La guerra secreta contra Ir¨¢n
Crecen en Estados Unidos las sospechas de que una operaci¨®n militar encubierta para desmontar el programa nuclear iran¨ª ya est¨¢ en marcha
La ca¨ªda, la semana pasada, de un avi¨®n sin tripulaci¨®n (drone) sobre el territorio de Ir¨¢n caus¨® preocupaci¨®n en Washington porque pod¨ªa suponer la confirmaci¨®n de que Estados Unidos estaba implicado en alg¨²n tipo de actividad militar en ese pa¨ªs. Era el ¨²ltimo episodio de una serie de misteriosos sucesos, casi todos orientados contra el programa nuclear, que hacen pensar en la existencia de una operaci¨®n encubierta para abortar lo que se considera una creciente amenaza de que Ir¨¢n construya una bomba at¨®mica.
El portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney, se ha negado a hacer cualquier comentario sobre ese caso, aduciendo que la Administraci¨®n no facilita informaci¨®n sobre el trabajo de los servicios secretos. Pero otras fuentes oficiales que han hablado con medios de comunicaci¨®n norteamericanos de forma an¨®nima han reconocido que el drone, operado por la CIA y aparentemente destinado a fotografiar lugares estrat¨¦gicos, cay¨® en suelo iran¨ª debido a un fallo t¨¦cnico.
La ca¨ªda en Ir¨¢n de un 'drone' de la CIA desata inquietud en Washington
China y Rusia no respaldan nuevas sanciones contra Teher¨¢n
EE UU confi¨® en un principio en que la misi¨®n de ese aparato hubiera pasado inadvertida a las autoridades iran¨ªes. Hab¨ªa ca¨ªdo en una regi¨®n muy remota del este de Ir¨¢n y no se tuvo una reacci¨®n de las autoridades de ese pa¨ªs en los primeros d¨ªas. Incluso se consider¨®, seg¨²n informaba ayer The Wall Street Journal, enviar a un comando para recuperar los restos del avi¨®n. Pero el domingo pasado, el Gobierno iran¨ª hizo p¨²blico que hab¨ªa abatido un drone norteamericano, y en Washington se descart¨® cualquier acci¨®n de rescate que hubiera sido imposible llevar a cabo en secreto. Aunque existe una cierta inquietud de que la sofisticada tecnolog¨ªa de los drone -el m¨¢s cotizado avance militar del momento- caiga en manos de los iran¨ªes, ese peligro es menor que los riesgos de una operaci¨®n militar que Ir¨¢n hubiera denunciado como un ataque a su soberan¨ªa.
El Gobierno de Barack Obama ha dicho reiteradamente en p¨²blico que la opci¨®n militar para frenar el programa nuclear iran¨ª no est¨¢ descartada, pero Washington est¨¢ todav¨ªa oficialmente en la fase de intentar ese objetivo por la v¨ªa diplom¨¢tica y por medio de la presi¨®n econ¨®mica. De forma encubierta, sin embargo, algunos analistas, especialmente en Rusia e Israel, consideran que esa opci¨®n ya est¨¢ en marcha.
Varios sucesos llamativos se han producido en las ¨²ltimas semanas. El mes pasado, una explosi¨®n en una instalaci¨®n de la Guardia Revolucionaria iran¨ª, la fuerza que tiene el control del programa nuclear, caus¨® la muerte de 16 personas, entre ellas el general Hassan Moqaddam, a quien se considera uno de los principales impulsores de la nuclearizaci¨®n de Ir¨¢n. La semana pasada, otra explosi¨®n ocurri¨® en una planta de conversi¨®n de uranio en Isfah¨¢n, aunque las autoridades no han informado sobre las consecuencias de ese suceso. La naturaleza de estas explosiones y, sobre todo, el hecho de que en una de ellas muriera el general Moqaddam, ha hecho pensar que se trata de actos de sabotaje y no de accidentes fortuitos.
En julio pasado, fue asesinado a tiros en Teher¨¢n el f¨ªsico nuclear Darioush Rezaie, y en diciembre del a?o pasado muri¨® en un coche bomba el cient¨ªfico Majid Shahriari. El mismo d¨ªa de este ¨²ltimo atentado, otro experto en f¨ªsica nuclear, Fereydoon Abbasi, habr¨ªa resultado herido en un ataque de id¨¦nticas caracter¨ªsticas.
Pese a que Ir¨¢n acus¨® directamente de los atentados del a?o pasado al servicio secreto israel¨ª, Mosad, y a EE UU, las autoridades iran¨ªes han sido por lo general prudentes a la hora de se?alar responsabilidades por otras acciones, probablemente porque eso le obligar¨ªa a ejecutar acciones de represalia.
En todo caso, tanto Israel como EE UU cuentan con que esas represalias pueden producirse en cualquier momento. La denuncia por parte del Gobierno norteamericano, el pasado octubre, de una presunta conspiraci¨®n, urdida y financiada por Ir¨¢n para asesinar al embajador de Arabia Saud¨ª en Washington, podr¨ªa haber sido un aviso a Teher¨¢n de que EE UU est¨¢ alerta ante posibles amenazas de ese tipo.
Estados Unidos e Ir¨¢n est¨¢n en rumbo de colisi¨®n desde hace tiempo, pero los peores signos de alarma llegaron en noviembre, cuando el Organismo Internacional de la Energ¨ªa At¨®mica hizo p¨²blica su sospecha de que el r¨¦gimen iran¨ª intenta construir la bomba at¨®mica. Pese a todas las ofertas de negociaci¨®n, la reciente reacci¨®n de las autoridades iran¨ªes en la crisis con Reino Unido ha demostrado, a los ojos de Washington, que Teher¨¢n ha optado por una v¨ªa de confrontaci¨®n con Occidente.
Ante esa realidad, la Administraci¨®n de Obama lleva meses considerando distintas alternativas. La de la presi¨®n econ¨®mica se ha ido debilitando por la resistencia de China y Rusia a respaldar nuevas sanciones en el Consejo de Seguridad de la ONU. La embajadora norteamericana en ese organismo, Susan Rice, reconoc¨ªa el mes pasado que la opci¨®n militar iba ganando peso.
Ah¨ª entra en juego la doctrina Obama, que apuesta por intervenciones limitadas y espec¨ªficas, m¨¢s que por guerras abiertas y prolongadas. La muerte de Osama bin Laden y de otros jefes de Al Qaeda es el modelo que podr¨ªa intentar reproducirse en Ir¨¢n.
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