Capit¨¢n con todos los galones
Despu¨¦s de la Supercopa, Casillas plant¨® cara a Mourinho y pas¨® de ser un ejecutor m¨¢s de sus ¨®rdenes a erigirse en el verdadero l¨ªder del vestuario blanco
Los siete cl¨¢sicos que ha dirigido Jos¨¦ Mourinho desde que entrena al Madrid han tenido su sello. El equipo ha llevado la impronta del autor hasta en los detalles aparentemente m¨¢s triviales, como el protocolo de saludos entre los futbolistas antes de cada partido. Fortalecido por el respaldo en¨¦rgico del presidente, Florentino P¨¦rez, que orden¨® a sus jugadores obedecer sin fisuras los mandatos del t¨¦cnico, sean cuales sean, Mourinho goz¨® de un poder absoluto sobre la plantilla. Un poder que permiti¨® que cada una de sus ¨®rdenes se cumpliera por unanimidad, sin admitir discusiones. Un poder que solo comenz¨® a encontrar l¨ªmites el pasado 19 de agosto. El d¨ªa que se top¨® con Casillas.
"Que sea la ¨²ltima vez que me echas mierda encima", espet¨® al t¨¦cnico
Avergonzado por los incidentes que pusieron el punto final a la Supercopa en el Camp Nou, el capit¨¢n del Madrid se sinti¨® obligado a actuar para evitar la desintegraci¨®n de la selecci¨®n espa?ola que gan¨® el Mundial de 2010, la imagen p¨²blica del club que representa y su amistad con Xavi y Puyol. Durante meses, Mourinho hab¨ªa exigido a sus jugadores que no saludasen a sus colegas del Bar?a antes de cada duelo bajo pena de ser considerados unos traidores. Les hab¨ªa reclamado que fuesen duros en el campo y que tratasen a sus oponentes como a enemigos, provoc¨¢ndolos con denuncias p¨²blicas sobre la parcialidad arbitral. Recordando la petici¨®n del presidente, Casillas hizo su parte con todo el comedimiento que le fue posible. P¨¦rez le asegur¨® que aquel proceder era imprescindible para conservar la unidad del club en tiempos dif¨ªciles.
Casillas obedeci¨® a Mourinho hasta que, tras acusar a Cesc de impostor en la vuelta de la Supercopa, el capit¨¢n del Madrid descubri¨® que estaba comport¨¢ndose como jam¨¢s imagin¨® que lo har¨ªa. Desde que entr¨® en la cantera de la Castellana con nueve a?os, le hab¨ªan educado para otra cosa. As¨ª que resolvi¨® actuar seg¨²n la tradici¨®n: hizo examen de conciencia y repas¨® aquella estrofa del viejo himno: "Cuando pierde, da la mano".
La noticia de la llamada de Casillas a sus compa?eros barcelonistas de la selecci¨®n encendi¨® a Mourinho. Durante un tiempo se obstin¨® en tratar al capit¨¢n como a un traidor. Los reproches a t¨ªtulo personal prosiguieron con reuniones de grupo. Antes del debut en la Liga en La Romareda, el entrenador dirigi¨® una charla a los jugadores y se?al¨® al portero por activa y por pasiva: "?Tenemos que ir todos en la misma direcci¨®n, pero algunos no se han enterado!". Al escucharlo, los presentes recuerdan que Casillas hizo algo que hasta entones nadie se hab¨ªa atrevido a hacer. Interrumpir al t¨¦cnico ante su audiencia. Dicen que nunca hab¨ªan visto al portero tan furioso como cuando se plant¨® ante el portugu¨¦s. "?Todos en la misma direcci¨®n?", le interpel¨®. "?Qu¨¦ significa? ?Que todos vamos en la direcci¨®n que t¨² digas cuando a ti te convenga? ?Que sea la ¨²ltima vez que me echas mierda encima delante de mis compa?eros!", aseguran que dijo.
Desde entonces, el Madrid de Mourinho dej¨® de ser un poco del t¨¦cnico y comenz¨® a ser tambi¨¦n de los jugadores. Aquella frase c¨¦lebre que el luso pronunci¨® en marzo, "yo soy el equipo", perdi¨® vigencia de manera paulatina.
Dicen en Valdebebas que a P¨¦rez no le ha gustado este revuelo porque introduce dudas. Creen que el presidente preferir¨ªa que nadie pusiera l¨ªmites al poder omn¨ªmodo del due?o de la caseta. Pero la nueva realidad no ha resultado mala para nadie porque los espa?oles, con Casillas y Ramos a la cabeza, aunque no han prometido fe ciega a ning¨²n individuo, s¨ª han asegurado su lealtad tanto al club como al t¨¦cnico.
A la doctrina t¨¢ctica impartida por Mourinho y a los buenos entrenamientos que programa a diario el Madrid ha incorporado recursos e ideas nuevas. El resultado es un grupo que, adem¨¢s de la caracter¨ªstica fiebre competitiva de los equipos de Mou, a?ade un car¨¢cter propio. El sentimiento de orgullo t¨ªpico de los equipos con jugadores que, m¨¢s que obedecer, saben asumir su cuota de responsabilidad. La misma responsabilidad que en otro tiempo tuvieron Di St¨¦fano, Pirri, Sanchis, Ra¨²l o Hierro. Si el Madrid del curso pasado exhib¨ªa resultados excelentes, en el actual ha mejorado. Ha ganado sus partidos en el Bernab¨¦u, bate r¨¦cords de goles en la Liga y en la Champions ha completado la mejor fase de grupos de su historia. Mourinho, que sabe disfrutar de cada ventaja, lo comprende y responde con inteligencia. Como dijo esta misma semana: "Si el entrenador es bueno, hace mejores a sus jugadores; si los jugadores son buenos, hacen m¨¢s fuerte al entrenador".
Primero, porque se someti¨® a la autoridad de Ra¨²l; despu¨¦s, porque lleg¨® Mourinho, hasta el verano pasado Casillas no dio un paso al frente para defender la capitan¨ªa que se gan¨® con justicia. Desde agosto es distinto. Hoy, Casillas juega su primer cl¨¢sico con todos los galones.
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