Una reliquia "hundida, torcida y llena de andamios"
Sus errores son parte del encanto de la estaci¨®n de Atocha, que Ricardo Aroca aborda en su nuevo libro
Las estaciones de tren decimon¨®nicas ten¨ªan techos alt¨ªsimos para que los viajeros no se asfixiasen con el humo de las locomotoras. "Ahora los trenes son el¨¦ctricos, pero las estaciones siguen siendo enormes... por pura grandilocuencia". Con aire de venerable profesor, Ricardo Aroca, exdecano del Colegio de Arquitectos, se pasea bajo la imponente nave de la vieja estaci¨®n, de 27 metros de altura. Atocha es uno de los lugares que analiza en su nuevo libro, La historia secreta de los edificios. "Es un buen edificio para explicar, ?porque tiene tantos errores!", brama Aroca con una risotada. "La pobre, est¨¢ hundida, torcida y ahora, encima, llena de andamios". Vayamos por partes.
El "error de base" del edificio es, seg¨²n el arquitecto, su ubicaci¨®n. Como los trenes no pueden superar pendientes hubo que hundir la estaci¨®n, escondi¨¦ndola y complicando su acceso. Para evitarlo se pod¨ªa haber suavizado la diferencia de cota durante kil¨®metros, algo muy caro. O se podr¨ªa haber alejado del centro la estaci¨®n, "lo cual no interesaba ni pol¨ªtica ni econ¨®micamente, porque le quitaba visibilidad". Otra opci¨®n, "que era dif¨ªcil que se les hubiese ocurrido en el XIX cuando los trenes a¨²n echaban humo", era dejar las v¨ªas abajo y construir la estaci¨®n encima. Esta idea -en la cual se basan muchas estaciones contempor¨¢neas como Santa Justa, la favorita del profesor-, se podr¨ªa haber llevado a cabo en las reformas de 1985 y 1990, "desmontando y elevando el edificio original al nivel de la calle", dice Aroca. No es una boutade: "Cosas m¨¢s dif¨ªciles se han visto".
Adem¨¢s de no subir cuestas, los trenes tampoco giran. Por ello, la estaci¨®n, adem¨¢s de hundida, est¨¢ torcida respecto a la plaza que ocupa. Una plaza, la de Carlos V, que Aroca llama "un extra?o no lugar", un confuso cruce de avenidas sin una forma concreta. La orientaci¨®n de la estaci¨®n, obligada por la direcci¨®n en la que llegaban las v¨ªas, hizo que siempre se entrase por un lateral. Tanta fachada principal para nada.
A pesar de sus errores, Atocha fue una gran estaci¨®n. Proyectada por un disc¨ªpulo de Eiffel, fue una de las mayores de su tiempo, aunque, no una de las primeras. "Supuso nuestra entrada tard¨ªa en la modernidad", dice Aroca, en cuyo libro explica las claves de la arquitectura de hierro y cristal. Por ejemplo: esos botones caracter¨ªsticos que se ven a lo largo de las vigas de hierro son roblones, una especie de clavo con una cabeza semiesf¨¦rica que se calentaba al rojo, se introduc¨ªa en sendos agujeros en dos planchas taladradas, luego se golpeaba por el otro lado hasta crear otra cabeza. Era la soluci¨®n anterior a la soldadura. Otra curiosidad de la estaci¨®n es el ancho de sus v¨ªas, diferente al est¨¢ndar europeo. "La explicaci¨®n que dieron los ingenieros fue t¨¦cnica, pero est¨¢ claro que se hizo para dificultar una posible invasi¨®n francesa, hac¨ªa solo 50 a?os de la ocupaci¨®n napole¨®nica".
"En el siglo XIX las necesidades espec¨ªficas de los trenes crearon un prototipo de edificio reconocible", dice Aroca. Cualquier viajero sab¨ªa que Atocha era sin duda una estaci¨®n de tren. "Hoy los arquitectos pueden hacer las estaciones como quieran y no hay quien las reconozca; la tendencia es hacer edificios monumentales, pero podr¨ªan ser mucho m¨¢s modestas y baratas", dice Aroca. En Atocha, la vieja estaci¨®n es un vestigio que funciona como vest¨ªbulo alternativo a la nueva, dise?ada en varias fases por Rafael Moneo a partir de 1985. "Es una reforma correcta, pero digamos que no enternece", dice Aroca, para quien una mayor previsi¨®n de las ampliaciones habr¨ªa dado claridad y unidad a las piezas. "El nuevo aparcamiento es poco afortunado y el monumento a las v¨ªctimas del 11-M, que en el concurso era precioso, qued¨® como una casta?a... Solo suman confusi¨®n a la mara?a", dice. Al final, "el resultado son viajeros desorientados, que tienen que mirar los carteles para llegar adonde van... Y cuando tienes que poner un cartel de curva peligrosa, es que has hecho mal la carretera".
Queda explicar el porqu¨¦ de los andamios. Se colocaron hace unas semanas para rehabilitar la fachada y los torreones hist¨®ricos. La obra durar¨¢ 12 meses y costar¨¢ 1.332.253 euros. Se restaurar¨¢ la cortina vidriada y las esculturas con forma de quimera que coronan el hastial, esas bestias aladas, mitad le¨®n mitad drag¨®n que, como los trenes de anta?o, escup¨ªan humo.


Antigua estaci¨®n de trenes de Atocha
- Autores. Alberto de Palacio Elissag¨¹e y Henry Saint James (ingeniero).
- Construcci¨®n. 1888 - 1892.
- Estilo. Hierro y cristal.
- Ubicaci¨®n. Plaza del Emperador Carlos V.
- Funci¨®n original. Estaci¨®n de tren.
- Funci¨®n actual. Vest¨ªbulo e invernadero de la actual estaci¨®n
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