Teatro espa?ol: el viaje a ninguna parte
Querido amigo: Mal que bien, seguimos con la gira, cada vez m¨¢s an¨¦mica. La verdad es que nos est¨¢n dando por todos lados. El bolo en el sur se ha ido a hacer pu?etas. Por lo menos el t¨ªo del Ayuntamiento tuvo el detalle de decirnos (o se le escap¨®, no s¨¦) que all¨ª no iba a cobrar ni el Tato.
-Es que no tenemos dinero. ?Qu¨¦ se os ocurre?
-Pues lo que se nos ocurre es no ir.
"No, t¨ªos, no pod¨¦is hacernos eso, que nos dej¨¢is sin programaci¨®n... Mira, os haremos un contrato, pero para cobrar dentro de un a?o y medio". "Vale, muy bien, aceptamos el contrato pero si nos llevamos una parte de la taquilla para cubrir gastos". Y va y nos dice: "Huy, hijo m¨ªo, qu¨¦ m¨¢s quisiera yo, con la de agujeros que tengo que tapar". O sea, que no fuimos. Parece que los c¨®micos, que hemos sido pobres de solemnidad toda la vida, ahora tenemos que levantar el pa¨ªs.
En los ¨²ltimos a?os se han producido 1.200 estrenos en 1.500 salas
Los Ayuntamientos no pagan porque usan la taquilla para 'tapar' agujeros
Los centros nacionales montan para lucimiento de sus responsables
Comedia y actores de la televisi¨®n. Eso es lo que piden los programadores
Sabr¨¢s que en las ¨²ltimas temporadas se han producido en Espa?a unos 1.200 estrenos al a?o en m¨¢s de 1.500 espacios. La mayor¨ªa son teatros p¨²blicos de provincia, lo que quiere decir que buena parte de la actividad de las compa?¨ªas se produce en gira, no en las temporadas de las grandes ciudades. Desde que comenz¨® la famosa crisis, un elevado tanto por ciento de los teatros municipales no pagan lo que compran. Algunos, los m¨¢s sensatos, no compran porque no tienen dinero. Y otros, como en el pueblo del sur, utilizan el dinero de la taquilla para pagar los contratos de la luz o los sueldos de los empleados del Ayuntamiento. Taquilla que, por cierto, tampoco es ninguna bicoca, porque las entradas se venden "a precios pol¨ªticos", o sea, muy por debajo de su precio real.
Durante una ¨¦poca, cuando de las arcas p¨²blicas manaba leche y miel, la baratura de las entradas no nos afectaba porque la mayor¨ªa cobr¨¢bamos unos cach¨¦s m¨¢s que potables y unos pocos los cobraban potabil¨ªsimos, pero ahora ni cobramos cach¨¦s; ni la taquilla, cuando la cobramos, nos permite salir de apuros. Y ya veremos qu¨¦ pasa con el p¨²blico, porque se han acostumbrado a esos precios y no pueden sub¨ªrselos de repente. Bueno, poder pueden, pero la gente se va a quedar en casa.
As¨ª las cosas, muchas compa?¨ªas no tienen funciones y han de echar el cierre, o no les pagan y han de echar el cierre tambi¨¦n.
T¨² calcula que un empresario de compa?¨ªa o un promotor privado ha de costear todos los gastos del bolo (que van desde los viajes y el transporte de la escenograf¨ªa hasta, a menudo, los programas de mano) as¨ª como los sueldos, Seguridad Social y dietas de actores y t¨¦cnicos. Y lo m¨¢s chocante de todo, el IVA, a menudo sin haber cobrado la actuaci¨®n. No puede haber mayor paradoja: por un lado, la Administraci¨®n no te paga y por otro te exige el IVA de un dinero que no has recibido. Hay empresarios que han ido a los Ayuntamientos con un notario para que levantara acta del impago, pero son los menos, porque eso supone perder m¨¢s tiempo y m¨¢s dinero.
Hace poco, una concejala de Cultura de un Ayuntamiento de Levante encontr¨® la piedra filosofal para recortar presupuestos: "A partir de ahora", dijo, "la programaci¨®n la haremos con las compa?¨ªas de aficionados de cada localidad". Pensamos que era una salida de pie de banco, pero encontr¨® eco. A los cuatro d¨ªas, otro consejero de Cultura dijo que a partir de ahora los bolos se pagar¨ªan a 1.500 euros, que o lo tomaban o lo dejaban. Yo no tengo nada en contra del teatro amateur, pero la jugada est¨¢ muy clara: miseria absoluta. No les importa que el teatro sea bueno o malo, amateur o profesional. Lo ¨²nico que les importa es pagar a precios de derribo. ?Qu¨¦ puedes montar con esa cantidad? Claro, tendr¨¢n que ir ilegales todos, sin Seguridad Social, sin nada, con cuatro focos porque no puedes ni pagar al t¨¦cnico de luces. Eso es volver a los d¨ªas de El viaje a ninguna parte.
