Cuando el terror era un 'impuesto'
ETA asesin¨® a 41 empresarios, secuestr¨® a medio centenar y someti¨® a todo el sector a la amenaza de la extorsi¨®n
ETA secuestr¨® a ?ngel Berazadi el 18 de marzo de 1976. Veinte d¨ªas despu¨¦s, su cuerpo inerte apareci¨® en la carretera de Elgoibar a Azkoitia (Gipuzkoa). Ten¨ªa 58 a?os, esposa y seis hijos, y era director gerente de la empresa Sigma. Treinta y dos a?os despu¨¦s, y a escasos kil¨®metros de all¨ª, en Azpeitia, Ignacio Ur¨ªa, de 70 a?os, recibi¨® dos tiros en la frente mientras se dirig¨ªa, como cada d¨ªa, a jugar a las cartas con los amigos. Era consejero de la constructora Altuna y Ur¨ªa, concesionaria de las obras del tren de alta velocidad en el Pa¨ªs Vasco que tan poco gusta a los terroristas. Berazadi y Ur¨ªa han sido el primero y el ¨²ltimo de los empresarios asesinados por la banda terrorista. En total han sido 41. El n¨²mero de secuestros roza el medio centenar. Los m¨¢s largos, los de Jos¨¦ Mar¨ªa Aldaya en 1995 -342 d¨ªas- y el de Emiliano Revilla en 1988 -249 d¨ªas-. Miles de empresarios m¨¢s han sido conminados a pagar un impuesto mafioso bajo la amenaza de las pistolas.
En 2002, la banda cobr¨® 1,4 millones por la extorsi¨®n, el 90% de sus ingresos
"Sabes que est¨¢s dando dinero a terroristas, pero piensas en tus hijos"
El comunicado de ETA del pasado 20 de octubre anunciando el fin de la violencia ha sido recibido con un inmenso alivio por los empresarios -aunque, como ocurre en el resto de la sociedad vasca, hay quien se f¨ªa m¨¢s y quien se f¨ªa menos-. Ellos ya hab¨ªan alcanzado una cierta tranquilidad. La ¨²ltima oleada de cartas solicitando el impuesto se recibi¨® en octubre de 2010, y en abril ETA anunci¨® que cesaba la extorsi¨®n. Era la primera vez que renunciaba a financiarse de este modo. No hab¨ªa ocurrido en ninguna de las treguas anteriores, durante las cuales las cartas siguieron llegando.
"Han sido d¨¦cadas muy duras", afirma Enrique Portocarrero, director del C¨ªrculo de Empresarios Vascos, en el que participan los responsables de las principales compa?¨ªas vascas. "El empresariado ha vivido con una angustia terrible. A pesar de todo, la gente ha resistido y ha tirado adelante haciendo frente a ETA". "Durante todos estos a?os hemos sufrido y resistido", a?ade Pedro Abasolo, presidente de la empresa Tubos Reunidos. "Hemos seguido invirtiendo, creando riqueza, pero siempre con el lastre del terrorismo. Sobre la extorsi¨®n, en nuestra empresa siempre hemos tenido las ideas muy claras: no pagar". ?Y el que lo ha hecho? "No somos nadie para juzgar", responde. Algo en lo que coincide con los presidentes de las patronales vasca y navarra. "Son situaciones personales muy dif¨ªciles".
El chantaje, teorizado a?os antes, empez¨® a practicarse a mediados de los 70. Ha afectado a empresarios grandes y peque?os, a profesionales liberales -abogados, m¨¦dicos, futbolistas, cocineros...-, y se ha modulado en funci¨®n de las necesidades de la banda, que extendi¨® los tent¨¢culos del impuesto cuando su debilidad operativa no le permit¨ªa ni llevar a cabo secuestros ni hacer demasiado cre¨ªble su chantaje.
