Adri¨¢n hace bueno al Atl¨¦tico

Noche de algarab¨ªa en el Calder¨®n, que frente a un Udinese de lo m¨¢s rampl¨®n recobr¨® el toque, el gol y la firme esperanza de ser un equipo sublime, capaz de descascarillar al m¨¢s pintado. Con el tino de Adri¨¢n, que ha pasado de complemento a pieza capital, todo es posible. Ya es el l¨ªder del grupo igualado con el conjunto italiano. Solo un desaguisado imprevisto le privar¨ªa de Europa.

La acidez producida por Reyes y su desplante, por una fiebre tan inoportuna como sospechosa, se olvid¨® de cuajo ante el Udinese. Respondi¨® Manzano con el manual del t¨¦cnico convencional, ese que apuesta por los mejores y cada uno en su sitio, ese que no entiende de rotaciones, quiz¨¢ el peor de los males desde que cogiera el equipo, m¨¢s que nada porque experiment¨® sin tener un once fermentado. La f¨®rmula dio resultado porque la l¨ªnea de tres cuartos, la que decide los encuentros, ha recobrado el color, con Arda Turan como trampol¨ªn; con Diego como desatascador con el pase imposible en la bota; y con Adri¨¢n como lazo definitivo para el juego colectivo.

La ingenua propuesta del Udinese fue, en cualquier caso, toda una ayuda. Expres¨® Guidol¨ªn desde la convocatoria -no incluy¨® a Toto Di Natale, el pichichi de la Serie A-, y la alineaci¨®n -solo Handanovic, Danilo, Badu y Doubai son titulares- un desinter¨¦s que contagi¨® al grupo, una debilidad que se plasm¨® sobre el tapete. Lejos de esa versi¨®n t¨¢ctica y abrigada que mostr¨® en Friuli, el Udinese fue un guirigay, un equipo de pega que no dio la talla ni supuso un contratiempo para el Atl¨¦tico. Adri¨¢n lo aclar¨®.

El delantero [extremo porque Manzano entiende que Falcao es la ¨²nica arista que sobresale en el balc¨®n del ¨¢rea] est¨¢ de dulce, incombustible porque no hay pelota que desprecie, presi¨®n que desatienda, pase que se le escape, ni remate que no atine. Est¨¢ en todas partes y hace bueno al Atl¨¦tico. Su movilidad es un bien preciado para Diego y Arda, que le surten de pases; y su culebreo es un tesoro para el ataque, porque aprovecha como nadie los arrastres de Falcao, ahora que pretende demostrar a cada duelo que su f¨²tbol no solo vive del remate de cabeza. As¨ª, Adri¨¢n marc¨® dos goles -complet¨® un contragolpe lanzado por Arda Turan y cabece¨® un centro de Antonio L¨®pez desde el borde del ¨¢rea chica- y regal¨® otro en lo que fue una jugada de a¨²pa, de las que enrojecen las manos por los aplausos. Adri¨¢n, desde el costado, se la dio a Diego, en el centro. Pase interior a Falcao, que la toc¨® de primeras y de tac¨®n a la llegada de Adri¨¢n, que indic¨® con la cintura una cosa y ejecut¨® con el pie lo contrario, para ceder el cuero a Diego, a gol.

Un Atl¨¦tico may¨²sculo ante un rival menor, que entendi¨® el f¨²tbol como un ejercicio de sacrificio m¨¢s que de diversi¨®n, que se descompuso a la que el guion le exigi¨® adelantar la presi¨®n. Solo God¨ªn, con dos errores tremendos, puso en jaque al equipo, mal resueltos por Fabrini y Abdi. Sobresaltos sin trascendencia que no inquietaron al Calder¨®n, brillante porque Falcao recuper¨® el gol a ¨²ltima hora, porque con Adri¨¢n el Atl¨¦tico lleva esmoquin.