Dicen que la industria privada va a "entrar", todav¨ªa no se sabe muy bien c¨®mo, en muchos de esos teatros municipales. Puede que sea una buena idea, aunque pienso que si no nos han llamado nunca no veo por qu¨¦ van a hacerlo ahora, ni s¨¦ si me va a convenir. A unos compa?eros les contrataron la primavera pasada para actuar tres semanas en un teatro de empresa privada. Les dijeron que ten¨ªan que estar muy contentos porque aquello no pasaba todos los d¨ªas. Y lo estaban, porque cada noche ve¨ªan la sala bastante llena. La felicidad se acab¨® cuando comenzaron a llegar las liquidaciones: el promedio indicaba que entre ofertas, descuentos, promociones y jubilados (que no es que sea el mejor p¨²blico) estaban vendiendo las entradas a nueve euros. O sea, que llenar llenaron, pero acabaron perdiendo dinero.
Lo peor es que se te queda cara de tonto cuando te dicen que el teatro espa?ol vive uno de los momentos m¨¢s brillantes de su historia. Es cierto que sigue habiendo mucha creatividad y mucho empe?o, pero con esa excusa est¨¢n recortando a tajo. Yo digo que m¨¢s que crisis hay caudales muy mal repartidos, porque con los presupuestos p¨²blicos se siguen haciendo espect¨¢culos car¨ªsimos. Los teatros nacionales no han cambiado su estructura paquid¨¦rmica, con montajes grandes (que no es lo mismo que grandes montajes), casi siempre para lucimiento de sus responsables, escenograf¨ªas inamovibles y, por tanto, escasa o nula posibilidad de gira: se ven uno o dos meses all¨¢ donde se hicieron y se acaba la historia.
Y luego se te pone todav¨ªa m¨¢s cara de tonto cuando te dicen: "No te quejes, que con eso de las subvenciones viv¨ªs de la sopa boba". Es como lo de los maestros, que no llegan a fin de mes pero tienen tres meses de vacaciones.
Hablando de subvenciones: ahora, en noviembre, est¨¢n a punto de hacerse p¨²blicas las que pedimos, porque son anuales. Lo cual quiere decir que para poder cobrar has de estrenar antes del 31 de diciembre: por tanto, tienes un mes y pico para montar y presentar un espect¨¢culo. Y antes no has podido prepararlo, obviamente, porque no ten¨ªas la pasta, y ya no te arriesgas a pedir otro cr¨¦dito. Y tampoco puedes decirles a tus actores: "No coj¨¢is esa serie o esas sesiones de doblaje, que un verdadero actor ha estar haciendo teatro aunque se muera de hambre: ya cobrar¨¦is una d¨¦cima parte cuando llegue la limosna del ministerio o de la comunidad". Porque eso es lo que es, ll¨¢male limosna o ll¨¢male pedrea. Y f¨ªjate que, pese a todo, a muchas compa?¨ªas les sale m¨¢s a cuenta pedir una subvenci¨®n y hacer un nuevo espect¨¢culo que seguir con el del a?o pasado, porque no tienen d¨®nde colocarlo: por eso tambi¨¦n se hacen tantas funciones innecesarias y tienen una vida tan corta. Yo siempre he recelado de la cultura subvencionada, pero todav¨ªa desconf¨ªo m¨¢s de la famosa ley del mercado. El mercado es una apisonadora que lo iguala todo. Lo primero que un programador te va a pedir son nombres: actores "populares", mayormente de televisi¨®n. Es muy, pero que muy dif¨ªcil, estrenar una obra con actores desconocidos. Y tanto si eres director como autor te van a pedir comedia, comedia por encima de todo, que la gente lo que quiere es divertirse y olvidarse de la que est¨¢ cayendo, y si es con tres personajes mejor que con cuatro, y si es un mon¨®logo con ese chico o esa chica que presenta un concurso, pues mejor que mejor. Y luego, a esperar, porque no hay bastantes salas. Un proyecto puede tardar dos a?os en estrenarse, y pilla t¨² a los actores pasado ese tiempo. Y los programadores quieren ver la obra en Madrid o en Barcelona antes de llevarla de gira, cuando antes era al rev¨¦s: primero ibas de gira y luego "entrabas" en la capital.
Nosotros no es que hagamos un teatro raro ni dif¨ªcil, pero en tiempo de crisis todo lo que no sea instant¨¢neamente rentable pasa a ser raro y dif¨ªcil.
Yo no s¨¦ cu¨¢l es la soluci¨®n, porque no soy pol¨ªtico ni empresario, pero s¨¦ que bajo el imperio de la rentabilidad inmediata nunca se hubiera estrenado Esperando a Godot ni muchas otras. Ni, ya puestos, se hubiera escrito el Ulises ni se hubiera rodado jam¨¢s Los Soprano.
Quiz¨¢s todo lo que est¨¢ pasando sirva para aguzar nuestro ingenio y encontrar nuevas formas de supervivencia. Quiz¨¢s muchos nos quedemos en el camino y tengamos que dedicarnos a otra cosa. Corto y cambio, porque los temas son muchos y ya est¨¢ bien de quejas. Mi padre, que es c¨®mico viejo, dice que peores crisis vivi¨® ¨¦l, y que el teatro es como un corcho en mitad del mar: parece fr¨¢gil y min¨²sculo pero no hay ola que se lo lleve al fondo. Ya se ir¨¢ viendo. Recibe un fuerte abrazo.
Babelia
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