Vencedores y vencidos
Una de las im¨¢genes que con m¨¢s viveza recuerdo de la pasada noche electoral es la de Alfredo P¨¦rez Rubalcaba compareciendo en solitario para aceptar su estrepitosa derrota. Aunque la verdad sea dicha, ni la derrota fue s¨®lo suya (yo dir¨ªa que ni principalmente suya), ni compareci¨® completamente solo. Luego hemos sabido que ¨¦sa hab¨ªa sido su voluntad, aunque los suyos le insistieron para que apareciera rodeado al menos de simpatizantes. As¨ª lo hizo, sobre todo de mujeres que se abalanzaron sobre ¨¦l nada m¨¢s hubo terminado su discurso, para darle besos y ¨¢nimos. Aunque nada parec¨ªa poder consolarlo, no se me olvida la imagen de todas esas simpatizantes intent¨¢ndolo. Al igual que las antiguas pla?ideras, aquel coro de mujeres que lloraba y se compung¨ªa en los funerales, me pareci¨® que el coro de mujeres que rodeaba al fallido candidato para tocarlo y confortarlo formaba parte de una suerte de actualizaci¨®n de la tragedia griega.
Puede pensarse que el aire desolador de las derrotas sin paliativos tiene, sin embargo, algo purificador. Perder casi cuatro millones y medio de votos obliga, evidentemente, a replantearse todo. Si llevamos tres a?os oyendo que la crisis es una oportunidad para reinventarse, qu¨¦ duda cabe que el partido socialista tiene una oportunidad fant¨¢stica para ¨ªdem. Y m¨¢s temprano que tarde, Zapatero y Rubalcaba deber¨ªan ofrecer una reflexi¨®n sincera y autocr¨ªtica sobre las causas de la debacle, evitando la tentaci¨®n de delegar toda la responsabilidad en la adversa meteorolog¨ªa financiera.
Luego est¨¢n los alegres vencedores. Est¨¢ Rajoy, que se gana el m¨¢s envenenado de los regalos y la m¨¢s enrevesada de las tareas; est¨¢n IU y UPyD, que reciben muchos votos descontentos y tal vez prestados, que habr¨¢n de saber afianzar; y est¨¢ Amaiur que, junto al PNV, se sentar¨¢ en un Parlamento en el que no cree, pero que le servir¨¢ de altavoz para seguir acaparando titulares de peri¨®dicos y agitar la bandera pirata del "conflicto no resuelto". Por cierto que la ¨²nica encuesta que atin¨® con los abultados resultados de Amaiur fue la de la propia Gara. Y como ya han apuntado algunos, uno de los estudios sociol¨®gicos m¨¢s interesantes por hacer ser¨¢ aqu¨¦l que nos aclare si su caudal de votos proviene tan significativamente como sospechamos de las nuevas generaciones.
La pol¨ªtica es una actividad extra?a. A veces parece siempre igual, aburridamente repetitiva y, sin embargo, est¨¢ en constante movimiento. Recuerda al r¨ªo del que hablaba Her¨¢clito, ese r¨ªo en el que no es posible ba?arse dos veces, porque aunque sea siempre el mismo r¨ªo, su agua es siempre diferente. Por eso mismo, tampoco me parecen tan de fiar las prospecciones que se est¨¢n haciendo, extrapolando los resultados de las elecciones generales a las pr¨®ximas auton¨®micas. No sabemos si estos j¨®venes ser¨¢n los de entonces. Como ni siquiera sabemos si nosotros seremos los mismos...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.