"Durante los ¨²ltimos a?os ha habido picos terribles", explica Jos¨¦ Manuel Ayesa, expresidente de la Confederaci¨®n de Empresarios de Navarra. "La desesperaci¨®n les ha llevado a amenazar a todo el entorno. Enviaron una carta a la hija de 13 a?os de un empresario. La ni?a la recibi¨®, la llev¨® al colegio y se la ense?¨® a sus amigos. A pesar de todo, creo que durante los ¨²ltimos a?os el pago ha sido m¨ªnimo".Los empresarios elegidos por la banda para la extorsi¨®n no han tenido muchas opciones: pagar, marcharse de Euskadi o quedarse y resistir, con escolta o sin ella, asumiendo el riesgo para su vida y la de sus familias. La amenaza no era broma. ETA necesitaba el impuesto para su supervivencia, como lo demuestra la documentaci¨®n incautada en octubre de 2004 en Salies-de-B¨¦arn (sur de Francia) tras la detenci¨®n del entonces dirigente Mikel Albizu, Antza, y de Soledad Iparragirre, Anboto, responsable de la tesorer¨ªa de la banda. Los papeles dejan claro que ETA considera esencial imponer "castigos" a los que no paguen y actuar contra todo aquel que denuncie la extorsi¨®n.
"GEZI nos daba justo lo que necesit¨¢bamos para comer", se se?ala en un an¨¢lisis interno de la banda que maneja la polic¨ªa francesa. GEZI es el aparato de recaudaci¨®n, acr¨®nimo de Gora Euskal Zerga Iraultzalia -Viva el impuesto revolucionario vasco-. Contin¨²a el texto: "Hay que ser absolutamente firmes en este campo. Por un lado, tenemos que imponer castigos relacionados con el impuesto (y, si confirmamos que la ca¨ªda de GEZI ha sido consecuencia de una cita, sabemos contra qui¨¦n tenemos que ir). Por otro, tenemos que hacer detenciones para garantizar el futuro de la caja durante alg¨²n tiempo". Seg¨²n esas cuentas, ETA hab¨ªa ingresado con el impuesto 1.434.681 euros en 2002. Era el origen de casi todo el dinero -el total de los ingresos era de 1.555.966-. Aunque no era suficiente: la banda necesitaba para mantenerse casi dos millones al a?o, seg¨²n el documento.
Son muchos los que se han tenido que enfrentar al terrible dilema moral de pagar o no pagar. De repente, llegaba la primera carta. No era demasiado agresiva. Una invitaci¨®n a contribuir a la causa. Despu¨¦s llegaba otra, al cabo de algunas semanas. "Y, finalmente, en una posterior, en mi caso la tercera, te dec¨ªan ya que, si no pagabas, pasabas a ser objetivo prioritario de ETA", explica un empresario vizca¨ªno que habla con la condici¨®n del anonimato.
Nadie quiere decir p¨²blicamente que ha pagado. En primer lugar, porque puede constituir un delito y la justicia ha imputado e incluso procesado a empresarios por hacerlo. En segundo, porque nadie se siente c¨®modo con ello. "Es algo realmente terrible", explica este empresario. "Sabes que est¨¢s dando mucho dinero [en su caso, a finales de los 80, fue una cantidad importante: 24 millones de pesetas tras negociar con ETA, que le hab¨ªa pedido 40] a unos terroristas. Pero tambi¨¦n piensas que les puede pasar cualquier cosa a tus hijos o a tu mujer".
Alguno quiz¨¢ ha pagado voluntariamente. Pero la inmensa mayor¨ªa ced¨ªa a la extorsi¨®n de una banda armada que les dec¨ªa incluso c¨®mo deb¨ªan ser los billetes en los que quer¨ªa cobrar su impuesto. El chantaje lleg¨® a estar tan generalizado que es dif¨ªcil vivir en el Pa¨ªs Vasco y no conocer a alguien cercano que haya tenido que enfrentarse a una de estas cartas. Incluso los consejos de administraci¨®n debat¨ªan si deb¨ªan ceder al chantaje.
