La inmunidad como parlamentario le protege a¨²n en cinco sumarios
Silvio Berlusconi est¨¢ imputado en tres juicios y se le investiga en otros dos m¨¢s. Aunque llegue a ser un simple diputado, la inmunidad parlamentaria seguir¨¢ protegi¨¦ndolo. Hasta ahora ha podido escabullirse, alargando los tiempos ya b¨ªblicos de la justicia italiana, gracias a varias leyes confeccionadas a la medida de sus l¨ªos. Una mayor¨ªa disciplinada se las aprobaba sin rechistar.
Sin embargo, hay ¨®rganos de garant¨ªa por encima del Parlamento. El Tribunal Constitucional consider¨® ilegal la ley Alfano -que suspend¨ªa los juicios a los cuatros cargos m¨¢s altos del Estado-, y un refer¨¦ndum con gran participaci¨®n tumb¨® la norma del "leg¨ªtimo impedimento" (que establec¨ªa algo as¨ª como: "No puedo acudir al banquillo porque estoy muy ocupado gobernando el pa¨ªs"). Pese a ello, Berlusconi podr¨ªa seguir esquivando los tribunales si justifica su ausencia con compromisos pol¨ªticos como, por ejemplo, una sesi¨®n en el Congreso.
La acusaci¨®n por corrupci¨®n de testigos es la que m¨¢s le inquieta
'Il Cavaliere' es investigado en dos procesos sobre esc¨¢ndalos sexuales
Sin embargo, si hubiera sentencia condenatoria, el Parlamento podr¨ªa desaforar al tres veces primer ministro, que se ver¨ªa as¨ª a las puertas de la c¨¢rcel.
Lo que m¨¢s preocupa al primer ministro es el juicio que ya llev¨® a la condena de David Mills, el abogado ingl¨¦s que a partir de 1978 cre¨® para su empresa Fininvest una red de sociedades off shore en el extranjero (que garantizaban a Il Cavaliere ingresos invisibles para el fisco italiano). Los jueces que le condenaron escribieron en la sentencia que "Mills actu¨® como falso testigo" en dos juicios por fraude y cohecho en los que estaba imputado su jefe, "para consentir la absoluci¨®n de Berlusconi y para sacar ventaja econ¨®mica".
Las sesiones del juicio contra Mills dejaron claro que su testimonio fue determinante para que los antiguos juicios contra Berlusconi terminaran en nada. Por sus mentiras en los tribunales, el abogado brit¨¢nico obtuvo 600.000 d¨®lares (unos 439.000 euros) por parte de su muy agradecido jefe. Por eso Berlusconi est¨¢ acusado de corrupci¨®n de un testigo. Se aprovech¨® la ley Alfano para suspender el juicio durante meses, y luego del "leg¨ªtimo impedimento" para no acudir al banquillo y alargar los tiempos del pleito, esperando su fecha de caducidad (principios de 2012). La sentencia podr¨ªa llegar el 16 de enero.
La gesti¨®n opaca de sus empresas y de los beneficios que producen le hizo enfrentarse a varias acusaciones de cohecho y fraude fiscal. El ¨²nico juicio que sigue en pie por estos delitos -de los otros siempre logr¨® salir limpio- se refiere a la compraventa de derechos para retransmitir formatos televisivos en las cadenas de Mediaset, su grupo televisivo. Berlusconi compraba a un euro pero declaraba gastar dos, escond¨ªa la diferencia en el extranjero y fue acumulando una fortuna fuera de los confines nacionales sobre la que no pag¨® impuestos. El juicio ya est¨¢ encarrilado en primera instancia y se refiere a delitos acontecidos hasta 2003.
Siempre en Mil¨¢n, Berlusconi tiene otra cuenta pendiente: los fiscales le acusan de inducci¨®n a la prostituci¨®n de menores. El caso se centra en la marroqu¨ª Ruby Robacorazones, con la que el pol¨ªtico italiano habr¨ªa mantenido relaciones sexuales, pagando por ellas, cuando a¨²n no ten¨ªa 18 a?os.
Este juicio se halla en la fase de investigaci¨®n preliminar. Sin embargo, conllev¨® un importante revuelo medi¨¢tico y asest¨® un duro golpe a la credibilidad del primer ministro. Las declaraciones de Ruby encendieron los focos sobre una verdadera red de chicas que cobraban un dineral para participar en fiestas nocturnas (el bunga-bunga) en la mansi¨®n de Arcore, a las puertas de Mil¨¢n.
Las noches del primer ministro, que en septiembre cumpli¨® 75 a?os, estaban llenas de animaci¨®n no solo lejos de Roma, cuando volv¨ªa a su Mil¨¢n natal para desconectar del ajetreo pol¨ªtico. La fiscal¨ªa de Bari, que a¨²n no ha formalizado la acusaci¨®n, le investiga por un delito de inducci¨®n a rendir falsos testimonios: Berlusconi habr¨ªa pagado al empresario Giampaolo Tarantini para que este mintiera a los fiscales que le investigaban por haber llevado, entre 2008 y 2009, a una treintena de prostitutas a la residencia romana del primer ministro, el Palacio Grazioli, y a Villa Certosa, en Cerde?a.
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