Juegan cuatro, corren todos

Un equipo solidario, generoso en el esfuerzo y comprometido; un Atl¨¦tico desconocido. Con Manzano advertido de despido, los cuatro hombres ofensivos dieron un paso al frente, l¨ªderes del juego, estocadas para un Rennes rampl¨®n y plagado de suplentes porque no ten¨ªa nada que decir en la competici¨®n. Fueron, al fin y ante el bramido de la hinchada y el reconcomio de la directiva, en lo que era una deficiencia sin subsanar, cuatro estrellas y un equipo.

La direcci¨®n deportiva del Atl¨¦tico decidi¨® dar carrete a Manzano al tiempo que le sise¨® que, como mucho, llegaba a las Navidades. Como si le otorgasen una ¨²ltima oportunidad, como si ya no importara ni se creyera en el proyecto, solo en el resultado. Quiz¨¢ por eso, porque la victoria era una exigencia aunque estuvieran clasificados para la siguiente ronda y jugaran contra los reservas del Rennes, el t¨¦cnico no dio reposo a los jugadores capitales (Arda Turan, Diego, Adri¨¢n y Falcao), que s¨ª se creen su propuesta, acorde a sus caracter¨ªsticas de toque y remate, pero poco c¨®moda para el resto de los jugadores, m¨¢s dados al contragolpe y a la sencillez en el ataque.

Pero Manzano, erre que erre, tan testarudo como convencido de su apuesta, volvi¨® a demostrar que este Atl¨¦tico, su Atl¨¦tico hasta que le digan lo contrario, tiene pie suficiente para desfigurar a cualquiera, por m¨¢s que en la Liga resultara menor ante todos los grandes y en la Copa quedara enano, golpetazo y de bruces contra la realidad, ante un segunda b (Albacete). Puso el entrenador, incluso, a un solo mediocentro, Assun??o, para romper el juego rival y tratar de organizar el propio. No hizo ninguna de las dos cosas el medio porque el pase no es su fuerte y porque el Atl¨¦tico quebr¨® al rival desde el origen, obligado a tirar pelotazos. Resulta que los cuatro mosqueteros no solo hilvanaron el f¨²tbol del Atl¨¦tico, sino que se desgastaron como nunca en la presi¨®n. Adri¨¢n y Falcao, para impedir l¨ªneas de pase en la ra¨ªz del juego rival; Turan y Diego, habitualmente perezosos, en la zona ancha. Presi¨®n alta, defensa eficaz y solo cuatro remates en contra, dos paradones de Asenjo y una falta lateral escupida por el larguero en una debilidad sin remedio para el equipo, que no acierta a despejar ninguna en las jugadas a bal¨®n parado. Obviedad certificada en el ¨²ltimo c¨®rner con un gol de Madjeck.

Pero el Atl¨¦tico, lejos de esa versi¨®n rota en la defensa, result¨® tambi¨¦n un equipo sugerente en el ataque, con la ¨²nica gran deficiencia de que le falta un engarce en la medular, una junta que cosa el juego, un gancho que d¨¦ ritmo a trav¨¦s del pase. Pero, de nuevo, se bast¨® el cuarteto para descomponer al rival. Turan y Diego, de movilidad y libertad perenne, se definieron con el juego de entrel¨ªneas, siempre v¨¢lidos para la mezcla, con facilidad para la asistencia de escuadra y cartab¨®n. Jauja para Adri¨¢n, que tira desmarques como nadie, que arrastra como pocos. Y oro para Falcao, m¨¢s atornillado en el eje, a la espera de poner el lazo definitivo. Tarea que le cuesta con los pies -sus ¨²ltimos cinco goles son tres penaltis y dos cabezazos-, misi¨®n que cumpli¨® desde los 11 metros despu¨¦s de que Adri¨¢n simulara con descaro un penalti que el colegiado concedi¨®.

El segundo tanto lleg¨® en una jugada a bal¨®n parado, con una falta botada por Diego y cabeceada por Dom¨ªnguez Y, tras una genialidad de Adri¨¢n y un pase de Koke, Turan puso el remate final. Tres goles, una clasificaci¨®n como primeros de grupo para los dieciseisavos y nadie contento.