Paul Motian, arquitecto del ritmo del jazz
El bater¨ªa form¨® parte del m¨ªtico tr¨ªo de Bill Evans
?ltimamente se prodigaba m¨¢s bien poco. Paul Motian llevaba algunos meses, puede que algo m¨¢s, sin dejarse ver por estos lares. La ¨²ltima vez que servidor pudo escucharle ocupaba una esquina al fondo del escenario del club Blue Note, en Nueva York, detr¨¢s de Chick Corea y pegadito a Eddie G¨®mez. Se trataba de evocar la m¨²sica de Bill Evans -el pianista, no confundir con el saxofonista hom¨®nimo- a trav¨¦s de quienes fueron sus acompa?antes -Motian y G¨®mez- y quien se reconoce como su disc¨ªpulo, el propio Corea. Tras el segundo set, Motian regres¨® silencioso al escenario para recoger sus b¨¢rtulos. Con especial mimo, introdujo los platillos en sus fundas, se los carg¨® y, con paso parsimonioso, se dirigi¨® a la estaci¨®n de metro correspondiente. Algo que resulta dif¨ªcil de concebir en quien era una leyenda viva del jazz: "Pero este es el verdadero esp¨ªritu democr¨¢tico de esta ciudad", me dijo, "no importa que seas el patr¨®n o el ¨²ltimo mono, al final todos acabamos en el mismo vag¨®n".
Paul Motian, fallecido en su domicilio neoyorquino el pasado 22 de noviembre, era mucho m¨¢s que un bater¨ªa de jazz: una de las voces insustituibles de esta m¨²sica en su historia. Sin Paul Motian, sin su toque impredecible, a¨¦reo, sutil, es posible que Bill Evans -el pianista- nunca hubiera grabado sus discos en el Village Vanguard (1961), esenciales para el devenir del piano de jazz contempor¨¢neo. Treinta y ocho a?os m¨¢s tarde, el baterista volver¨ªa al mismo lugar para registrar otro disco extraordinario, junto al saxofonista Chris Potter (1971) y el pianista Jason Moran (1975): Lost in a dream.
Nacido en Rhode Island en 1931 en el seno de una familia de origen turco-armenio, Motian fue toda su vida por libre: tras cumplir con sus deberes patrios, en 1954 inici¨® una fulgurante carrera en la m¨²sica junto al pianista George Wallington y la orquesta del clarinetista Jerry Wald, donde trab¨® amistad con Bill Evans. M¨¢s tarde, toc¨® y grab¨® con George Russell, las big bands de Oscar Pettiford y Tony Scott, y con el pianista Lennie Tristano. El nombre de Paul Motian aparece en dos discos esenciales de finales de los cincuenta de los saxofonistas Al Cohn y Zoot Sims -A night at the Half Note- y Eddie Costa -Guys and dolls-. M¨¢s breves fueron sus experiencias acompa?ando a Coleman Hawkins, Thelonious Monk, Billie Holiday y John Coltrane, de cuyo conjunto lleg¨® a ser el bater¨ªa suplente en ausencia de Elvin Jones.
Maestro del silencio y los colores, gustaba de alternar con m¨²sicos mucho m¨¢s j¨®venes que ¨¦l en contextos no siempre ortodoxos. Entre quienes pueden considerarse sus disc¨ªpulos, destacan los saxofonistas Joe Lovano, Tony Malaby y Joshua Redman, y los guitarristas Bill Frisell, Kurt Rosenwinkel y Wolfgang Muthspiel, miembros todos ellos de su quinteto, eventualmente conocido como The Electric Bebop Band.
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