El hombre del puro
Winston Churchill se fum¨® unos 300.000 puros a lo largo de su vida. Lo le¨ª en una revista dedicada a los aficionados a este tipo de cigarros. Se cree que este pol¨ªtico brit¨¢nico empez¨® a fumar con 20 a?os y consum¨ªa unos 11 diarios, por lo que esa ser¨ªa la cifra aproximada de puros que degust¨® hasta su muerte a los 90 a?os de edad. Hay una an¨¦cdota que se le atribuye con un diplom¨¢tico. ?ste le vino a decir algo m¨¢s o menos as¨ª: "No fumo, no bebo y duermo mucho. Por eso estoy en forma al 100%". Y Churchill le respondi¨®: "Bebo enormemente, duermo poco y fumo puros. Por eso estoy en forma al 200%".
Churchill, entre puro y puro, estuvo m¨¢s de 50 a?os en primera l¨ªnea de la pol¨ªtica, y lider¨® al Reino Unido en una de las etapas m¨¢s dif¨ªciles de Europa, la segunda Guerra Mundial. Sobre todo, cuando su pa¨ªs lider¨®, con Europa ocupada casi en su totalidad, su oposici¨®n a la Alemania nazi. Primer ministro brit¨¢nico, historiador, oficial de la Marina, escritor y artista. Adem¨¢s de Premio Nobel de Literatura y uno de los grandes l¨ªderes pol¨ªticos de Europa. Tambi¨¦n, uno de los pocos que han dado su nombre a un cigarro puro.
Rajoy tambi¨¦n fuma puros. Al menos, una coincidencia que tiene con Churchill. No he le¨ªdo en ninguna revista cu¨¢ntos, pero bastante menos que el pol¨ªtico brit¨¢nico. Entre puro y puro, lider¨® el PP en una de las etapas m¨¢s dif¨ªciles para este partido, la que provoc¨® la escasa creencia de los suyos en su propio liderazgo. Sobre todo cuando perdi¨® por segunda vez las elecciones generales. Fumando un puro vio pasar la derrota del PSOE y fumando un puro contempl¨® la crisis econ¨®mica en la zona euro. Ahora, fumando espera investirse como presidente y nombrar a los miembros de su Gobierno.
Carlos E. Cu¨¦ escribi¨® hace varias semanas un perfil de Rajoy con reflexiones de algunos compa?eros. Uno, de fuera de su c¨ªrculo de confianza, dec¨ªa: "Mariano gana a todo el mundo por agotamiento. ?l aguanta, aguanta y aguanta, y en este pa¨ªs, eso implica ganar. Yo creo que hasta Zapatero se cans¨® de criticarle". "Si pocos aguantan hasta un 100%, t¨² eres capaz de aguantar un 200%", le hubiera dicho Churchill en pleno desembarco de Normand¨ªa de haberlo conocido. Ahora a Rajoy le empiezan a llegar los primeros disparos y le toca abandonar la trinchera. Han perecido todos los de la avanzadilla y el momento hist¨®rico le empuja a tirarse al barro.
Una de las decisiones m¨¢s importantes a la hora de fumarse un puro es saber el tiempo del que se va a disponer para ello. Nada m¨¢s ganar las elecciones, Rajoy pidi¨® media hora a Europa. Quiz¨¢s, para fumarse uno. La media hora se le est¨¢ haciendo larga y el puro se lo est¨¢ acabando, por lo que todo hace indicar que el humo que nos vendi¨® en la campa?a electoral era eso, fundamentalmente humo. Rajoy acaba de descubrir la necesidad del apoyo de la oposici¨®n al Gobierno, algo que desconoc¨ªa hasta hace tres d¨ªas y medio; est¨¢ experimentando que la confianza es solo una cuesti¨®n de confianza que no ofrece confianza alguna, y empieza a vislumbrar que el programa econ¨®mico "como Dios manda", se lo est¨¢ dictando un Dios distinto al que ¨¦l pensaba: el Dios de los mercados.
El inminente nuevo presidente del Gobierno est¨¢ a un punto de verificar varias certezas m¨¢s: los recortes son recortes aunque uno les quiera llamar ajustes; que las promesas electorales, como su propia palabra indica, son exactamente promesas hechas en tiempo de elecciones; y que los compromisos adquiridos son etimol¨®gicamente compromissum, o sea la disposici¨®n a una misi¨®n, no la seguridad de alcanzarla.
Dejar de fumar es f¨¢cil, dec¨ªa Mark Twain. ?l lo hab¨ªa hecho en m¨¢s de cien ocasiones. Hacer oposici¨®n tambi¨¦n, Rajoy lo ha hecho durante siete a?os. Es f¨¢cil fumarse un puro mientras ves pasar el cad¨¢ver de tu enemigo, lo dif¨ªcil es descubrir que, en la actualidad, gobernar, al igual que fumar, mata. Pol¨ªticamente hablando.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.