La nueva Lisbeth Salander
Rooney Mara tiene un objetivo imposible: hacerse famosa y pasar desapercibida. "Me gustar¨ªa pensar que son cosas compatibles". Probablemente sea el deseo m¨¢s universal de las estrellas de Hollywood, pero solo quien a¨²n no lo es puede ingenuamente atreverse a so?ar con ello. Esta actriz de 26 a?os, alta, pero menuda, de rostro fr¨¢gil y mirada hipn¨®tica y a la que el mundo apenas conoce est¨¢ a punto de dar el mayor salto medi¨¢tico de su carrera, lo quiera o no, le guste o no y sin que necesariamente sus dotes de actriz sean lo importante. Aunque, por suerte para ella, varios directores la avalan y afirman que si algo le sobra es precisamente talento. Miguel Arteta, quien la dirigi¨® en el filme Youth in revolt, lo declar¨® recientemente al afirmar que "tiene una combinaci¨®n de misterio y familiaridad y su mirada inspira la imaginaci¨®n. No tengo ninguna duda de que se convertir¨¢ en estrella". Pero su gran palad¨ªn ha sido David Fincher, quien le dio un peque?o papel en la oscarizada La red social (interpretaba a la novia del creador de Facebook Mark Zuckerberg, donde se daba el lujo de dejarlo plantado en un bar) y, tras trabajar con ella, le propuso dar vida a uno de los personajes femeninos m¨¢s c¨¦lebres de la literatura del siglo XXI, Lisbeth Salander, protagonista de la saga Millenium, de Stieg Larsson. Claro que para conseguirlo no bast¨® con la recomendaci¨®n de Fincher: los estudios MGM exigieron una dura audici¨®n y Rooney tuvo que enfrentarse a algunas de las mejores actrices de su generaci¨®n, desde Scarlett Johansson hasta Natalie Portman o Carey Mulligan. Mara las super¨® a todas y as¨ª se embarc¨® en el rodaje de una pel¨ªcula titulada como el primer libro de la saga, Los hombres que no amaban a las mujeres, que se estrenar¨¢ en Navidad. Una vez que llegue a los cines, Rooney Mara pasar¨¢ de su actual seudoanonimato al estrellato absoluto, puesto que los seguidores de la saga se cuentan por millones en todo el planeta. Las ¨²ltimas cifras hablan de 60 millones de libros vendidos en todo el mundo.
"No creo que Lisbeth act¨²e para vengar al g¨¦nero femenino. No hace las cosas por nadie, solo por ella misma"
"Suecia es una parte fundamental de esta historia. 'Millenium' no puede comprenderse fuera de ese contexto"
A ellos hay que a?adirles los enamorados de Lisbeth por v¨ªa del cine sueco, que ya le hab¨ªa puesto rostro a Salander a trav¨¦s de tres pel¨ªculas protagonizadas por Noomi Rapace y que, ya sea por curiosidad o por despecho ante la llegada de un remake, son p¨²blico potencial para el filme de Fincher.
Hollywood, cuyas taquillas vivieron tiempos mejores, ni pierde el tiempo ni tiene escr¨²pulos, y si un filme extranjero funciona (y la saga sueca funcion¨®, incluso con subt¨ªtulos), inmediatamente se prepara una versi¨®n estadounidense. "Bueno, nosotros no hemos hecho un remake. Hemos hecho nuestra versi¨®n del libro" se excusa Mara, aferr¨¢ndose a la frase m¨¢s manida por los actores o directores que se embarcan en este tipo de proyectos. "Pero, en cualquier caso, creo que ganamos todos, porque esta pel¨ªcula ayudar¨¢ a que se vendan m¨¢s libros y despertar¨¢ la curiosidad de quienes no vieron los filmes suecos". Mara lo dice con la aparente seguridad que marca casi toda la entrevista, celebrada en septiembre en Nueva York. Entonces a¨²n luc¨ªa el agresivo corte de pelo que la ha acompa?ado durante el ¨²ltimo a?o, aunque la dureza que imprim¨ªa a su rostro contrastara con la dulzura con la que se mueve y se expresa ante la prensa, hablando casi en susurros. "Terminamos el rodaje hace una semana y a¨²n no me sent¨ªa preparada para cambiar de imagen. Llevo casi un a?o metida en la piel de Lisbeth y tendr¨¦ que salir de ah¨ª poco a poco".
Sin embargo, como ella misma admite, el personaje se le ha metido tan dentro que, incluso, ha cambiado su forma de vestir. A la entrevista acude de estricto negro, con camisa amplia, pantalones anchos, botas seudomilitares y el rostro limpio de maquillaje. Si a esa imagen se a?ade su provocador y asim¨¦trico corte de pelo (te?ido de negro, en abierto contraste con su tez p¨¢lida), sin duda, la Mara de 2011 ha dejado atr¨¢s a la Mara de vestidos color pastel, coleta rubia y aire infantil que hasta ahora se hab¨ªa paseado por las alfombras rojas o las salas de prensa en los estrenos de las otras siete pel¨ªculas (no demasiado c¨¦lebres, a excepci¨®n de La red social) en las que ha participado. "Supongo que antes se pod¨ªa decir que vest¨ªa de forma m¨¢s femenina y ahora no tanto", explica en referencia a un estilo que David Fincher ha llevado al extremo en el p¨®ster del filme, donde aparece en topless abrazada a su coprotagonista, Daniel Craig. "Nunca fue la idea original, pero Mondino propuso que utiliz¨¢ramos esa imagen para el p¨®ster y todos coincidimos en que art¨ªsticamente era la mejor".
