Las sombras de Plat¨®n

De Solaris a Moon, pasando por Donnie Darko y Primer, a lo largo de la historia del cine no han sido pocas las pel¨ªculas que partiendo de una premisa de ciencia ficci¨®n pura han derivado luego hacia meras reflexiones sobre la condici¨®n humana. A esta posibilidad se apunta tambi¨¦n Otra tierra, primer largo de ficci¨®n de Mike Cahill, con todas las se?as independientes (y los clich¨¦s) del Festival de Sundance, donde gan¨® el Premio Especial del Jurado de la secci¨®n Cine del Mundo. Una obra que parte de un hecho inquietante, la aparici¨®n, casi a modo de sat¨¦lite, de esa otra tierra del t¨ªtulo, a imagen y semejanza de la nuestra, con la que se llega a contactar para llegar a la idea de que igual puede ser un espejo que una r¨¦plica exacta, y quiz¨¢ mejorada, de nuestro planeta, para luego girar hacia un drama sobre la posibilidad de enmendar errores del pasado a trav¨¦s de una redenci¨®n activa.

El mito de la caverna de Plat¨®n, la dicotom¨ªa entre apariencia y realidad, est¨¢n en la base de la pel¨ªcula, pero Cahill dedica demasiado tiempo a la relaci¨®n de la joven exconvicta que necesita redimirse de un pecado adolescente y el hombre viudo v¨ªctima de la conducta de la chica. Una historia que s¨ª hemos visto mil veces y que no acaba de enlazar bien con el mucho m¨¢s atractivo planteamiento solipsista. Lastrada tambi¨¦n por una est¨¦tica new age algo gastada, la pel¨ªcula deja sensaci¨®n de corto alargado.