Saludos del capit¨¢n Nemo
La isla de San Sim¨®n, en las R¨ªas Bajas, inspir¨® a Verne y hoy se reinventa para la cultura
Si estas rocas, si estos ¨¢rboles, si estas olas hablasen, contar¨ªan historias de piratas, de templarios, de monjes y soldados, de fant¨¢sticos submarinos y recios galeones, de monasterios y orfanatos, de represi¨®n, enfermedad y muerte, de ciencia, de magia y de pensamiento. De diez siglos de historia.
La isla de San Sim¨®n, peque?a y frondosa, navega a trav¨¦s del tiempo en la ensenada al fondo de la r¨ªa de Vigo, en lo que es el municipio de Redondela. Hoy, en este extremo de su ajetreada historia es recuperada por la Fundaci¨®n Illa de San Sim¨®n con el objetivo de convertirla en un referente en el mundo de la ciencia y el conocimiento, el arte y la cultura, un lugar de intersecci¨®n de corrientes de ideas. Bajo el proyecto Isla del Pensamiento se vienen celebrando en sus remozadas dependencias congresos cient¨ªficos como Neuromagic, que reuni¨® a neur¨®logos e ilusionistas para investigar los l¨ªmites de la percepci¨®n, #NeThinking, que hizo lo propio con expertos en Internet y redes sociales, o Testimonios del Futuro, en el que cient¨ªficos y divulgadores reflexionaron sobre el mundo dentro de medio siglo. Adem¨¢s, se celebran conciertos y otros eventos. Y el viajero curioso puede navegar hasta la isla, previo aviso, y visitar el centro de interpretaci¨®n donde se cuenta la historia y la leyenda de este trozo de tierra.
Al aproximarse en barco a San Sim¨®n (al fondo, el puente de Rande) uno ve, en mitad del agua, la escultura del capit¨¢n Nemo, se?or del submarino Nautilus en 20.000 leguas de viaje submarino. Al bajar la marea aparecen dos buzos a sus pies, que vuelven a desaparecer, engullidos por las aguas, con la pleamar. Julio Verne no fue ajeno al embrujo de la isla, y la incluy¨® en algunas escenas de su c¨¦lebre novela. Ya en tierra uno advierte que la isla no es una isla sino dos, un peque?o archipi¨¦lago: la isla de San Sim¨®n est¨¢ unida a la de San Ant¨®n, m¨¢s peque?a, por un breve puente. El per¨ªmetro de ambas, puente mediante, se puede recorrer en unos veinte minutos, para que se hagan una idea de sus reducidas dimensiones: 250 metros de ancho, 84 de largo. Los edificios de estas islas han tenido diferentes usos en las diferentes etapas de la historia; hoy en d¨ªa, rehabilitados en consonancia con el paisaje, se dividen en aulas, auditorios, comedores o residencias para los participantes en los eventos. Aqu¨ª y all¨¢, entre los eucaliptos o junto a los embarcaderos, encontramos esculturas de notorios artistas gallegos.
Un lazareto mar¨ªtimo
La isla fue a partir de 1838 lazareto mar¨ªtimo, el lugar donde se reclu¨ªa o pon¨ªa en cuarentena a los marinos que ven¨ªan del otro lado del charco para evitar el contagio al resto de la pen¨ªnsula de enfermedades infecciosas tra¨ªdas de all¨ª a bordo de barcos con condiciones higi¨¦nicas lamentables. San Sim¨®n vivi¨® tambi¨¦n tiempos de infamia, cuando, en la Guerra Civil y parte de la posguerra pas¨® a cobijar un campo de concentraci¨®n. Se calcula que entre 1936 y 1943 pasaron por la isla, en condiciones de precaria salubridad, unos seis mil presos, algunos de los cuales fueron fusilados por los sublevados. Por esto, San Sim¨®n fue en 2006 elegida para la apertura del A?o de la Memoria. A partir de 1948 se utiliz¨® como residencia estival de la Guardia de Franco, hasta que 43 de sus miembros murieron en el naufragio del barco Monchita, en 1950. El ¨²ltimo uso de la isla, antes del actual, entre 1955 y 1963, fue como orfanato para hijos de marineros.
San Sim¨®n est¨¢ hoy embarcada rumbo a proyectos de ciencia y cultura. El visitante puede, adem¨¢s, dejarse mecer por voces del pasado que han quedado enredadas en las ramas de los cedros, los robles y las camelias, mientras el sol se pone tras las monta?as.
Gu¨ªa
Informaci¨®n
? Fundaci¨®n Illa de San Sim¨®n (www.fundacionilladesansimon.org).
? Oficina de Turismo de Redondela (www.turismoredondela.net; 986 40 17 13). Dedica un apartado de su web a la isla de San Sim¨®n.
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