Suecia, factura con tope y privatizaci¨®n
El copago en salud es una pauta tradicional en Suecia. Tanto como el Estado de Bienestar. Nadie se extra?a por tener que hacer un desembolso a cambio de atenci¨®n sanitaria, pero el sistema tiene topes. En este pa¨ªs escandinavo donde el coste de los servicios de salud equivale al 9,3% del PIB, los pacientes cubren directamente en torno al 2,7% del gasto, seg¨²n los datos de SALAR -el organismo que vela por los intereses de las provincias y los municipios-. Las provincias son las principales responsables del descentralizado sistema de salud y los ayuntamientos se encargan de la atenci¨®n a la dependencia, cuyo coste equivale al 4% del PIB, aproximadamente. Suecia, con 9,2 millones de habitantes, est¨¢ a la cabeza de Europa en longevidad.
Cada vez que van al m¨¦dico de cabecera, los suecos deben pagar entre 100 y 200 coronas (de 10,7 a 21,4 euros, seg¨²n la provincia). Si acuden al especialista, 32 euros m¨¢s. Pero hay un tope: cuando un ciudadano ha desembolsado 900 coronas en 12 meses (96,3 euros), tiene consulta gratuita hasta que se cumpla un a?o de la primera por la que empez¨® a pagar. En los hospitales se abonan ocho euros por d¨ªa de ingreso. El copago con l¨ªmites tambi¨¦n existe en la factura farmac¨¦utica: ning¨²n paciente paga m¨¢s de 180 euros al a?o por los medicamentos. No obstante, el Gobierno liberal conservador quiere subir las tarifas del copago el a?o pr¨®ximo, tras una d¨¦cada de precios fijos pero con costes -sobre todo en tecnolog¨ªa- al alza. Con todo, los impuestos seguir¨¢n siendo la principal fuente de la financiaci¨®n sanitaria. La privatizaci¨®n de los servicios, incluidos los de atenci¨®n primaria y hospitales, lleva tiempo en marcha. "El dinero sigue al paciente", concreta Stefan Ackerby, t¨¦cnico de SALAR. La libertad de elecci¨®n existe desde 2003. Las autoridades fijan las tarifas, lo que, seg¨²n algunos expertos, limita la competencia -escasa fuera de las grandes ciudades-. La sanidad privada cien por cien es casi testimonial.
El principal cambio de tim¨®n en el sistema sueco se inici¨® a comienzos de los a?os noventa del pasado siglo, debido a la grave crisis econ¨®mica que sufri¨® el pa¨ªs. Lo dirigi¨® el primer gobierno no socialdem¨®crata en d¨¦cadas. Puso el acento en cuestiones como incrementar el cuidado en los domicilios -lo que descargaba los hospitales-. Era la llamada reforma ?del. "Pusimos coto a las listas de espera quir¨²rgica", recuerda el ministro de entonces, Bo K?nberg. De los 90 d¨ªas fijados entonces, el Gobierno actual quiere rebajarlos ahora a 60 con un sistema de alicientes econ¨®micos a las provincias que lo consigan, a?ade. Los fuertes recortes presupuestarios por la crisis llevaron a reducir dr¨¢sticamente el n¨²mero de hospitales. Ahora existe la mitad que en los a?os sesenta. El n¨²mero de camas se ha reducido dr¨¢sticamente, y el tiempo de estancia de los pacientes, tambi¨¦n. Eficiencia y competencia son palabras de moda, pero los suecos a¨²n se quejan de las largas esperas, sobre todo para ver al m¨¦dico de cabecera.
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