Puedo explicarlo todo
Narrativa. Obra de largo vuelo y compleja estructura, Puedo explicarlo todo es la nueva apuesta del mexicano Xavier Velasco, un escritor prol¨ªfico que cada tanto no s¨®lo publica otra vez, sino que adem¨¢s lo hace a lo grande, con novelones de larga extensi¨®n. Hay algo extra?o en esta obra de Velasco. Si a prop¨®sito de Diablo Guardi¨¢n Rafael Conte le reprochaba, en estas mismas p¨¢ginas, el uso de "jerga mexicana a ultranza" hasta el punto de dificultar la comunicaci¨®n, en esta nueva novela los mexicanismos salen con cuentagotas y se trata de aquellos ya incorporados al diccionario de la Academia. Mexicanismos elocuentes, de todos modos, que dan ganas de incorporar de inmediato al propio l¨¦xico, como chimuelo, cacarizo, empistolado; pero dosificados en un estilo que no se puede calificar sin m¨¢s de neutro y as¨¦ptico porque tiene tambi¨¦n algo de ese replegarse del lenguaje sobre s¨ª mismo que constituye el m¨ªnimo exigible para declarar que una obra pertenece al mundo de la literatura. As¨ª la novela gana en fluidez, pero cuesta dejar de sentir el extra?o retint¨ªn de la ausencia de un habla m¨¢s vigorosa, expresiva y vital. Aunque, es cierto, se escucha a ratos en los mon¨®logos de Isaac Balboa, el impresor que quer¨ªa ser gur¨², maestro de sabidur¨ªa, vendedor de p¨®cimas para el alma, sanador de lectores. Y por ah¨ª surge la segunda rareza de este libro. Podr¨ªa leg¨ªtimamente decirse que se trata de una novela sobre escritores y escritura, pero en realidad aborda el subg¨¦nero m¨¢s degradado y despreciado por el campo propiamente literario, la autoayuda. Balboa tiene las ideas pero le faltan, m¨¢s que la habilidad, la paciencia y la disciplina, de modo que contrata un negro tras otro hasta que da con Joaqu¨ªn Medina, narrador principal y protagonista de Puedo explicarlo todo. Un joven sin estudios, sin fortuna y ya sin familia que pasa a ser el escribano de Isaac y tambi¨¦n su c¨®mplice en un oficio harto m¨¢s original, la seducci¨®n de viudas y parientes llorosas en funerales de completos desconocidos (que parece una nueva versi¨®n del texto de Cort¨¢zar sobre los velorios, m¨¢s perversa, pero en la misma l¨ªnea de hacer surgir los dobleces en la digna apariencia de los dolientes). En torno a esa escritura mercenaria est¨¢ lo mejor de una trama larga y compleja, llena de vericuetos y giros, que transcurre mayormente en una casa -la de la familia de Joaqu¨ªn- y el edificio que est¨¢ delante, pero que se compone sobre todo de personajes -la actual obsesi¨®n de Xavier Velasco- que dan nombre a las diversas partes de la novela o, dicho de otra manera, que concentran transitoriamente el foco de la narraci¨®n sobre s¨ª mismos. Cada parte, a su vez, se mueve en dos planos, ya sea que Joaqu¨ªn alterne distintos momentos de su biograf¨ªa o surja otra voz a cargo del relato. Pero, aunque una parte importante del libro trate de escritores y escritura, el proyecto de Velasco est¨¢ muy lejos de situarse en aquella corriente cultivada por Vila-Matas, Bola?o y otros narradores que le otorgan un papel protag¨®nico a la literatura. Ac¨¢ hay m¨¢s bien una nota estridente y grotesca que se burla sin piedad de la producci¨®n seriada de frases hechas y de libros de t¨ªtulos rimbombantes y contenidos id¨¦nticos (otro juego de esta novela se desarrolla en torno al plagio y la cita, al original y la copia, a la propiedad intelectual de productos de desecho). En torno a Isaac y sus delirios redentores hay humor y lenguaje desenfadado, sobre todo cuando ¨¦l y Joaqu¨ªn se dedican a producir fragmentos de futuras obras como P¨¦sames y epitafios: c¨¢psulas de sabidur¨ªa intemporal y brillan las frases fuera de contexto como "soy el que todos fuimos y seremos". La historia luego asume otros rumbos y los hilos familiares que convergen en el mismo complejo familiar adquieren m¨¢s importancia a medida que progresa un relato ciertamente ambicioso, con afanes totalizadores y aires de gran novela. Pero, aunque el libro de Velasco se lee bien, ello no es en modo alguno suficiente para subirlo a alg¨²n podio. Especialmente porque hay algo m¨¢s en la historia que hace ruido, y mucho ruido: ?hasta d¨®nde hay pasi¨®n por el detalle y hasta d¨®nde relleno? Cuando se presenta la tentaci¨®n de saltarse p¨¢rrafos porque nada va a cambiar mucho en unas cuantas p¨¢ginas, algo anda mal. Y ¨¦ste es el caso: aunque la novela fluye, entretiene y plantea alg¨²n nivel de dificultad por la intrincada estructura, los cambios temporales y la aparici¨®n, desaparici¨®n y reaparici¨®n de personajes con cientos de p¨¢ginas de diferencia, queda tambi¨¦n la sensaci¨®n de que el texto padece de una cierta hinchaz¨®n que conspira contra s¨ª mismo.
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