Figuras en un paisaje atroz
Peor que ir por la vida de chorizo listillo es el intento de hacerse pasar por un buen chico cuando las cosas empiezan a venir mal dadas, y peor todav¨ªa es carecer del cacumen que se precisa para salir de los atolladeros en que cierta clase de manguis est¨¢n especializados, y a¨²n peor resulta no verlos venir desde lejos. Es el caso, por ejemplo, del llamado El Bigotes. Si hasta yo mismo, que no soy ninguna lumbrera en nada, me negar¨ªa en redondo a tomar un caf¨¦ con semejante tipo, resulta extraordinario que otros tipos de su cala?a pero con m¨¢s poder lo hayan invitado a bodas, bautizos y comuniones como se invita a las fiestas de familia al amigo de toda la vida. Ah¨ª, al menos, nuestro querido Francisco Camps, con lo mucho que ha hecho por todos los valencianos, no tuvo su mejor momento, si es que ha tenido alguno, y el resultado es que por un pu?ado de trajes, que como es l¨®gico no son solamente un pu?ado de trajes, lo vemos ahora sentado en el banquillo haciendo alardes de una tranquilidad en la que no participa el sosiego.
Y m¨¢s de lo mismo ante un individuo como ese tal Correa, tan desmejorado ahora en chirona y pendiente de un torrente de procedimientos judiciales, amiguito del alma y del coraz¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en los disparatados eventos escurialenses, uno de esos tipos ante los que conviene apretar la cartera en el bolsillo si tienes el mal fario de encontr¨¢rtelos por la calle. No es que la cara sea el espejo del alma, es que ante la jeta entera de ciertos personajes deber¨ªan de sonar todas las alarmas a la manera en que los radares de carretera se activan en cuanto detectan a un conductor desaprensivo. Por no mencionar a un Carlos Fabra al que finalmente ha vuelto a tocarle la loter¨ªa que en esta ocasi¨®n, lejos de los amigos de los juzgados de Nules, tendr¨¢ que dar cuentas como el caballero que es frente a otras instancias tal vez m¨¢s decisivas. Adem¨¢s de todo lo dem¨¢s, no acaba de comprenderse c¨®mo sujetos de tanto post¨ªn juegan tan mal sus cartas marcadas hasta el punto de terminar por no ver en el horizonte algo distinto a su internamiento. De Jauja a la jaula, bien podr¨ªa decirse, y lo digo.
Y la guinda navide?a la tenemos en Urdangarin, excelente jugador de balonmano en sus tiempos de mocedad y v¨ªctima tambi¨¦n de la incuria del dinero, esa desidia activa que confunde los medios con los fines, para acabar finalmente como un yerno as¨ª como fingido y trapacero y desasistido que antes o despu¨¦s se las ver¨¢ tambi¨¦n con los tribunales de justicia por estafa, cohecho, sinverg¨¹encer¨ªa o lo que sea. Siempre desconfi¨¦ de sus dientecillos de conejo. Ya se sabe que la codicia no es la ¨²nica causa de la crisis que asola a lo que queda de tantos hogares, pero tambi¨¦n que de no mediar esa pulsi¨®n a veces incomprensible las oportunidades a voleo nos ser¨ªan algo menos onerosas a todos.
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