Lo social y las distracciones
Echemos un vistazo a lo que durante dos legislaturas ha constituido la llamada agenda social del Gobierno socialista. Al principio, cuando Zapatero cre¨ªa que se hab¨ªan superado los ciclos econ¨®micos y bajo su providencial direcci¨®n Espa?a progresar¨ªa ilimitadamente, debutaron en la escena pol¨ªtica asuntos como la Ley de Igualdad de G¨¦nero o del matrimonio homosexual. Al margen del valor concreto de los cambios propuestos, destacaba tras ellos una actitud redentorista. Pareciera que la historia de Espa?a estuviera esperando al todav¨ªa presidente para lograr esos pasos disruptivos. Pareciera que la transici¨®n a la democracia hubiera sido una labor inacabada en materia de reconocimiento de derechos civiles. Pareciera que todos los espa?oles hubi¨¦ramos vivido de mediana manera hasta que lleg¨® el adanismo zapaterista. Rememoremos aquellos discursos ampulosos, aquellas fotos en la escalinata del Congreso. El recuerdo se torna grotesco en relaci¨®n con las cosas que hoy preocupan de verdad a la gente.
La legislatura que acaba de concluir ha estado rotundamente marcada por la crisis econ¨®mica. Y dentro de ella, el Gobierno intent¨® recuperar el control de la agenda pol¨ªtica, cambiar el tercio de los datos de paro y, sobre todo, reivindicarse a s¨ª mismo en un momento en el que las inclemencias de la situaci¨®n le llevaban a la deriva. Intento vano. Se quiso cambiar la legislaci¨®n sobre libertad religiosa, crear una norma sobre igualdad civil o agitar conceptos reduccionistas como el de muerte digna. Este ¨²ltimo, por cierto, el primero que enunci¨® Rubalcaba en su debut como vicepresidente y portavoz del Gobierno. S¨ª se aprob¨® la ley del aborto, una legislaci¨®n que no constitu¨ªa compromiso electoral de los socialistas, y que supuso un momento m¨¢s de enfrentamiento social.
Si lo analizamos con el exigible realismo, lo que se ha tenido por pol¨ªtica social en estos a?os ha sido un conjunto de actuaciones de car¨¢cter meramente ideol¨®gico, y dentro de una estrategia permanente de b¨²squeda de la divisi¨®n en la ciudadan¨ªa. Aparentando transgresi¨®n a un orden previo, Zapatero buscaba galvanizar a los suyos en contra de los otros, y as¨ª mantener su fondo de armario electoral. Todo parec¨ªa consistir en reconocer derechos, algo que inexplicablemente parec¨ªa no haber ocurrido hasta el momento. Desde el PP opon¨ªamos una visi¨®n mucho m¨¢s equilibrada. No era aceptable que se permitiera abortar a las menores de edad sin conocimiento de sus padres. No era conveniente romper el consenso por el que se regul¨®, desde el laicismo positivo, la pr¨¢ctica religiosa. No era apropiado hablar de dignidad de la muerte sin poner en pr¨¢ctica un plan nacional de cuidados paliativos. Y as¨ª sucesivamente.
A partir de ahora, la pol¨ªtica social debe centrarse en todo aquello que afecte de manera cierta a la mayor parte de las personas. Mientras Zapatero dec¨ªa que reconoc¨ªa derechos, la sanidad acumulaba 15.000 millones de d¨¦ficit, el sistema educativo perd¨ªa calidad a borbotones y la ley de dependencia deven¨ªa en inaplicable. Estas son nuestras tres ¨¢reas prioritarias, justamente las que m¨¢s permiten cohesionar una sociedad, y no dividirla. Las que dan sentido a la pol¨ªtica social, a la solidaridad, y las que contribuyen objetivamente al bienestar de todos. ?reas que tienen en com¨²n la exigencia de sostenibilidad social y financiera, y, por tanto, el requerimiento de nuevos recursos econ¨®micos que s¨®lo podr¨¢n llegar si hacemos todo lo posible por salir de la crisis.
Pero ¨¢reas que tambi¨¦n piden a gritos reformas en el modo en que tradicionalmente se gestionan, incorporando el valor de la corresponsabilidad. El PP quiere que en la pol¨ªtica social se vea el contraste entre lo que es solo predicar -esos discursos engolados habituales hasta hace poco- y lo que supone, pol¨ªticamente hablando, dar trigo. El cambio que propugnamos consiste en hacer solidaridad con realismo y eficacia, no en dividir a los espa?oles con propuestas de escaso recorrido.
Santiago Cervera Soto es candidato al Congreso por Madrid por el Partido Popular.
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