Nouvel "resucita" la f¨¢brica Moritz
La cervecera reabre en la Ronda de Sant Antoni tras siete a?os de obras - 30 millones de euros para un multiespacio de restauraci¨®n y ocio
Las intervenciones del arquitecto franc¨¦s Jean Nouvel en Barcelona no dejan indiferente. V¨¦ase sino las de Barcelona: la torre Agbar en la plaza de las Gl¨°ries y el parque Central de Poblenou. Ahora pasa lo mismo con la reforma integral que ha realizado en los bajos que ocup¨® la antigua cervecera Moritz, que vuelve a origen en la Ronda de Sant Antoni. "Hemos resucitado la Moritz", sentenci¨® Nouvel. Una rehabilitaci¨®n espectacular de tres fincas de mediados del siglo XIX, sobre todo de puertas adentro.
La cervecera Moritz abri¨® en la ronda en 1856 de manos de su fundador, el cervecero alsaciano Louis Moritz. La f¨¢brica permaneci¨® en ese emplazamiento hasta 1978, cuando la crisis econ¨®mica la llev¨® al cierre. La familia vivi¨® all¨ª hasta entonces. En 2004, los herederos -la quinta generaci¨®n- decidieron retomar la empresa y la Moritz, desde entonces, se elabora en Zaragoza. La otra apuesta fue convertir la casa madre, los bajos de las tres fincas de la Ronda de Sant Antoni, en la columna vertebral de un nuevo proyecto empresarial. La reconversi¨®n de m¨¢s de 4.000 metros cuadrados: los principales, bajos y s¨®tanos de la vieja f¨¢brica.
La instalaci¨®n se presenta con un vermut popular el domingo pr¨®ximo
La rehabilitaci¨®n incorpora tanques de cerveza de la antigua f¨¢brica
Siete a?os y 30 millones de euros despu¨¦s, la transformaci¨®n de la Moritz es una combinaci¨®n de arqueolog¨ªa industrial y nuevos espacios. Nouvel ha respetado el aire de la f¨¢brica que fue: ladrillo y vigas a la vista, arcos y suelos conservados y reconstruidos y parte de los tanques de cerveza antiguos. "Quer¨ªa mostrar el edificio al desnudo", explicaba el arquitecto ayer en la presentaci¨®n de la f¨¢brica.
Una antigua embotelladora se ha recuperado- y funciona- y los tanques de cerveza son uno de los objetos que reinan en gran parte de las salas. No son puramente decorativos, ya que uno de los espacios ser¨¢ una microcervecer¨ªa donde se elaborar¨¢ y consumir¨¢ cerveza.
El arquitecto se ha servido del cristal, los espejos y la abertura de lucernarios -algunos de ellos a la ronda- para dar un colorido y una luz que inunda pr¨¢cticamente todas las estancias. Que, en realidad, parecen una sola, ya que la comunicaci¨®n est¨¢ resuelta a trav¨¦s de cristal en la planta baja. En el s¨®tano, cohabitando con el recuerdo de los antiguos tanques, un gran espacio de b¨®vedas de la vieja bodega acoger¨¢ una sala de exposiciones y conferencias que puede incluir tambi¨¦n alg¨²n espect¨¢culo musical de peque?o formato. Nouvel no puede resistirse a hacer cosas grandes y en la planta baja, la reina es una barra de 25 metros de largo.
La Moritz ha renacido con voluntad de ir mas all¨¢ de su actividad industrial y aspira a convertirse en un punto de referencia del tapeo, la gastronom¨ªa y el ocio de Barcelona. Abrir¨¢ los 365 d¨ªas del a?o de seis de la ma?ana a tres de la madrugada. La apertura de los espacios ser¨¢ gradual. Lo primero- abre puertas el 12 de diciembre pero con un pre¨¢mbulo en forma de vermut popular el domingo pr¨®ximo- ser¨¢ la cervecer¨ªa. El bar de vinos, a partir de enero y, poco despu¨¦s, la tienda.
La gastronom¨ªa tiene la firma del chef Jordi Vil¨¤. En un primer momento con tapas y en fecha no determinada con la ya bautizada como Brasserie Louis Moritz. "Queremos tener una carta que aglutine la cocina catalana y la alsaciana" apuntaba Vil¨¤. Tambi¨¦n m¨¢s adelante, uno de los principales donde vivi¨® la familia se convertir¨¢ en un aula gastron¨®mica. La Moritz se podr¨¢ visitar. "Podr¨¢s tomar una cerveza, comprar el pan -un horno de pan preside uno de los espacios de la planta baja- y la prensa", apuntaba el director general de la Moritz, Albert Castell¨®n. O navegar por internet con una conexi¨®n de 100 megas. Encuentros internacionales de gamers y presentaciones de videojuegos son otras de las actividades que se han programado.
Nouvel, que calific¨® el proyecto de cosa de locos, resumi¨® la Moritz como un espacio hedonista y para el p¨²blico, de microplaceres.
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