Cierre por liquidaci¨®n
Aprovechando ladinamente una campa?a electoral y unos cuantos acontecimientos ostent¨®reos entre lo econ¨®mico y lo pat¨¦tico, el Gobierno de Feij¨®o elimina de un plumazo la prestaci¨®n m¨¦dica a los parados de larga duraci¨®n. La noticia ni siquiera cae como un jarro de agua fr¨ªa sobre la poblaci¨®n sino, m¨¢s bien, se cuela como un ¨¢caro invisible entre las s¨¢banas ra¨ªdas del nuevo proletariado. ?Nuevo proletariado? ?Qu¨¦ rayos es eso? ?Qui¨¦nes son? Bueno, pues todo quisque salvo los olvidados (?si Bu?uel levantara la cabeza!) altos ejecutivos de aquellas cajas de ahorros que en un tiempo fueron protagonistas de las portadas de los peri¨®dicos. Ahora, mal que bien, alguien tiene alg¨²n parado de larga duraci¨®n cerca. Su salud, nuestra salud, est¨¢ ahora en manos del azar y la caridad. Evidentemente esto no se hace al tunt¨²n sino m¨¢s bien con el tont¨®n ese del GPS de serie. Para empezar, se recomienda a los que se quedan sin asistencia agregarse a la tarjeta de sus progenitores, ya sean pensionistas de corto recorrido o corredores de fondo en esta farsa. Y, por si fuera poco, se publican los precios que los susodichos parados desamparados tienen que pagar por los servicios sanitarios a los que ya no tienen derecho.
Todos tenemos un parado de larga duraci¨®n cerca. Y su salud est¨¢ ahora en manos del azar y la caridad
Toda esta informaci¨®n se tiene que redactar e incorporar a los archivos inform¨¢ticos de nuestro bienodiado sistema bienamado. Una legi¨®n de uniformados funcionarios se ocupan de ello a la manera de un sal¨®n de depilaci¨®n: por una pierna, 80 euros; por las dos ingles, 25; por media ceja, la voluntad. (O sea, en 10 d¨ªas, todos calvos.) Y si nos fijamos en el men¨² del d¨ªa que la Xunta nos propone, descubriremos que llegar a urgencias con la cabeza seccionada en la mano nos puede salir por 200 pavos, presentarse con el ojo izquierdo a la funerala (tal que el del Rey) sale m¨¢s caro que el filete de ternera gallega aplicado a la zona afectada y el tobillo torcido del ni?o del parado de larga duraci¨®n sale por un ojo de la cara y la yema del otro.
Lo que a muchos llama la atenci¨®n es que no salgan bates de b¨¦isbol a la calle. No tanto por un "vamos a moler a palos a estos desgraciados" sino m¨¢s bien por un "si dejamos que nos muelan a palos ahora, los siguientes ser¨¢n nuestros hijos". Esto ¨²ltimo, utilizado por el grupo ingl¨¦s Manic Street Preachers, para una canci¨®n es un lema de la guerra civil espa?ola que cada d¨ªa que pasa va calando m¨¢s hondo y afianzando las intenciones de aquel al que Shakespeare llam¨® en su d¨ªa el archienemigo. Y enemistar al funcionario contra el disfuncional no es precisamente original. Se llama "divide y vencer¨¢s". El sanitario y el que necesita ser sanado enemistados es algo parecido al chaval de Monte Alto d¨¢ndose de hostias con el de Coia en un partido Depor-Celta. Ahora ninguno de ellos podr¨¢ curarse en el caso de que sus padres sean "parados de larga duraci¨®n", un extra?o y duro concepto administrativo, pero muy f¨¢cil de entender si pensamos en el cableado cerebral de la gente dirigente que nos va dejando en la m¨¢s absoluta de las ruinas sin la m¨¢s m¨ªnima de las consideraciones. Los que van y vienen caminando con esta conga de Jalisco ya pueden empezar a remojar sus barbas que est¨¢n pelando las de sus vecinos. Desde fuera llegar¨¢n recomendaciones, ofertas no rechazables que bien pueden incluir la desaparici¨®n de los 17 parlamentos auton¨®micos espa?oles (y si no, al tiempo), situaci¨®n que convertir¨¢ en parados de larga duraci¨®n a m¨¢s de uno de los que van y vienen firmando el fin de las prestaciones sanitarias de sus compatriotas m¨¢s desfavorecidos.
El dilema shakespeariano que les atormenta es si proceden a la liquidaci¨®n por cierre o cierran por liquidaci¨®n. Esto ¨²ltimo puede consistir en que primero nos liquidan por omisi¨®n y luego echan el cierre. Hace ya un tiempo que se transfirieron las competencias de sanidad; ahora viviremos las transfusiones incompetentes como buenamente podamos. ?Y d¨®nde est¨¢n los sindicatos? Pobres: mal pueden quejarse si quieren mantener sus subvenciones. ?Y d¨®nde est¨¢n los ya desamparados? Quiz¨¢ robando folios y rotuladores en los chinos para escribir el cartel de "liquidaci¨®n por cierre".
julian@discosdefreno.com
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