La izquierda desarticulada
Al fijar la atenci¨®n en la actitud del PSOE frente a estas elecciones, es inevitable notar la sensaci¨®n de desaz¨®n y tranquilo desorden interno. Si adem¨¢s el foco se centra en el PSPV, el problema se torna end¨¦mico. Nadie espera demasiado de ellos durante esta campa?a, como nadie esperaba tampoco en 2008: ni Ferraz, ni sus simpatizantes, ni, sinceramente, quien escribe estas l¨ªneas. Por el momento, desde Blanquer¨ªas est¨¢n respondiendo perfectamente a estas (no) expectativas.
As¨ª, si a nivel estatal todo apunta a una victoria aplastante del Partido Popular, ?cabe esperar lo mismo en la Comunidad Valenciana? En apariencia, s¨ª: probablemente, la ventaja del PPCV frente al PSPV ser¨¢ de m¨¢s de 15 puntos. Pero esto es solo la mitad de la historia. Los populares valencianos son identificados con el modelo econ¨®mico basado en turismo, eventos y, sobre todo, construcci¨®n, lo cual les carga con una parte de la culpa de la crisis ante el electorado. Culpa que crece al mismo ritmo que aumenta la diferencia entre la tasa de paro nacional y auton¨®mica. La relaci¨®n con la dimisi¨®n de Camps y los problemas de corrupci¨®n es demasiado directa como para apoyar un crecimiento de votos, y fuerza al PPCV a una campa?a de bajo perfil para evitar exponerse. Para G¨¦nova, la victoria en las provincias valencianas es segura por la situaci¨®n socialista, y sabe de los l¨ªmites y riesgos de llamar la atenci¨®n, as¨ª que prefiere invertir recursos en otras zonas. Las encuestas ponen n¨²meros a estos argumentos: la de este mismo peri¨®dico del 9 de octubre da un 50,4% al PPCV, dos puntos y unos 100.000 votos menos que en 2008. El PSPV perder¨ªa nada menos que 10 puntos y unos 300.000 votos, pasando del 41,3% a un in¨¦dito 30,6%. El PP da esto por suficiente, y el PSOE, simplemente, por imposible de evitar.
La izquierda no crece, sino que se est¨¢ desarticulando en dos o m¨¢s piezas
Por ello, a pesar de que existir¨¢ la fanfarria habitual, la campa?a medi¨¢tica de los dos principales grupos en contienda ser¨¢ (ya est¨¢ siendo) m¨¢s bien t¨ªmida, dejando por tanto espacio a los minoritarios, principalmente EUPV y Comprom¨ªs-Equo. Cabe esperar que Esquerra Unida suba moderadamente en atenci¨®n al ser el receptor natural del descontento con los socialistas, pero tienen su propio techo de cristal: se encuentran enredados en su propio lenguaje, anclados en clich¨¦s de hace dos d¨¦cadas. Por ello, todo el mundo mira de reojo a la coalici¨®n valencianista, que construye un discurso joven que conecta con ese espectro de izquierda entre radical y socialdem¨®crata, que se siente abandonada por el PSOE y otros. Adem¨¢s, el componente identitario que incorpora a su programa es, al menos en apariencia est¨¦tica, nuevo y refrescante para el electorado.
Comprom¨ªs est¨¢ haciendo un uso efectivo de iniciativas relativamente simplistas (hay quien dir¨ªa "populistas") que le permiten conectar con el discurso de fondo de la indignaci¨®n, asociado con el desencanto respecto a la clase pol¨ªtica. El proyecto Desenxufa'ls, destinado a identificar con nombres y apellidos a "enchufados" en las Administraciones p¨²blicas, es un buen ejemplo. Se trata de una estrategia que, aunque ¨²til a corto plazo, puede volverse en su contra llegado un cierto momento, ya que uno no puede vivir con un pie dentro y otro fuera de las instituciones; con las responsabilidades llegan la negociaci¨®n, los acuerdos y las previsibles decepciones al electorado. Por el momento, sin embargo, se encuentran muy bien situados: las encuestas les dan al menos un esca?o (5,5%). Ahora que pueden articular un discurso econ¨®mico de calado estatal, est¨¢n en condiciones de conservar la mayor¨ªa de los 175.000 votos que recibieron el 22 de mayo.
Si seguimos las encuestas y asignamos en torno a un 6% a Esquerra Unida, nos encontraremos con casi un 12% del voto en dos partidos de izquierda distintos del PSPV. En 2000, 2004 y 2008 este porcentaje fue del 7%, 6% y 4%, respectivamente. El cambio de tendencia es espectacular. A la vez, Comprom¨ªs mantendr¨¢ una ventana medi¨¢tica para poder seguir lanzando su mensaje y mejorar su reconocimiento entre los votantes, mientras que la comunicaci¨®n del PSPV podr¨ªa compararse con un hilo de voz. Es decir: lo significativo no es solo que el reparto de votos de la izquierda quedar¨¢ m¨¢s distribuido, sino que en t¨¦rminos de presencia medi¨¢tica est¨¢n igualados. Pero no suman, sino que dividen: actualmente EUPV y Comprom¨ªs est¨¢n totalmente separados del discurso del PSPV-PSOE, dirigi¨¦ndole cr¨ªticas frontales de manera sistem¨¢tica como t¨¢ctica para ganar apoyos. Entonces el abismo se abre: la izquierda no est¨¢ creciendo, porque el total de votos a todos estos partidos no superar¨¢ claramente el monte de 2008, sino que se est¨¢ desarticulando en dos o m¨¢s piezas, por la falta de actitud de unos y la beligerancia estrat¨¦gica de los otros.
Parad¨®jicamente, solo una mayor¨ªa fuerte del PP en el Congreso de los Diputados podr¨ªa revertir este proceso. La consecuente serie de pol¨ªticas de corte liberal-conservador es el ¨²nico impulso posible para una oposici¨®n conjunta de izquierdas, en un formato de "campa?a permanente". Sin embargo, la tendencia actual nos dice que, a¨²n as¨ª, ser¨¢ dif¨ªcil evitar la desarticulaci¨®n de la izquierda valenciana.
Jorge Galindo es soci¨®logo.
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