Prisi¨®n perpetua para la jaur¨ªa
La terror¨ªfica jaur¨ªa de secuestradores, torturadores y asesinos de la Escuela de Mec¨¢nica de la Armada, cuya siniestra sigla (ESMA) fue motivo de horror en Argentina durante a?os de cr¨ªmenes abominables y posteriores d¨¦cadas de vergonzosa impunidad, acaba de ser, al fin, sentenciada por la justicia argentina. Aquellas fieras desalmadas, conocidas por sus famosos nombres y sobrenombres, como el Tigre (Jorge Acosta), el ?ngel de la Muerte (Alfredo Astiz), el muy temido Serpico (Ricardo Miguel Cavallo), adem¨¢s de otra serie de colegas de su mismo cuerpo militar, todos ellos oficiales de la Marina argentina de diversas graduaciones, destinados por aquellos a?os setenta en aquel indecente centro docente, reciben al fin su merecido castigo.
Los oficiales de la Marina argentina que desencadenaron una brutal represi¨®n por fin reciben su castigo
Recordemos que la ESMA fue el mayor de los centros clandestinos de detenci¨®n de aquella dictadura, por el que pasaron miles de v¨ªctimas secuestradas y hoy desaparecidas, de las cuales unas 3.000 fueron arrojadas al mar por los vuelos de la muerte.
Cierto que Astiz ya fue sentenciado a cadena perpetua por la Cour d'Assises de Par¨ªs hace nada menos que 21 a?os (1990) por el secuestro y asesinato de las monjas francesas Alice Domon y L¨¦onie Duquet. Pero lo fue en ausencia, y su extradici¨®n fue denegada en su momento por un Gobierno argentino muy posterior a la dictadura.
Cierto tambi¨¦n que Cavallo fue capturado en M¨¦xico en 2000 y extraditado a Espa?a en 2003, todo ello a requerimiento de la Audiencia Nacional, donde el juez Baltasar Garz¨®n instruy¨® su causa por varios a?os y donde la fiscal¨ªa solicitaba para ¨¦l una pena, minuciosamente calculada, de 13.000 a 17.000 a?os de prisi¨®n, bajo diversas hip¨®tesis de imputaci¨®n. Moderada cifra, comparada con la cadena perpetua ahora dictada en su pa¨ªs. En t¨¦rminos cronol¨®gicos rigurosos, unos cuantos milenios siempre son menos tiempo que la interminable perpetuidad. Pero, finalmente, Cavallo fue reclamado por Argentina y extraditado para ser juzgado all¨ª, una vez anulada la Ley de Punto Final de 1986 y la de Obediencia Debida de 1987, as¨ª como los posteriores indultos de 1989 y 1990.
A su vez, su colega Alfredo Scilingo, tambi¨¦n marino de la ESMA (autor confeso del lanzamiento al mar de 30 personas, narcotizadas pero vivas, en dos vuelos de la muerte), de forma sorpresiva y atolondrada se present¨® en Madrid al propio juez Garz¨®n. Como consecuencia de ello, y pese a que trat¨® de retractarse de sus detalladas confesiones, permanece a¨²n en la c¨¢rcel de Soto del Real, condenado a la tambi¨¦n moderada pena de 1.084 a?os de prisi¨®n por nuestro Tribunal Supremo, que elev¨® a esa cifra la sentencia previa a¨²n m¨¢s moderada (640 a?os) que en 2005 le hab¨ªa impuesto por aquellos cr¨ªmenes la Audiencia Nacional. Poca cosa, comparada con la perpetua que ahora le hubiera correspondido en su propio pa¨ªs.
Recordemos igualmente que el ya fallecido almirante Emilio Massera, miembro de la primera Junta (1976-1980) y responsable m¨¢ximo de los horrores perpetrados por la Armada, incluida la ESMA, fue condenado a prisi¨®n perpetua en 1985, pero el segundo indulto del presidente Menem lo devolvi¨® a la libertad a finales de 1990.
Sin embargo, es ahora, precisamente ahora, ya sin indultos, sin autoamnist¨ªas, sin obediencias debidas ni puntos finales, cuando llega por fin la madre de todas las condenas, la culminaci¨®n de innumerables esfuerzos en pro de la justicia, la aut¨¦ntica hora de la desnuda verdad. Es ahora cuando la Justicia argentina (Tribunal Oral Federal N? 5) se pronuncia con un fallo contundente sobre las responsabilidades individualizadas de cada uno de los miembros del nutrido grupo de marinos militares, jefes y oficiales que, a?o tras a?o, entre 1976 y 1983 (con m¨¢xima acumulaci¨®n en el periodo 1977-1978) protagonizaron los horrores criminales all¨ª perpetrados.
Una de las claves de la cala?a moral de los condenados nos la proporciona la frase de uno de ellos, El Tigre Acosta, que en pleno juicio calific¨® al Gobierno de Kirchner de "montonero proterrorista". En otras palabras, tambi¨¦n los Kirchner y sus seguidores debieron ser patri¨®ticamente eliminados y desaparecidos en aquellos a?os setenta. Seg¨²n estos fan¨¢ticos criminales, esa fuerza democr¨¢tica, hoy arrolladoramente mayoritaria en aquella sociedad, tambi¨¦n debi¨® en su d¨ªa ser exterminada, formando parte de lo que ellos llamaban "la subversi¨®n".
Finalmente, tras un largo juicio de casi dos a?os, los jueces Ricardo Farias, Germ¨¢n Castelli y Daniel Obligado han emitido la sentencia tan largamente esperada, y p¨²blicamente le¨ªda para conocimiento general: prisi¨®n perpetua para los reos Jorge Acosta, Alfredo Astiz, Ricardo Miguel Cavallo, Julio C¨¦sar Coronel, Adolfo Miguel Donda, Alberto Eduardo Gonz¨¢lez, ?scar Antonio Montes, Antonio Pern¨ªas, Jorge Carlos R¨¢dice, N¨¦stor Omar Savio, Ra¨²l Enrique Scheller y Ernesto Frim¨®n Weber, como responsables de delitos de privaci¨®n ileg¨ªtima de la libertad, tormentos y homicidio. Igualmente, resultan condenados a 25 a?os de prisi¨®n Juan Carlos Fotea Dineri y Manuel Jacinto Garc¨ªa Tallada, a 20 a?os Carlos Antonio Capdevilla, y a 18 a?os Juan Antonio Azic.
Siempre habr¨¢ quien afirme que estos juicios y condenas tan tard¨ªas no tienen sentido ni efectividad real. Craso error. Su efecto aleccionador es insustituible, su legitimidad es absoluta y su justificaci¨®n, total.
Prudencio Garc¨ªa, investigador de la Fundaci¨®n Acci¨®n Pro Derechos Humanos y Fellow del IUS de Chicago, es profesor del Instituto Guti¨¦rrez Mellado de la UNED.
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