El d¨ªa de los dependientes
Se dir¨ªa que una manera aseada de limpiarse las costras del coraz¨®n consiste en dedicar cada d¨ªa del a?o a una buena causa que se acepta sin rechistar, un calendario que contiene no pocas lagunas. No hurgar¨¦ en el recorrido hist¨®rico acerca de las fechas en las que cada uno de esos d¨ªas fue incorporada al calendario de los d¨ªas de su difuminada celebraci¨®n, en la que juegan un papel de suma importancia los breves de los informativos televisivos, pero me parece que el primer d¨ªa dedicado a algo as¨ª de car¨¢cter mundial fue el que tom¨® como pretexto a esa larga enfermedad que casi nadie nombra y que no siempre es tan larga. A veces te dan dos meses de vida, y se acab¨®. Y despu¨¦s se fueron instituyendo otros d¨ªas dedicados, por lo com¨²n, a situaciones de muy poca gracia, que en general duran bastante m¨¢s que un d¨ªa, como si de esa especie de festividad maltrecha se pudiera sacar un provecho distinto al de un simple e indefenso recordatorio de ¨ªndole caritativa.
Eso quiere decir que esos d¨ªas inventados, o intentados, y lo que es peor, inventariados se destinan en general a recodarnos una multitud de desgracias ajenas y de car¨¢cter colectivo que se supone que no siempre tenemos en cuenta en el conjunto de una sociedad m¨¢s o menos (cada vez menos) confortable, y a este paso es de temer que se aprovechen los a?os bisiestos para incluir en tan bochornoso calendario de rememoraciones el d¨ªa de los indignados del 15-M. De esa disposici¨®n tan satisfecha como hip¨®critamente abochornada en fecha fija salen reportajes televisivos tan oportunistas como los dedicados a los indigentes en fechas pr¨®ximas a la Navidad, pero nunca en el prime time de la cena de Nochebuena. Ese cuidado exquisito de no molestar demasiado con esa monserga de los d¨ªas dedicados a... lo que sea basta para desenmascarar sus verdaderos prop¨®sitos, que no son otros que fijar en un d¨ªa cualquiera, y mientras haya espacio en el calendario, la celebraci¨®n, conmemoraci¨®n, conmiseraci¨®n o lo que diablos sea de una situaci¨®n de la que sus v¨ªctimas son m¨¢s pertinaces y m¨¢s tenaces y tan desgraciadas que suelen aparecer en los medios casi todos los d¨ªas excepto el que se les dedica conjuntamente.
Est¨¢n por establecer las fechas m¨¢s oportunas para celebrar como merecen el d¨ªa de los banqueros, el de los especuladores de Bolsa y tente tieso, el de los Gobiernos, el de los pol¨ªticos corruptos, el de los emperadores del ladrillo, el de los ni?os maltratados en instituciones p¨²blicas y el de los para¨ªsos fiscales, entre tantos otros, como el del presupuesto de la Casa Real, por ejemplo y para dar ejemplo. Y tambi¨¦n, aunque no es lo mismo, el d¨ªa dedicado a los ancianos y enfermos dependientes, que son unos cuantos millones en el mundo y de recuperaci¨®n dudosa. Un d¨ªa que no se celebrar¨¢ jam¨¢s porque carecer¨¢n de la asistencia que procurar¨ªa su presencia por las calles.
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