El PKK vuela los ¨²ltimos puentes
La guerrilla separatista desentierra el hacha de guerra mientras el partido nacionalista kurdo trataba de participar en la reforma constitucional turca
La ofensiva de Hakkari, el peor ataque de la guerrilla kurda sufrido por el Ej¨¦rcito turco desde 1993, parece haber dinamitado los ¨²ltimos puentes tendidos entre el nacionalismo kurdo y el Gobierno de Ankara. Unas enigm¨¢ticas palabras lanzadas desde prisi¨®n por su l¨ªder hist¨®rico, Abdal¨¢ Ocalan, suger¨ªan el martes que el di¨¢logo de paz solo puede reanudarse si Turqu¨ªa "abre la puerta". Tal vez Apo, el fundador del PKK que se alz¨® contra el poder central en 1984, se refer¨ªa a su eventual excarcelaci¨®n del penal de la isla de Imrali, en el mar de M¨¢rmara, donde cumple condena a perpetuidad desde 1999.
El PKK ha redoblado sus ataques contra las fuerzas de seguridad turcas tras la arrolladora victoria electoral en junio de Recep Tayyip Erdogan, la tercera consecutiva del primer ministro, y el Ej¨¦rcito turco ha respondido en cada ocasi¨®n con duras represalias contra las bases de la guerrilla en el norte de Irak, en una din¨¢mica de acci¨®n y reacci¨®n que se sucede desde hace tres d¨¦cadas.
Turqu¨ªa no sirve de modelo para los ¨¢rabes sin resolver la cuesti¨®n kurda
La principal expresi¨®n pol¨ªtica del nacionalismo kurdo, el partido de la Paz y la Democracia (BDP), boicote¨® el nuevo Parlamento surgido de las urnas en una estrategia de ruptura con el Estado. Pero el inicio del proceso constitucional prometido por Erdogan supuso un nuevo acercamiento.
La direcci¨®n del BDP, cuyos lazos con el aparato militar del PKK se han ido difuminando en los ¨²ltimos a?os, se apresur¨® ayer a expresar su pesar por el ataque contra los militares turcos en la provincia fronteriza con Irak. "Turqu¨ªa necesita la paz, no tiene otra opci¨®n", aseguraba el l¨ªder nacionalista Selahattin Demirtas.
Cuando el Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP) de Erdogan lleg¨® al poder en 2002, a¨²n humeaba la pol¨ªtica de tierra quemada del Ej¨¦rcito turco para vaciar las aldeas del sureste de Anatolia y eliminar las bases log¨ªsticas de la guerrilla.
El Gobierno de Erdogan aboli¨® el Estado de excepci¨®n vigente en la regi¨®n kurda. Pero la ca¨ªda del r¨¦gimen de Sadam Hussein y la consolidaci¨®n del autogobierno en el Kurdist¨¢n iraqu¨ª mostr¨® pronto la insuficiencia de las medidas pol¨ªticas del AKP.
Erdogan cambi¨® de estrategia para centrarse en el control pol¨ªtico del Kurdist¨¢n turco, y a punto estuvo de conseguirlo en las elecciones es de 2007, cuando sus diputados fueron los m¨¢s votados en Diyarbakir y en otras circunscripciones, gracias a la pol¨ªtica de inversiones masivas del Gobierno en la regi¨®n.
Pero los m¨¢s de 15 millones de kurdos de Turqu¨ªa dieron una fr¨ªa acogida a los candidatos del AKP en los ¨²ltimos comicios. El nacionalismo pol¨ªtico reivindica ante todo la implantaci¨®n de la ense?anza en lengua kurda en las escuelas y el reconocimiento de una identidad cultural propia.
El propio Erdogan experiment¨® este rechazo en un mitin, celebrado precisamente en Hakkari, al que apenas asistieron un millar de personas. Mientras, todos los comercios de la ciudad permanec¨ªan cerrados en protesta por su visita.
"La comunidad kurda le ha pasado factura a Erdogan por no cumplir sus promesas. En 2009 anunci¨® la llamada Apertura Democr¨¢tica, pero la iniciativa fue paralizada", aseguraba entonces Mehmet Yegin, experto en asuntos kurdos dentro de la Organizaci¨®n de Estudios Estrat¨¦gicos Internacionales (USAK) de Ankara.
Sin solucionar la compleja cuesti¨®n kurda en casa dif¨ªcilmente la emergente Turqu¨ªa de Erdogan podr¨¢ aspirar a servir de modelo a los pa¨ªses de la primavera ¨¢rabe.
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