto, pose¨ªa las condiciones adecuadas para apuntalar el exiguo crecimiento econ¨®mico del continente. Sin embargo, crey¨® que en la austeridad estaba la virtud, efectu¨® innecesarios ajustes y debilit¨® en gran medida a sus socios europeos.
El aumento del gasto p¨²blico global no ha podido borrar en menos de dos a?os los grandes excesos cometidos por el sector privado en el quinquenio anterior. En la dosis proporcionada ha constituido un analg¨¦sico, pero no el potente antibi¨®tico que la magnitud de la crisis requer¨ªa. Adem¨¢s, era realmente ufano pensar que, en aquellos pa¨ªses donde ha explotado una burbuja inmobiliaria, aparecer¨ªan uno o varios sectores que crear¨ªan en tan escaso periodo de tiempo tanto empleo como el destruido directa e indirectamente por el sector de la construcci¨®n.
El empeoramiento de la econom¨ªa mundial probablemente d¨¦ la raz¨®n a aquellos que apuntaron que la salida de la crisis no tendr¨ªa forma de V, sino de W. En la mayor¨ªa de pa¨ªses de la UE, el menor crecimiento del PIB en 2011 ser¨¢ principalmente consecuencia de la extrema fragilidad de un sector bancario incapaz de proporcionar a familias y empresas cr¨¦dito abundante y barato. En cambio, en Estados Unidos tendr¨¢ como base una equivocada prioridad: en el corto plazo es preferible el equilibrio presupuestario a la creaci¨®n de empleo.
La debilidad actual de la banca europea es principalmente el resultado de las insuficientes recapitalizaciones efectuadas y/o de una incorrecta valoraci¨®n de los riesgos incurridos. Las realizadas entre 2008 y 2009, con fondos p¨²blicos o privados, no han servido para cubrir en su totalidad los agujeros generados por la crisis de las hipotecas subprime de Estados Unidos, la bajada del precio de la vivienda en diversos mercados nacionales y el incremento de la morosidad generado por la gran destrucci¨®n de ocupaci¨®n observada en numerosos pa¨ªses.
Los ejecutivos bancarios han ca¨ªdo otra vez en el mismo error. Hace casi una d¨¦cada consideraron que los bonos ligados a las hipotecas subprime ten¨ªan un escaso riesgo, pues estimaban que el precio de la vivienda en Estados Unidos no pod¨ªa bajar de forma global y continuada. Recientemente, creyeron que era sumamente improbable que ning¨²n pa¨ªs desarrollado dejara de pagar los intereses de su deuda p¨²blica o abandonara el euro. Por tanto, con la liquidez proporcionada por el BCE, algunos bancos prefirieron comprar deuda griega y portuguesa antes que la alemana y francesa (aparentemente obten¨ªan una mayor rentabilidad) o proporcionar m¨¢s cr¨¦dito a familias y empresas (cre¨ªan que incurr¨ªan en un riesgo m¨¢s elevado).
En Estados Unidos, los republicanos se equivocan. El aumento del empleo debe ser prioritario al equilibrio fiscal. El primero proporciona m¨¢s crecimiento econ¨®mico; el segundo, dada la actual coyuntura del pa¨ªs, puede hacer que la econom¨ªa vuelva a entrar en recesi¨®n. Dos principales razones desacreditan su temor a un futuro impago: los d¨®lares contin¨²an siendo un activo sumamente apreciado por los inversores y el tipo de inter¨¦s de la deuda p¨²blica est¨¢ en niveles pr¨®ximos a los m¨ªnimos hist¨®ricos.
En resumen, tengo la impresi¨®n de que los mercados financieros no quieren cambiar ni un ¨¢pice su forma de actuar. No piensan renunciar a la econom¨ªa de las burbujas y pretenden mucho m¨¢s mercado y menos Estado. Por ello, actuando como juez y parte, buscan que los ciudadanos olvidemos las verdaderas razones de la actual crisis y condenemos a un falso culpable: la deuda p¨²blica.
Gonzalo Bernardos es vicerrector de Econom¨ªa de la Universidad de Barcelona.
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