Artes de lo imposible
La Xunta conservadora no tiene quien le escriba una buena noticia. Su balance gubernamental es paup¨¦rrimo; donde no hay abandono de responsabilidades, triunfan bastos y rotundos fracasos. Los pr¨®ximos meses no ser¨¢n mejores: el Gobierno amigo se esfuma, Feij¨®o habla ya de un Gobierno No Hostil. Sus alegr¨ªas se las debe a las agon¨ªas de la oposici¨®n. Nadie hace m¨¢s votos que Feij¨®o para que en los congresos del PSdeG y del BNG triunfe el continuismo. En Monte P¨ªo temen que las elecciones gallegas brinden la primera ocasi¨®n para que la p¨¦sima marcha de la econom¨ªa derive en un voto de castigo al PP. No existiendo una alternativa de gobierno viable, los males ser¨¢n menores.
Si no funciona su err¨¢tica estrategia de sucursal, si su jefatura solo es fascinante para los de su sangre y si su organizaci¨®n hace tiempo que perdi¨® sinton¨ªa con sus electores tradicionales, usted y su partido tienen un grave problema que no se resuelve con llamadas a la ¨¦pica militante, con contabilidad electoral creativa ni con el recurso a la fe que mueve monta?as para dejarlas exactamente en el mismo lugar. Si cree que las cr¨ªticas que le llueven no tienen otro inter¨¦s que reportarle a sus detractores un minuto de gloria, es muy probable que usted, adem¨¢s, tenga una grav¨ªsima incapacidad para ejercer un liderazgo democr¨¢tico.
Nadie hace m¨¢s votos que Feij¨®o para que en los congresos de PSdeG y BNG triunfe el continuismo
Como sentenci¨® Slavoj ZZizek, y recuerda Ram¨®n M¨¢iz en su ¨²ltimo ensayo, "la verdadera pol¨ªtica es el arte de lo imposible, cambia los par¨¢metros de lo que se considera 'posible' en la constelaci¨®n existente". Si Pachi V¨¢zquez es lo ¨²nico posible, a los socialistas no le queda otra que intentar lo imposible: recuperar el PSdeG para la izquierda socialdem¨®crata y el galleguismo federal, como requisito imprescindible para volver a ser una alternativa de gobierno y no solo un entra?able complemento de oposici¨®n al PP. Disuadido Caama?o, lo imposible parece ser menos posible, pero nunca fue m¨¢s necesario.
La sintomatolog¨ªa del BNG es similar, en t¨¦rminos de liderazgo y falta de credibilidad, a la del PSdeG, pero est¨¢ agravada por una aguda crispaci¨®n que cuestiona el frente nacionalista como proyecto compartido. Si el 20-N, el BNG hubiera perdido un esca?o, ser¨ªa un desastre. Perder los dos, una cat¨¢strofe. Conservarlos solo puede ser valorado como algo "magn¨ªfico" si se obvia que su tendencia electoral, desde hace a?os, es a la baja. Y empeorar¨¢ si los ¨²ltimos resultados abonan el continuismo. Muchos de sus dirigentes olvidan que lo que capitaliza al Bloque son los electores que, con sus votos, le conf¨ªan recursos de poder para ser gobierno u oposici¨®n.
El Proxecto Com¨²n, ese Big Bang estrat¨¦gico que permiti¨® practicar un nacionalismo abierto a amplios sectores ciudadanos, se agot¨®. Un Segundo Proxecto Com¨²n es imprescindible para recuperar iniciativa pol¨ªtica y credibilidad electoral pero no ser¨¢ viable si no se asienta en un Nuevo Trato, una carta de regeneraci¨®n democr¨¢tica del BNG que armonice la unidad organizativa con su pluralidad pol¨ªtica y proteja la igualdad de oportunidades de todos los afiliados para decidir. Un acuerdo que garantice la neutralidad de los profesionales del aparato y establezca adem¨¢s mecanismos de rendici¨®n de cuentas y la asunci¨®n efectiva de responsabilidades por parte de quien gobierna el BNG. Este Nuevo Trato pertenece, a d¨ªa de hoy, al campo de lo imposible. Nunca fue m¨¢s r¨ªgido el dominio de la UPG, nunca m¨¢s decidido su deseo para determinar en solitario la direcci¨®n pol¨ªtica del BNG. En la fenomenolog¨ªa del poder que traza la historia del Bloque, la U nunca conoci¨® una derrota pol¨ªtica; otro imposible, todav¨ªa m¨¢s impensable si no se produce una alianza entre M¨¢is Galiza y los irmandi?os.
El BNG no es necesario como un repositorio de purezas ideol¨®gicas sino como fuerza motriz de nuevas pol¨ªticas para hacer del autogobierno la garant¨ªa del bienestar de mayor¨ªas sociales. El elogio rutinario de una unidad, que ya no suma a nadie, no resolver¨¢ los problemas. Si ese acuerdo de m¨ªnimos no se logra, el BNG se fosilizar¨¢ como una realidad bipolar, cada vez m¨¢s inestable, que, en lugar de un nuevo Big Bang, experimentar¨¢ un Big Crunch, un colapso en su democracia interna que liquidar¨¢, antes que tarde, el frente unitario del nacionalismo. Como los socialistas en su congreso, los nacionalistas tienen que elegir entre lo que a d¨ªa hoy es imposible: Nuevo Trato o vencer a la UPG. Vivimos tiempos en los que hay que hacerle caso a Ana?s Nin: "La vida est¨¢ en gran parte compuesta por sue?os. Hay que unirlos a la acci¨®n". Si no se elige el sue?o de lo imposible, el ¨²nico futuro posible ser¨¢ el de Feij¨®o.
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