Y el Nobel cay¨® en Estocolmo
La ciudad vive con pasi¨®n la entrega del premio a Tomas Transtr?mer, el primer sueco en ganarlo en 37 a?os
En Estocolmo causa furor como regalo navide?o (y cr¨¦anlo, la Navidad es un asunto muy serio aqu¨ª) uno de esos cacharros met¨¢licos que sirven para sujetar libros con la silueta de Tomas Transtr?mer. El poeta sueco entr¨® en el particular pante¨®n de escritores merecedores de tal honor (de Shakespeare a Virginia Woolf; de Hemingway a Faulkner) tras obtener el Nobel, que recibir¨¢ ma?ana. Y la ciudad anda revolucionada esta semana por ese motivo (a la manera n¨®rdica, eso s¨ª); es la primera vez en 37 a?os que la Academia distingue a uno de sus compatriotas con el m¨¢ximo galard¨®n de la literatura mundial.
Katalina, dependienta de la espectacular librer¨ªa internacional Hedengrens, solo lamenta que, en v¨ªsperas, se haya agotado la versi¨®n en chino de la pared dedicada de Transtr?mer, donde lucen ediciones de la escueta aunque extraordinaria obra del autor -no m¨¢s de 500 p¨¢ginas escritas a lo largo de medio siglo- en su traducci¨®n a decenas de idiomas (unos sesenta en total), incluida la de Roberto Mascar¨® para la editorial madrile?a N¨®rdica. "En Suecia ya era vendido", explicaba ayer Katalina, "ahora es todo un best seller po¨¦tico".
Por primera vez el poeta premiado tiene dinero para vivir desahogado
"Ha sido un maestro desde el principio", afirma el presidente de la Academia
El escritor Per W?stberg, presidente del Comit¨¦ del Nobel de Literatura y miembro de la Academia desde 1997, hab¨ªa corroborado en su casa, pura elegancia n¨®rdica en riguroso blanco, esa intuici¨®n. "Desde el premio se han vendido 150.000 ejemplares. Es la primera vez en su vida que el tipo tiene dinero para vivir desahogado".
W?stberg sabe de lo que habla; el flamante Nobel, de 80 a?os, y ¨¦l, de 78, se conocen desde la primera adolescencia, cuando ambos formaban parte de una generaci¨®n de poetas comprometidos con las revoluciones est¨¦ticas a los que publicaba Albert Bonniers, a¨²n editor de Transtr?mer, en una revista que marc¨® ¨¦poca.
"Ha sido un maestro desde su primer libro [17 poemas, de 1954] hasta el ¨²ltimo
[El gran enigma, de 2004]", explica W?stberg. Autor de m¨¢s de medio centenar de obras, esta semana acepta de buen grado su cometido: hablar por boca del laureado.
Transtr?mer padece afasia desde aquel fatal ataque que le priv¨® primero del habla coherente y ha acabado por impedirle escribir. Ocurri¨® en 1990, aunque ¨¦l lo presintiera en el escalofriante poema autobiogr¨¢fico B¨¢lticos (1974): "Algo quiere ser dicho pero las palabras se niegan. / Algo que no puede ser dicho, / afasia, / no hay palabras pero tal vez haya un estilo..."
"Funciona intelectualmente a la perfecci¨®n", aclar¨® ayer W?stberg. "Sabe decir siete palabras: 'S¨ª', 'no', 'muy bien', 'mal', 'Monica' y 'ven'. De alguna manera que nadie es capaz de comprender, alcanza a comunicarse. Conmigo ha desarrollado un c¨®digo: como sabe que soy infalible para las fechas, suele escribir en un papel un a?o. Y yo adivino de qui¨¦n desea hablar. Escribe '1935', y yo pienso: 'en ese a?o naci¨® Lars Gustafsson'. Exclamo: '?Claro, Tomas! ?Hablemos de Lars!'.
Hasta donde se lo permite su compromiso de confidencialidad (los secretos del Nobel quedan clasificados hasta medio siglo despu¨¦s), W?stberg admite que Transtr?mer, tenaz candidato al galard¨®n, lo habr¨ªa ganado antes de no haber sido sueco. La ¨²ltima vez que un compatriota se llev¨® el premio fue en 1974. Y no fue uno, sino dos: Eyvind Johnson y Harry Martinson. "Si no se premia a m¨¢s autores suecos no es por la escasa calidad de nuestra literatura. Es decencia; no resulta f¨¢cil distinguir a un miembro de la academia. Y por suerte o por desgracia, todos los buenos escritores suecos lo son. Salvo Transtr?mer, que ha sido siempre un modesto psic¨®logo de prisiones y no pertenece a ninguna camarilla. Nos permitimos conceder el premio a Johnson y Martinson porque cuatro a?os antes lo hab¨ªa recibido Solzhenitsyn y no pudo venir a causa de la represi¨®n sovi¨¦tica. En 1974, finalmente le permitieron recogerlo. Cre¨ªmos que su presencia ensombrecer¨ªa los m¨¦ritos de cualquier premiado, como en efecto sucedi¨®. As¨ª que aprovechamos para otorgarlo a dos de los nuestros".
Ajeno a la clase de pasiones ol¨ªmpicas que despierta el Nobel, Transtr?mer vive estos d¨ªas tanta agitaci¨®n desde su apartamento del centro (y no en el Grand Hotel, donde los galardonados son agasajados con habitaciones con vistas al imponente edificio de la Academia, al otro lado del r¨ªo).
Se mueve por la ciudad, encorvado con infinita paciencia sobre su silla de ruedas, en un coche de gran cilindrada puesto por la Academia. De una comida con editores a una recepci¨®n en el Museo N¨®rdico. Y siempre a trav¨¦s del Estocolmo pre navide?o, donde el sol se pone con desgana poco despu¨¦s del mediod¨ªa y los anhelos del Nobel se antojan descritos en M¨¢s adentro (1973): "El tr¨¢fico se hace denso, repta. (...) S¨¦ que debo ir lejos, / atravesar la ciudad y luego / m¨¢s all¨¢, hasta que sea hora de ir / a caminar largamente por el bosque".
N¨²meros y letras
- Suecia, con siete premiados en literatura, es el quinto pa¨ªs con m¨¢s distinciones. El sexto es Espa?a, con seis. Francia, con 14, encabeza la lista.
- Selma Lagerl?f fue la primera sueca (y la primera mujer) en obtenerlo en 1909. Verner von Heidenstam (1916), Erik Axel Karlfeldt (1931), P?r Lagerkvist (1951) Eyvind Johnson y Harry Martinson (ambos en 1974) precedieron a Transtr?mer.
- En los 110 a?os del Nobel, 108 escritores han sido galardonados. En esta lista de discutida excelencia literaria, solo figuran veinte mujeres.
Babelia
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