El falso mito que el PP alienta

La cantinela del PP seg¨²n la cual el Gobierno del PSOE recibi¨® en 2004 la mejor herencia econ¨®mica de la historia de Espa?a y luego la malgast¨® por su ineptitud es, probablemente, la base de las excelentes perspectivas electorales de Mariano Rajoy. Este falso mito, repetido hasta la saciedad desde que, en 2008, estall¨® la crisis econ¨®mica, va acompa?ado siempre o casi siempre de la idea de que los conservadores van a repetir el milagro cuando vuelvan al Gobierno. O incluso, ayer mismo, en t¨¦rminos que m¨¢s bien parecen un chantaje: el milagro se repetir¨¢ solo si los conservadores recuperan el Gobierno.

No debe sorprender que los socialistas no hayan negado esta sesgada versi¨®n de la realidad econ¨®mica espa?ola solo hasta muy recientemente, cuando los sondeos los daban ya por perdedores en las elecciones legislativas. La causa de su silencio fue reconocida por el presidente Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, en uno de los debates econ¨®micos en el Congreso, cuando explic¨® que solo se arrepent¨ªa de "no haber pinchado antes la burbuja inmobiliaria". La enorme burbuja inmobiliaria era en realidad la herencia econ¨®mica dejada por el PP en 2004 y los socialistas no la han criticado hasta ahora ni se han dedicado a desmontar el mito levantado sobre ella por el PP porque, a fin de cuentas, en su d¨ªa asumieron y luego aplicaron con entusiasmo la Ley del Suelo, que fomenta la ilimitada expansi¨®n inmobiliaria, la denominada ley Rato, que est¨¢ en el origen de la especulaci¨®n y de la propia burbuja inmobiliaria. Los socialistas cabalgaron euf¨®ricos sobre ese corcel hasta 2008. Ahora, los expertos le atribuyen 3,5 millones de parados. Sin mucho ¨¦nfasis, el candidato socialista, Alfredo P¨¦rez Rubalcaba, record¨® el otro d¨ªa a Mariano Rajoy en su debate por televisi¨®n que esa tan cacareada herencia "se ha desplomado" como un castillo de naipes y entonces se ha visto que la desnuda realidad econ¨®mica de Espa?a es otra, y que era un mal modelo. Rajoy ni le contest¨®. El PP, con el propio Rajoy en cabeza, anda proclamando a los cuatro puntos cardinales que ellos van a repetir la experiencia. La realidad es que el partido conservador est¨¢ tan comprometido con el sector de la construcci¨®n, en particular en las comunidades aut¨®nomas donde la burbuja inmobiliaria m¨¢s se hinch¨®, la valenciana y Madrid, y sus dirigentes est¨¢n metidos tan adentro en bancos y cajas de ahorros que fomentaron la burbuja inmobiliaria, la principal de ellas presidida ahora por el mismo Rodrigo Rato, que no cabe duda alguna de que su intenci¨®n es volver a hincharla. A eso se refiere Rajoy cuando dice que un Gobierno presidido por ¨¦l har¨¢ que vuelvan el crecimiento y la creaci¨®n de empleo, y resolver¨¢ los problemas del sector financiero.

La denuncia del aplastante poder de cuatro grandes 'lobbies' lanzada por Coscubiela ha quedado sin respuesta

El debate sobre esta cuesti¨®n debiera estar en el centro de la campa?a electoral, y no con alusiones de pasada, no como si los socialistas no hubieran sido tambi¨¦n partidarios de ese modelo. El sector inmobiliario y de la construcci¨®n, as¨ª como el financiero, que lo ha alimentado, han dictado sus condiciones a la pol¨ªtica econ¨®mica espa?ola en los ¨²ltimos 15 a?os. Lo denunci¨® Joan Coscubiela al principio de la presente campa?a electoral. La incapacidad de la pol¨ªtica para imponerse a los mercados financieros desregulados, el humus en el que crece la crisis econ¨®mica europea y estadounidense, significa concretamente en Espa?a que las pol¨ªticas econ¨®micas de los ¨²ltimos 15 a?os han sido dictadas por cuatro lobbies: el financiero, el constructor-inmobiliario, el energ¨¦tico y el de los medios de comunicaci¨®n. Interconectados, todos se han beneficiado de un modelo econ¨®mico insano y necesitan remendarlo para mantenerlo.

La ventaja de Coscubiela, ahora candidato de Iniciativa Verds en las elecciones del d¨ªa 20, es que ha sido secretario general de CC OO durante muchos a?os y sabe de qu¨¦ habla cuando describe la realidad del poder econ¨®mico. Su conferencia del 18 de octubre en la Universidad Ramon Llull puso el dedo en esta llaga. El silencio con que ha sido acogida su denuncia de la descompensada fuerza de los cuatro grandes lobbies no hace m¨¢s que ratificarla. Sobre este silencio descansa el ascenso electoral del PP y, en Catalu?a, tambi¨¦n el de sus aliados de CiU.