Levantar edificios al estilo de una cadena de montaje
El proceso abarata costes pero exige personalizar los elementos constructivos
Mauro Gil-Fournier, Miguel Jaenicke y Esa¨² Acosta, los arquitectos del estudio SIC, firmaron en Atocha en 2007 el monumento al 11-M en Madrid. Aquel trabajo, sorprendente, sobrio y emocionante, dejaba claro una de sus prioridades como proyectistas: la investigaci¨®n del comportamiento y el efecto de los materiales. Hoy, cuatro a?os despu¨¦s, acaban de concluir en un parque tecnol¨®gico de Le¨®n la planta biofarmac¨¦utica Genhelix, un edificio dedicado a la fabricaci¨®n de anticuerpos monoclonales que demuestra que el estudio no ha alterado ideario ni prioridades.
El nuevo laboratorio se ha erigido con sistemas constructivos est¨¢ndar para reducir el tiempo de duraci¨®n de la obra y tambi¨¦n para abaratar el coste del inmueble (8.380 metros cuadrados y 4.890.000 euros, seg¨²n los arquitectos). Las ventajas de la industrializaci¨®n son conocidas. Sortear las desventajas exige a los arquitectos mano maestra para singularizar lo com¨²n.
Los arquitectos del monumento al 11-M crean una planta biofarmac¨¦utica
Para obtener originalidad en lo seriado se deben transformar, personaliz¨¢ndolos, los elementos industriales. ?C¨®mo lo hicieron estos arquitectos en el caso de la obra de Le¨®n? "Pensamos que es posible hacer arquitectura de calidad con presupuestos muy ajustados desarrollando, transformando y personalizando sistemas constructivos industrializados", cuentan. Y concretan que, en este proyecto, los sistemas de panelaje interior, las cubiertas y los acabados son econ¨®micos, elementos de cat¨¢logo disponibles en el mercado que, sin embargo, han sido alterados. Por ejemplo, las chapas industrializadas est¨¢ndar han sido plegadas en la obra.
As¨ª, los arquitectos han trabajado con una estructura modulada que permite, adem¨¢s del ajuste presupuestario, una respuesta espec¨ªfica de cada elemento estructural a esfuerzos puntuales. Como resultado, la estructura queda adaptada al lugar y, adem¨¢s, singularizada: dotada de identidad. En la nave, un voladizo de acceso indica el comienzo del recorrido y la entrada a la planta industrial.
Los cinco vol¨²menes de laboratorios, oficinas y almacenes de est¨¢ planta est¨¢n preparados para crecer. Tambi¨¦n la fachada puede hacerlo envolviendo nuevos cuerpos. Adem¨¢s de ese potencial, la cara del laboratorio expresa salud e higiene en medio del pol¨ªgono tecnol¨®gico. La arquitectura es blanca, limpia, bastante as¨¦ptica, pero tambi¨¦n corporativa. Est¨¢ marcada por esa fachada ondulada, hija de elementos industriales, y, sin embargo, fue convertida gracias a los acabados en obra en un dise?o exclusivo. Es la piel de metal expandido lo que unifica las oficinas y los laboratorios. Por eso, de la suma de todos los edificios se lee una ¨²nica imagen homog¨¦nea, compacta y rotunda.
Ciertamente, no solo el dise?o de los arquitectos y la mano de los operarios han colaborado a la hora de construir el car¨¢cter del inmueble. Tambi¨¦n el grafismo es importante. En un punto por donde pasar¨¢ el AVE hacia Asturias, las letras se descomponen seg¨²n los diferentes puntos de vista, simulando el movimiento del logotipo en funci¨®n de la direcci¨®n y la velocidad del observador. As¨ª, la visi¨®n central fragmentada da paso a visiones laterales fugaces.
Todas las ideas suman. La principal en este caso consiste en transformar lo est¨¢ndar de la producci¨®n en lo espec¨ªfico de las necesidades del proyecto y el cliente. Si un arquitecto es capaz de firmar esa transformaci¨®n, los costes se reducen sin tener que sacrificar la precisi¨®n de las soluciones y el dise?o puede ser a la vez industrial y a medida.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.