La ¨²nica v¨ªa es la prevenci¨®n
Los datos aportados por el Ministerio de Sanidad, referentes al n¨²mero total de abortos en 2010, reflejan un incremento del 1,3% respecto al a?o 2009. Esta cifra debe tranquilizar a los que auguraban a la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de julio de 2010 una mayor facilidad para la interrupci¨®n del embarazo; y como consecuencia, un incremento de los abortos. La tendencia del n¨²mero de estas intervenciones reflejaba una n¨ªtida l¨ªnea ascendente que afortunadamente baj¨® en 2009, y que se estabiliza en 2010. Los datos de este ¨²ltimo a?o nos permiten observar que en el primer semestre, antes de la entrada en vigor de la norma, el porcentaje de abortos fue un 8% mayor.
La interrupci¨®n voluntaria del embarazo est¨¢ normalizada en Europa desde los a?os setenta con diferentes leyes de plazo similares a la norma vigente en Espa?a desde julio de 2010. Los diferentes Gobiernos europeos, a pesar de las alternancias de color pol¨ªtico, no han modificado en absoluto la filosof¨ªa de la norma: en un primer trimestre la mujer decide; en el segundo esa determinaci¨®n esta tutelada por los expertos ante patolog¨ªas materno-fetales; y en el tercer trimestre, en el que ya hay viabilidad del reci¨¦n nacido, la decisi¨®n ya no corresponde a la mujer, esos casos excepcionales est¨¢n fuera de su autonom¨ªa.
No debemos permitir que se modifique la nueva ley de plazos
En una sociedad como la nuestra, que acepta la sexualidad con naturalidad, el n¨²mero de abortos est¨¢ relacionado con la accesibilidad de m¨¦todos anticonceptivos. Por eso, el camino para reducir el n¨²mero de interrupciones del embarazo no pasa por restringir la ley que permite acceder a esta prestaci¨®n. Tampoco en recuperar la caduca norma de 1985, que a pesar de ser te¨®ricamente estricta permit¨ªa el aborto con la hipocres¨ªa que caracteriza en ocasiones a nuestro pa¨ªs. Muestra de ello es que con esa antigua regulaci¨®n, el 97% de las interrupciones se realizaban bajo la alegaci¨®n de grave riesgo ps¨ªquico para la embarazada, con el agravante de que ese supuesto no ten¨ªa l¨ªmite de edad gestacional, y que pod¨ªa realizarse por encima de la viabilidad fetal. Tras la aprobaci¨®n de la ley de plazos, en 2010, el 96% de los abortos se practican por decisi¨®n de la mujer y dentro de las 14 semanas de gestaci¨®n.
La ¨²nica v¨ªa para disminuir el n¨²mero de abortos, debe incidir en reducir el n¨²mero de embarazos no deseados. Algo que viene determinado por un cambio de h¨¢bitos en la sexualidad y en la utilizaci¨®n de m¨¦todos anticonceptivos fiables. En algunos casos, como el preservativo, la soluci¨®n incluye proporcionar informaci¨®n para que se utilice bien. Por eso, el camino, seg¨²n los expertos, pasa por potenciar la educaci¨®n sexual en colegios y universidades.
Desde el laicismo reconocido en la Constituci¨®n espa?ola, no debemos permitir que se modifique la Ley de Salud Sexual y Reproductiva de 2010. A pesar de los malos augurios que se han sucedido en estos 18 meses, su aplicaci¨®n ha transcurrido con normalidad. En su historia y desde esta fecha, las mujeres en las 14 primeras semanas de gestaci¨®n han podido decidir en toda su trascendencia y sin tutelas qu¨¦ hacer ante un embarazo no deseado.
Javier Mart¨ªnez Salme¨¢n, jefe de servicio de Ginecolog¨ªa y Obstetricia del Hospital Severo Ochoa.
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