Hasta cierto punto es comprensible el efecto que el personaje ha ejercido sobre esta actriz: Lisbeth Salander es una joven compleja, que arrastra hondas heridas debidas a su dif¨ªcil ni?ez y adolescencia, y que no tiene precisamente facilidad para relacionarse con el mundo. Es una hacker que se une a un periodista, Mikael Blomkvist, para indagar en la desaparici¨®n de una joven y junto al que descubrir¨¢ la existencia de un asesino atroz al que dar¨¢n caza juntos. Hay quienes han visto en ella una especie de hero¨ªna que busca castigar a los hombres que maltratan a las mujeres, mientras que otros la consideran una mujer frustrada por haber sido v¨ªctima de la violencia masculina y, por tanto, incapaz de amar. Seg¨²n Mara, Salander no es ni una cosa ni la otra. "No creo que haya un mensaje en los libros, ni que ella sea un ejemplo a seguir por grupos o individuos. Quiz¨¢ exista gente que haya sufrido abusos y que al conocer su historia se sientan identificados, pero lo que ella hace -castigar con violencia a los hombres que ejercen violencia sobre las mujeres- no creo que sea pensando en vengar al g¨¦nero femenino. Ella no hace las cosas por nadie, solo por ella misma. Y su forma de vestir es simplemente una armadura para decirle al mundo: no te acerques a m¨ª. No me interesa interactuar contigo".
Primero tuvo que entrenarse f¨ªsicamente, sac¨® m¨²sculo haciendo kick boxing, aprendi¨® a montar en moto, pero, sobre todo, tuvo que meterse de lleno en un mundo muy diferente del suyo: Suecia. "Es una parte fundamental del libro, uno de sus principales protagonistas. No creo que esta historia pueda comprenderse fuera de ese contexto. El rodaje fue largo y pasamos varios meses all¨ª". Entre otras cosas, conoci¨® el duro invierno sueco, pero al mismo tiempo se zambull¨® en una ciudad "fascinante" por la que pase¨® cada d¨ªa "horas". La dificultad a?adida fue aprender a hablar ingl¨¦s utilizando el acento sueco. "Cada sueco habla ingl¨¦s con un acento distinto, as¨ª que tuvimos que construir un acento totalmente nuestro" explica.
Su vida de actriz comenz¨® hace relativamente poco. "Es una profesi¨®n fascinante porque te permite seguir jugando como si fueras un ni?o, pero nunca tuve muy claro si podr¨ªa dedicarme a ello. Mi madre nos mostraba pel¨ªculas cl¨¢sicas cuando ¨¦ramos peque?os, aunque confieso que me falta mucha cultura cin¨¦fila. En el colegio hice algo de teatro, pero nada realmente serio". Cuando acab¨® la escuela secundaria se matricul¨® en Psicolog¨ªa y en Ciencias Sociales, y con el apoyo de su hermana Kate Rooney, que ya estaba trabajando como actriz, comenz¨® a presentarse a castings hasta dar el salto hace dos a?os de Nueva York a Los ?ngeles.
Su primer papel lo tuvo en 2005 en una pel¨ªcula de terror que nunca lleg¨® a las salas y se comercializ¨® solo en video, Urban legends: Bloody Mary. Despu¨¦s hizo algunas apariciones peque?as en series de televisi¨®n como Urgencias o Ley y orden. Luego vinieron pel¨ªculas para p¨²blico entre indie y adolescente como Winning Season, Tanner Hall, Dare, Youth in revolt y el papel de protagonista en el remake de Pesadilla en Elm Street, con el que cosech¨® estupendas cr¨ªticas. Las ocho candidaturas al Oscar y las tres estatuillas que se llev¨® La red social hicieron que el mundo tambi¨¦n posara los ojos sobre esta joven, que, pese a tener un papel peque?o y no figurar en la lista de aspirantes al oscar, s¨ª se llev¨® muchos galardones a lo largo del a?o como parte del reparto del filme, premiado en su conjunto por varias asociaciones de cr¨ªticos estadounidenses.
Pero, adem¨¢s de actuar, Rooney Mara tiene otras pasiones. Una de ellas le viene de familia: el f¨²tbol americano. Creci¨® yendo a ver los partidos de los New York Giants, puesto que su familia paterna es fundadora del equipo, mientras que por parte de madre est¨¢ unida a los Pittsburg Steelers. Su familia, adinerada, siempre ha estado en contacto con la atenci¨®n que otorgan los focos, pero Mara siempre trat¨® de alejarse de ellos y, de hecho, se dirigi¨® al extremo opuesto. "Cuando me matricul¨¦ en la universidad me apunt¨¦ a un curso sobre ONG y a otro sobre ?frica. Acab¨¦ visitando Kenia, y lo que vi all¨ª me impact¨® tanto que decid¨ª abrir una ONG, Faces of Kibera". Se trata de un centro creado en la barriada de chabolas m¨¢s grande de ?frica, en Nairobi, y desde el que se trata de dar educaci¨®n y asistencia a ni?os y adolescentes. "Pero recientemente nos hemos asociado a otro grupo para ser m¨¢s eficientes, y ahora el nombre es Uweza, que en suajili significa oportunidad, habilidad y poder".
Esas tres palabras bien podr¨ªan aplicarse a Mara, quien han tenido la habilidad para ver las oportunidades que la han situado en el camino al estrellato. Y eso en Estados Unidos es sin¨®nimo de poder, aunque ella no parece interesada en que su vida cambie y conf¨ªa en que se obre un milagro: "Ojal¨¢ sea posible evitar la p¨¦rdida de privacidad y todo lo malo que va unido a la fama". Seguro que todo Hollywood repite cada noche las mismas plegarias.

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