"Mis convicciones de ciudadano no afectan al artista"
El m¨²sico italiano clausura el pr¨®ximo jueves la 43? edici¨®n del Voll-Damm Festival Internacional de Barcelona.
Pese a que el jazz estaba prohibido por Mussolini, el padre de Paolo Conte (Asti, 1937) compraba partituras de jazz y blues en los a?os del fascismo y las tocaba al piano en casa. Por eso, desde peque?o, este tipo genial de cara rocosa y mirada ir¨®nica, se fabric¨® un esp¨ªritu a medida de esta m¨²sica revolucionaria. Han pasado muchos a?os y sigue con la misma m¨²sica y el mismo esp¨ªritu. La entrevista tiene lugar en el camerino del Teatro Carr¨¦ de ?msterdam, donde ha arrancado la gira acompa?ado por una extraordinaria big band de virtuosos que le llevar¨¢ el pr¨®ximo jueves a clausurar la 43? edici¨®n del Voll-Damm Festival Internacional de Barcelona.
Su ¨²ltimo trabajo, Nelson -dedicado a su perro- ha sido acogido con superlativos por la cr¨ªtica, que le ha llegado a situar junto a Jacques Brel, Leonard Cohen o Tom Waits. Tal vez porque su obra es ya intemporal, fuera de las modas y tendencias. "Como artista", asegura, "nunca me he dejado influir por la realidad; he mantenido la comodidad del sue?o, de la f¨¢bula; el placer de contar algo sin dejarme atrapar por los problemas. Y as¨ª sigo. Como ciudadano puedo tener mis convicciones, pero no dejo que me afecten como artista".
"No me influye la realidad, me qued¨¦ en la comodidad del sue?o"
"Las revoluciones del jazz son pocas comparadas con la de su nacimiento"
"Vivimos malos tiempos", admite, aunque sea para el arte, "no se respira un aire art¨ªstico y hay muy poca cosa nueva. No solo en la m¨²sica, sino en todas las artes; tambi¨¦n en la pintura. En mi opini¨®n, los a?os veinte del siglo pasado fueron el momento clave en el que se produjeron una serie de revoluciones art¨ªsticas impagables. Entonces s¨ª que llegaban cosas nuevas: el cine, el jazz, las vanguardias pict¨®ricas... pero luego, piano piano... Digamos que en los a?os sesenta y setenta hubo algunas cosas buenas, pero ya no existe la misma fuerza, los artistas son planos".
Le gusta trabajar con los m¨¦todos tradicionales. "Hago siempre primero la m¨²sica, porque es la que hace la pieza. Si tienes tres minutos que ya est¨¢n listos tienes lo ideal para una canci¨®n. Despu¨¦s escribo el texto, mucho tiempo despu¨¦s, porque tengo que encontrar algo en las palabras que se case con la m¨²sica que ya he escrito y no es f¨¢cil". Normalmente es al rev¨¦s, apunta el periodista. "S¨ª, pero no del todo. Yo utilizo el viejo sistema americano y creo que es tambi¨¦n el modelo tradicional, aunque es cierto que ahora est¨¢n los grandes cantautores que se creen grandes genios literarios y que ponen primero las palabras y luego buscan la m¨²sica".
El sistema explicar¨ªa la presencia de un pupurr¨ª de lenguas en sus canciones -It's wonderful, it's wonderful, my baby..., por citar una- porque Conte no utiliza distintos idiomas para hacerse entender sino porque le gusta lo que aportan a la m¨²sica. "Cuando escribo en otros idiomas que no son el italiano lo hago porque siento que la atm¨®sfera de ciertas canciones es deudora de una lengua, sea ingl¨¦s, el franc¨¦s o el espa?ol. La propia m¨²sica pide una atm¨®sfera. Naturalmente yo me siento m¨¢s c¨®modo con el italiano; es mi lengua y conozco los significados, pero musicalmente, como cantante, considero que el ingl¨¦s es la mejor lengua para este oficio, porque reune una serie de elementos musicales: es una lengua el¨¢stica y tiene el acento al final de las palabras, mientras que el italiano tiene palabras largas con el acento en la pen¨²ltima s¨ªlaba, y para el swing hace falta un poco de morbidezza, s¨ª una palabra larga".
Conte sigue fiel al jazz, en sus esencias, y es un obsesivo coleccionista de viejos discos de 78 revoluciones. Y aunque no rechaza lo que se hace hoy, sus querencias siguen en los or¨ªgenes. "De joven ya escuchaba a Fats Waller, Charlie Kunz y Benny Goodman. Cierto, del be-bop en adelante ha habido muchos, pero finalmente creo que las revoluciones del jazz moderno respecto al nacimiento del jazz son muy peque?as. Porque la verdadera revoluci¨®n ya est¨¢ en el jazz arcaico, una aut¨¦ntica revoluci¨®n en la historia de la m¨²sica. Luego, las otras revoluciones son a veces involuciones. Del jazz actual, no estoy muy informado, pero volviendo a las ¨²ltimas formas me interesan aquellas m¨¢s exasperadas, l¨ªmites, tipo Ornette Coleman o Artie Shaw". Prueba de estos gustos es que ese d¨ªa, en ?msterdam se compr¨® dos discos: uno del pianista Willie The lion Smith, y otro del dramaturgo ingl¨¦s Noel Coward, "que tambi¨¦n escrib¨ªa canciones, una especie de Cole Porter menor". Y a?ade: "Puede ser que cuando pase el tiempo mi m¨²sica sea m¨¢s dif¨ªcil de entender si no se saben las claves, pero tambi¨¦n puede ser todo lo contrario".
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