Una vez decidido el pago, hab¨ªa que llevarlo a cabo. Los terroristas no tienen una sede para llamar a su puerta, pero encontrarlos no era dif¨ªcil. "En las cartas me dec¨ªan que usara los conductos habituales de la izquierda abertzale", relata este empresario. "Y sabes perfectamente ad¨®nde ir. Aqu¨ª todos nos conocemos. Preguntas a uno, que pregunta a otro, que pregunta a otro, y a trav¨¦s de terceros se fija un d¨ªa, una hora y un lugar". En su caso, pidi¨® a un conocido que hiciera el pago en su nombre y lo hizo en una sola entrega. El hombre qued¨® con un intermediario en un lugar p¨²blico, en este caso sin cruzar la frontera con Francia, con los sobres repletos de billetes. "Fue curioso, porque la persona que yo hab¨ªa enviado pidi¨® un recibo, algo que acreditara que hab¨ªa entregado el dinero. Es absurdo pedirle eso a una banda terrorista, pero claro, ¨¦l no sab¨ªa c¨®mo probar ante m¨ª que hab¨ªa pagado. El otro le pregunt¨® en broma que ad¨®nde ten¨ªan que enviarlo, ?como si no supieran donde viv¨ªa, con todas las cartas que me hab¨ªan mandado! Naturalmente no recib¨ª nada".
Pagar no exime de un riesgo posterior. Cinco a?os despu¨¦s de haberlo hecho, la polic¨ªa avis¨® a este empresario de que su nombre, con datos muy precisos, hab¨ªa aparecido en unos papeles incautados a unos etarras. Pod¨ªa ser objeto de secuestro en cualquier momento. "No entend¨ª porqu¨¦ pasaba esto despu¨¦s de haber pagado, pero hubo que dejar el Pa¨ªs Vasco r¨¢pidamente casi con lo puesto. Lo cogimos todo, nos fuimos a otra ciudad y nos instalamos en casa de un amigo. Era noviembre. Tuvimos que buscar un colegio para mis hijos con el curso ya empezado y sin saber cu¨¢nto tiempo nos tendr¨ªamos que quedar". Al final fueron dos a?os. "Despu¨¦s pens¨¦ que, si quer¨ªan hacerme algo, casi les iba a ser m¨¢s f¨¢cil donde viv¨ªa entonces que en mi ciudad, donde suelo estar acompa?ado". As¨ª que regresaron. No pas¨® nada m¨¢s.
Las cartas las ha quemado. "Las guard¨¦ en un caj¨®n durante alg¨²n tiempo, pero se me pon¨ªa mal cuerpo cuando las ve¨ªa. Es una situaci¨®n terrible en la que te colocan. Te daban ganas de llorar cada vez que ve¨ªas lo que hac¨ªa ETA". Cuando se enter¨® del comunicado de la banda anunciando el fin de la violencia habl¨® con un amigo, tambi¨¦n empresario, v¨ªctima de un atentado. "Estaba muy emocionado. ?l lo ha pasado muy mal. Finalmente, a lo mejor llega la tranquilidad a este pueblo".
Ha habido algunas voces que se han alzado contra la extorsi¨®n. Como Juan Alcorta, que en abril de 1980, tras ser requerido por ETA para pagar, public¨® una carta en los peri¨®dicos vascos: "S¨¦ que con esta decisi¨®n puedo poner en peligro los a?os que me puedan quedar de vida, pero hay algo en mi conciencia, en mi manera de ser, por la que prefiero cualquier cosa que ceder a un chantaje que est¨¢ destruyendo mi tierra. [...] ETA: seguir¨¦ viviendo como he vivido siempre. Me ver¨¦is en las empresas de las que soy responsable. Me ver¨¦is en Atocha, aplaudiendo a la Real. Me ver¨¦is en alg¨²n partido de pelota. Me ver¨¦is en alguna sociedad popular cenando. As¨ª pues, no tendr¨¦is necesidad de buscarme". Jos¨¦ Mar¨ªa Korta tambi¨¦n se opuso p¨²blicamente a la extorsi¨®n. Fue asesinado en agosto de 2000.
