Golpe al coraz¨®n de la vieja guerrilla
"Le estamos respirando en la nuca". Con esta gr¨¢fica expresi¨®n, el presidente colombiano, Juan Manuel Santos, explicaba hace unos meses que el Ej¨¦rcito ten¨ªa cada vez m¨¢s acorralado a Alfonso Cano, jefe de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). No era un farol. El viernes de madrugada, Cano y varios de sus hombres cayeron en un enfrentamiento en el departamento del Cauca. Todo un golpe al coraz¨®n del grupo armado que ha ensangrentado el pa¨ªs durante casi medio siglo.
La Operaci¨®n Odiseo, que ha acabado con el l¨ªder m¨¢ximo de las FARC, culmin¨® con el bombardeo de su base en las inexpugnables monta?as selv¨¢ticas del occidente andino. Cuando las tropas terrestres llegaron al campamento, encontraron unas gafas, una billetera y unos viejos peri¨®dicos... Cano, una vez m¨¢s, hab¨ªa escapado del ataque, pero andaba cerca. Horas despu¨¦s era abatido junto a varios de sus hombres.
Santos logra un ¨¦xito decisivo en su estrategia de acoso militar y oferta de di¨¢logo
Los programas de reinserci¨®n han diezmado las filas guerrilleras
A Cano le pisaban los talones desde que, en mayo de 2008, sucedi¨® en el mando de las FARC a Manuel Marulanda, Tirofijo. El octogenario fundador de la guerrilla hab¨ªa muerto de un infarto en su campamento. Del nuevo l¨ªder se dijo que era "intelectual y dialogante", y hubo quienes aventuraron una inminente apertura de la v¨ªa negociadora.
Es cierto que Guillermo Le¨®n S¨¢enz, que era su verdadero nombre, ten¨ªa formaci¨®n acad¨¦mica (hab¨ªa estudiado Antropolog¨ªa en Bogot¨¢) y organizaba cursillos de marxismo leninismo. Su procedencia urbana y clasemediera lo distanciaba de los viejos dirigentes guerrilleros, campesinos y agraristas. Pero su ortodoxia ideol¨®gica y su disciplina marcial parec¨ªan desmentir su "talante dialogante". A principios de 2008, por ejemplo, orden¨® el asesinato de 40 de sus hombres por faltas menores de disciplina.
De sus dotes negociadoras tampoco ha quedado mayor constancia: Cano ignor¨® los llamamientos tanto del expresidente ?lvaro Uribe como de su sucesor (y ex ministro de Defensa) Juan Manuel Santos, que tras asumir el cargo, hace un a?o, envi¨® mensajes muy directos al jefe de las FARC. Es m¨¢s, en los ¨²ltimos meses, la guerrilla, si bien muy debilitada, hab¨ªa intensificado los ataques contra civiles y fuerzas de seguridad.
Con la muerte de Alfonso Cano, Santos se apunta un ¨¦xito decisivo en la estrategia de pu?o de hierro con guante de seda que puso en marcha con Uribe. Por un lado, presi¨®n militar constante. Por otro, mano tendida para los guerrilleros que dejen las armas. La combinaci¨®n ha sido letal para las FARC. Miles de hombres se han desmovilizado para acogerse a los programas de reinserci¨®n (se calcula que la guerrilla no cuenta hoy con unos 8.000 miembros, de los 18.000 que lleg¨® a tener en los a?os noventa). Adem¨¢s, en los ¨²ltimos a?os, la ofensiva militar ha arrinconado a las FARC en las ¨¢reas m¨¢s inh¨®spitas y ha quebrado su sistema de comunicaciones.
Desde 2007, y fruto del trabajo de los servicios de inteligencia colombianos -sin duda, los mejores de Am¨¦rica Latina-, los cabecillas del grupo armado han ido cayendo uno a uno, muertos o detenidos.
El punto de inflexi¨®n fue la Operaci¨®n F¨¦nix, que acab¨® con Ra¨²l Reyes, n¨²mero dos de las FARC, muerto en marzo de 2008 en el bombardeo de su campamento en suelo ecuatoriano. Los ordenadores incautados a Reyes brindaron una informaci¨®n decisiva no s¨®lo sobre el funcionamiento interno y la estrategia de la guerrilla, sino sobre sus redes de apoyo internacional, que implicaban a altos funcionarios de Venezuela y Ecuador. En otro golpe espectacular, la Operaci¨®n Jaque, un comando disfrazado de equipo de mediadores rescat¨® a Ingrid Betancourt y a otros once rehenes canjeables y priv¨® a las FARC de su tesoro m¨¢s valioso.
Sin coordinaci¨®n y sin liderazgos claros, el futuro de la organizaci¨®n se complica todav¨ªa m¨¢s. De los siete miembros que quedan en el Secretariado, el m¨¢ximo ¨®rgano de la guerrilla, los dos nombres que suenan con m¨¢s fuerza como reemplazo de Cano (Luciano Mar¨ªn, alias Iv¨¢n M¨¢rquez, y Rodrigo Londo?o, alias Timochenko) viven desde hace a?os en la vecina Venezuela. Sobre el terreno, la l¨ªnea de mando y control est¨¢ cada vez m¨¢s desarticulada.
Algunos analistas creen que este golpe puede forzar a las FARC a aceptar la rendici¨®n y a negociar el desarme. Santos, incluso, impulsa un controvertido proyecto de reforma temporal de la Constituci¨®n para crear unos mecanismos de "justicia transicional" que faciliten el abandono de las armas.
Pero pocos echan las campanas al vuelo. Desde hace a?os, las FARC, que engrosan las listas internacionales de organizaciones terroristas, han dejado de ser "la guerrilla m¨¢s antigua del continente" para convertirse en uno de los nuevos carteles del narcotr¨¢fico.
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