Soso
M¨¢s que en un debate pol¨ªtico daba la impresi¨®n de que nuestros aspirantes a la presidencia del Gobierno estaban cantando temas ante un tribunal de oposici¨®n. Nuestros opositores llevaban unas lecciones aprendidas y las iban a soltar como fuera; de aquello que no quer¨ªan hablar porque les produc¨ªa incomodidad o porque no estaban suficientemente preparados se escurr¨ªan como anguilas. Tampoco parec¨ªa que quisieran poner al otro en demasiados aprietos. Ni Rubalcaba ni Rajoy poseen el verbo hiriente de otros l¨ªderes de sus partidos y, aunque se agradece la buena educaci¨®n, cuando se trata de un debate tan significativo una espera que los protagonistas nos aumenten durante algunos minutos la tensi¨®n arterial. Pero no. Ahora hay empresas que juzgan los debates no en cuanto a su sesgo pol¨ªtico sino, dicen, desde un punto de vista estrictamente cient¨ªfico. Estoy esperando que califiquen el debate con la palabra que le corresponde: soso.
Soso y previsible. Rubalcaba ech¨® mano del argumento ad¨ªadehoynosabemoscu¨¢lessuprogramapol¨ªtico; Rajoy se apuntal¨® en el suyo, porqu¨¦nollev¨®acabosuprogramacuandoeraministro. Dos apuntes sarc¨¢sticos que de tan repetidos han perdido su fuerza, porque lo que no tienen en cuenta los partidos, cuando encorsetan el espacio televisivo y tratan de que ning¨²n elemento sorpresa pueda desbaratar su lecci¨®n aprendida, es que los espectadores (o votantes) desear¨ªamos que los l¨ªderes hubieran de v¨¦rselas en una discusi¨®n real, aceptando el desaf¨ªo de esos quiebros inesperados que ponen a prueba el empaque y la capacidad de encaje.
Tendr¨ªa que haber no uno, 10 debates, y no solo con los dos jefes, sino entre los cargos medios de los partidos. Los votamos a todos. Tenemos necesidad de verles de verdad en acci¨®n. Pero para esto tiene que llegar el d¨ªa en que sean los periodistas quienes establezcan las reglas del juego.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.