Los empresarios son uno de los colectivos amenazados m¨¢s reacios a hablar sobre ETA. "La subcultura de la violencia que hay en Euskadi es muy fuerte y no acaba de la noche a la ma?ana", opina Carlos Trevilla, exsecretario general de UGT-Euskadi. "Hay mucho miedo a¨²n... y aqu¨ª ha pagado mucha gente. En algunos expedientes de regulaci¨®n de empleo que he visto, el empresario te reconoc¨ªa, ante agujeros negros que aparec¨ªan en las cuentas de la empresa, que eran de la extorsi¨®n". Curiosamente, este sindicalista dice que se ha sentido siempre cerca de los empresarios. Por ETA. "El antagonismo de intereses quedaba aparcado por algo mucho mayor. Quer¨ªan destruirlos unos totalitarios que no permit¨ªan una sociedad en libertad. Tambi¨¦n ha sido muy dif¨ªcil ejercer un sindicalismo en libertad para UGT, fuera del entorno abertzale".
Los efectos negativos para la econom¨ªa vasca han sido m¨²ltiples, aunque la comunidad aut¨®noma ha sabido salir adelante y crear un s¨®lido tejido industrial y empresarial. La tasa de paro, por ejemplo, es del 12,17%, seg¨²n la ¨²ltima Encuesta de Poblaci¨®n Activa, frente al 21,5% de la media nacional. "Pero el terrorismo ha sido totalmente pernicioso", se?ala Jos¨¦ ?ngel Corres, presidente de la C¨¢mara de Comercio de Bilbao. "Por las mayores dificultades para captar inversiones, por la gente que se ha marchado, porque las empresas de otros sitios utilizaban la baza del terrorismo para obtener pedidos cuando estaban en competencia con nosotros... El cese de la violencia va a ser muy positivo".
El alcalde de Vitoria, Javier Maroto (PP), acompa?aba al lehendakari Patxi L¨®pez en su viaje a EE UU cuando ETA hizo p¨²blico su comunicado el 20 de octubre. "Estaba all¨ª promocionando mi ciudad como ejemplo de desarrollo medioambiental", relata. "Antes hab¨ªa estado en Brasil. Y claro que ves cierta desconfianza en los inversores. Cuando oyen Pa¨ªs Vasco, piensan: 'Ah, donde ETA'. El fin de la violencia va a ser sin duda un motor econ¨®mico. Hemos perdido tantos millones, tanto talento, por esta lacra...".
Javier Gardeazabal, de la Universidad del Pa¨ªs Vasco, y Alberto Abadie, de la Universidad de Harvard, publicaron en 2003 un art¨ªculo sobre los costes econ¨®micos del terrorismo en el Pa¨ªs Vasco en la American Economic Review que conclu¨ªa que el Producto Interior Bruto (PIB) per c¨¢pita de Euskadi era un 10% menor de lo que hubiera sido sin terrorismo. Para ello crearon una especie de Pa¨ªs Vasco virtual, sin violencia, a trav¨¦s de una combinaci¨®n de las dem¨¢s regiones espa?olas con caracter¨ªsticas similares a las de Euskadi antes de que comenzara la actividad terrorista. "Hay quien ha opinado que el c¨¢lculo del 10% es bajo, pero se trata de una p¨¦rdida de extraordinaria importancia", se?ala Gardeazabal.
Los empresarios conf¨ªan en que el turismo aumente notablemente con la paz, como ya ha ocurrido desde que progresivamente se han ido reduciendo los atentados y la kale borroka. Euskadi es una de las regiones donde m¨¢s se ha incrementado en 2011, un 8%. El pasado fin de semana los turistas paseaban junto al Guggenheim. "Hemos le¨ªdo sobre el comunicado", explicaba Gretchen Hoffmann, estadounidense de 58 a?os, afincada en Londres. "Pero ya sab¨ªamos que ETA estaba muy d¨¦bil". A su lado, una joven alemana de 19 a?os ni siquiera hab¨ªa o¨ªdo hablar de la banda.
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