La abogada matona
Mar¨ªa Dolores Mart¨ªn Pozo se enfrenta a 43 a?os de c¨¢rcel por el asesinato de su exmarido
Fr¨ªa, calculadora y muy manipuladora. As¨ª describen los allegados a Mar¨ªa Dolores Mart¨ªn Pozo, la abogada que se ha sentado en el banquillo de la Audiencia Provincial desde el pasado 15 de noviembre acusada de haber encargado el asesinato de su exmarido. "Logr¨® apartar a Miguel ?ngel de sus familiares y amigos, y que no hiciera nada que ella no quisiera", comenta Jos¨¦ Manuel, el hermano del fallecido. "Ni siquiera nos dejaba ver a su hija. Siempre pon¨ªa excusas", afirma.
La relaci¨®n entre Miguel ?ngel Salgado Pimentel, asesinado de tres disparos el 14 de marzo de 2007 en el garaje de su piso de Ciempozuelos, y la abogada comenz¨® a mediados de los noventa. Les presentaron unos amigos comunes. En 1998 se casaron y se marcharon a vivir al piso de ella en Valdebernardo. La letrada mantuvo su despacho y su clientela, mientras Miguel ?ngel, licenciado en Empresariales, trabajaba fuera del domicilio.
Mar¨ªa Dolores se colegi¨® en 1997 con el n¨²mero 61.641. No tuvo despacho como tal. "Su especialidad siempre fue la noche y todos los negocios que esto envuelve. Desde las broncas y ri?as de los porteros hasta los despidos de las empresas. Trabajo no la faltaba, desde luego", explican algunos colegas de profesi¨®n. Entre sus amistades estaba una pieza clave en el asesinato de su marido: Eloy S¨¢nchez Barba, conocido por dirigir Clip Control, empresa dedicada a vigilar locales nocturnos de Madrid. Est¨¢ acusado de intermediar entre la abogada y Charles Michael Guar¨ªn, el presunto autor material de los disparos que acabaron con la vida de Salgado.
La relaci¨®n entre Mart¨ªn y este se fue deteriorando conforme pasaba el tiempo. La ¨²ltima intentona fue el embarazo y el posterior nacimiento de la hija de ambos en enero de 2001. De poco sirvi¨®. A finales de este a?o, ¨¦l le pidi¨® la separaci¨®n y la reacci¨®n de ella fue echarle de su casa. "Era como la jefa de un clan. Todo el mundo ten¨ªa que bailar a su alrededor", mantiene el hermano del fallecido.
A partir de entonces se inici¨® una dura batalla legal para hacerse con la custodia de la ni?a. Con las consiguientes entradas y salidas de los juzgados. De hecho, Mart¨ªn ya fue sentenciada en octubre de 2009 por el Juzgado de lo Penal n¨²mero 24 de Madrid a dos a?os de c¨¢rcel y al pago de 24.000 euros por denuncia falsa. Su pretensi¨®n era quedarse con la custodia de la ni?a y evitar as¨ª que lo hiciera su exmarido.
Poco a poco, y tras diversos informes periciales, Salgado Pimentel logr¨® pruebas que le iban a permitir hacerse con la tutela de la ni?a. Entonces se produjo el incidente de los juzgados de Familia en los que dijo claramente que iba a acabar con ¨¦l: "Te tengo que matar, te tengo que ver muerto". As¨ª de hecho lo testific¨® en el juicio un vigilante de seguridad que lo presenci¨® todo. Mientras, su exmarido intentaba rehacer su vida. Se fue a vivir a Ciempozuelos con una nueva compa?era sentimental. "Antes de estar con mi hermano, sali¨® con un guardia civil. Siempre nos dec¨ªa que era un mariquita y que por eso lo dej¨®, pero cuando sali¨® el tema testific¨® ante sus compa?eros y les dijo que se dio cuenta de c¨®mo era y que por eso la dej¨®. Ella siempre est¨¢ mintiendo", a?ade Jos¨¦ Manuel.
El testimonio de Eloy S¨¢nchez ha sido fundamental durante la investigaci¨®n. Este reconoci¨® que hablaba varias veces al d¨ªa con la abogada y que ella le insisti¨® en que ten¨ªa que buscarle a alguien que matara a su marido. Las conversaciones escuchadas durante el juicio, procedentes de los pinchazos telef¨®nicos de la Guardia Civil, muestran a una mujer muy irascible, nerviosa con las pesquisas y que suelta una palabrota en cada frase.
El fat¨ªdico d¨ªa lleg¨® el 14 de noviembre. Una hora despu¨¦s del crimen, la abogada qued¨® en un restaurante de Sanchinarro con S¨¢nchez. El motivo de la cena no ha trascendido en el juicio. Se desconoce si festejaban la muerte de Miguel ?ngel. Una eventual celebraci¨®n que le puede costar 43 a?os de c¨¢rcel si los jueces la creen culpable de haber encargado el asesinato.
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