"Ense?ar mi pierna no me molesta. Es parte de quien soy"
Pese a haber vivido 15 a?os fuera del pa¨ªs, Safak Pavey tiene alma turca. Peque?os gestos la delatan. El ojo de Nazar que cuelga de su cuello, su risa explosiva, pero sobre todo, la habilidad para cruzar los sem¨¢foros en rojo sorteando el intenso tr¨¢fico de Estambul. Lo hace renqueante pero decidida. Vestida con unos vaqueros y una chaqueta, nadie esperar¨ªa esa imprudencia de una joven que utiliza un brazo y una pierna ortop¨¦dicos.
La imagen de esta pol¨ªtica de 35 a?os dio la vuelta al mundo hace dos semanas. Reci¨¦n elegida diputada por el partido socialdem¨®crata, Pavey tom¨® posesi¨®n de su esca?o vistiendo las prendas que el Parlamento exig¨ªa a sus diputadas: chaqueta y falda hasta las rodillas. Su pierna ortop¨¦dica qued¨® al descubierto y con ella lo absurdo de una etiqueta que prohib¨ªa a las mujeres vestir pantalones. "Soy miss piernas 2011", bromea. "Yo llevo falda y pantalones. Ense?ar mi pierna no me molesta, ?por qu¨¦ habr¨ªa de hacerlo? Es parte de quien soy. Pero a sus se?or¨ªas parece que les resultaba inc¨®modo y aceptaron la reivindicaci¨®n como caridad hacia m¨ª", explica mientras repasa el men¨².
Minusv¨¢lida desde los 19, logr¨® levantar el veto al pantal¨®n para las diputadas turcas
Pavey perdi¨® el brazo y la pierna izquierda a los 19 a?os, mientras estudiaba en Z¨²rich. Seg¨²n relata tras ordenar un t¨¦ caliente, se qued¨® atrapada entre un tren en marcha y el and¨¦n mientras intentaba ayudar a montar a un amigo. Desde entonces, su vida ha discurrido fuera de su pa¨ªs, donde le era imposible conseguir la asistencia m¨¦dica y las pr¨®tesis adecuadas. "Volver antes significaba no poder desarrollarme f¨ªsica y profesionalmente", asegura.
Sin embargo, lo hizo. Su perfecto ingl¨¦s delata una impecable educaci¨®n brit¨¢nica y a?os de trabajo como representante de la Comisi¨®n de Naciones Unidas para los Refugiados, que le han llevado a pa¨ªses como Libia, Siria, T¨²nez e Ir¨¢n. "Son lugares con un gran n¨²mero de lisiados por las guerras, y es incre¨ªble la escasa visibilidad que tienen", explica.
Pavey se dedic¨® tambi¨¦n a documentar algunas de sus vidas. Su sonrisa perpetua se borra al rememorar algunas, como la de una refugiada afgana, nacida sin brazos y piernas, encerrada en un cuarto desde los 13 a?os y violada por su marido. "He viajado por las realidades de otras personas, intentando encontrar soluciones para ellos y eso me ha llevado a encontrar soluciones para m¨ª".
Por eso, cuando el pasado abril el Partido Republicano del Pueblo (CHP, secular) le ofreci¨® unirse a sus listas, no lo dud¨®. "Me sent¨ªa preparada para volver. Llevaba muchos a?os actuando de manera global y sent¨ª que era el momento de poder llevar mi experiencia a Turqu¨ªa". Al hablar su mano derecha entra en una actividad fren¨¦tica. Sube y baja, agarra un bizcocho, se asegura de que el brazo izquierdo descanse en el regazo. Parece que trabajase por las dos. "Somos 12 millones de minusv¨¢lidos en este pa¨ªs y tan solo somos dos -de 550- los parlamentarios que tenemos alg¨²n defecto f¨ªsico".
La raz¨®n es simple. Durante a?os, y todav¨ªa hoy, los matrimonios intrafamiliares en Turqu¨ªa han dado lugar a todo tipo de malformaciones. "Es un tema tab¨². A¨²n hoy la gente percibe la minusval¨ªa como un castigo divino, como un pecado". La presi¨®n de la calle hace que muchas familias los encierren por verg¨¹enza. "En Turqu¨ªa, los padre rezan para que estos hijos mueran antes que ellos", explica mientras la camarera busca la cuenta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.